"Cuando tenía 8 años me comprometí, me casé a los 15 y luego fui abusada repetidamente por mi esposo"

Ella se casó a la temprana edad de 15 años y sufrió abusos por parte de su esposo, quien casi le doblaba la edad.

Daily Telegraph informó que Naila Amin, criada en la ciudad de Nueva York y de ascendencia paquistaní, supo que su padre había hablado por ella y que fue comprometida a la edad de ocho años.

La chica estaba en una boda familiar cuando otras niñas le dijeron que había sido comprometida la noche anterior. Enojada de que sus padres ni siquiera le contaron sobre el compromiso, la joven Amin comenzó a rebelarse contra su herencia paquistaní.

Pedía prestada ropa occidental a sus vecinos y se cambiaba en su camino a la escuela. Incluso se negó a usar el pañuelo en la cabeza.

A la edad de 13 años, fue enviada a Pakistán donde tuvo que someterse a la 'nikah', una ceremonia de matrimonio islámico. Su padre solicitó legalizar el matrimonio y obtener una visa de cónyuge para su esposo cuando regresó a casa.

Aunque firmó algunos documentos, esperaba que los funcionarios de los Estados Unidos notaran su edad y rechazaran su solicitud. Sin embargo, para su sorpresa, la solicitud no fue rechazada.

Incluso a los 14 años, ella podía casarse legalmente con el consentimiento de los padres, ya que 25 estados no tienen un requisito mínimo de edad para contraer matrimonio.

Amin comenzó a rebelarse cada vez más y empezó a salir con un chico estadounidense de su edad. Sin embargo, ella fue atrapada por su padre quien la golpeó tanto que tuvo que recibir atención médica.

Días antes de cumplir 15 años, la enviaron a Pakistán para casarse. Amin estuvo aterrorizada todo el día y se negó a permitir que nadie la maquillara.

Incluso colocó una almohada entre ella y su marido para evitar tocarlo. Habiendo perdido la virginidad con su novio estadounidense, Amin temía que su esposo se pusiera furioso si no sangraba la primera vez que tuvieran relaciones sexuales.

Sin embargo, fue salvada porque estaba en los últimos días de su período en ese momento. Eventualmente, enfrentó la furia de su esposo, ya que la violaba a menudo. Una vez le dijo que aunque fuera su cuerpo, le pertenecía a él.

La joven solo deseaba estar en la cárcel, ya que eso la salvaría de su marido. Ella incluso pensó en suicidarse, tratando de obtener los gránulos de fertilizante que otras mujeres usaban por la misma razón.

Los primeros diez días de su matrimonio habían sido horribles y ella ya quería dejarlo. Trató de huir a la embajada de los Estados Unidos, pero fue atrapada y su marido la golpeó. Su padre también se unió a la golpiza.

Incluso hasta el día de hoy, Amin tiene un parche calvo donde su cabello nunca volvió a crecer y una marca en su muslo debido a las heridas que sufrió.

Ella dijo: "Él me golpeó frente a toda mi familia, sus hermanas, sus hijos, sus maridos, mi hermanita, mi madre. Recuerdo a mi madre gritando como si estuviera en trabajo de parto o algo así".

Sus padres regresaron a los EE. UU. cinco meses después de casar a su hija. Durante ese tiempo ella había conseguido tomar prestado un teléfono de un tío y contactó a su trabajador social de protección infantil en Nueva York.

Cuando los Amins aterrizaron en el aeropuerto JFK, las autoridades arrestaron a su madre por secuestro y le dijeron que la única forma en que la liberarían era si el padre de Amin contactaba a su esposo y la enviaba de inmediato a Nueva York.

Cuando la joven finalmente llegó, fue recibida por un enjambre de 20 trabajadores sociales y oficiales de protección infantil. Amin, que ahora tiene 28 años, vive con su novio en Long Island.

Ella no quiere dejar el pasado atrás y permitir que otras sufran la misma injusticia. Ahora trabaja incansablemente para poner fin al matrimonio infantil. Ella dijo que sus experiencias resultaron en Síndrome Postraumático, ansiedad y otros problemas físicos.

Dio inicio a la Fundación Naila Amin para ayudar a las víctimas del matrimonio infantil o forzado. La joven dijo que no entiende cómo Estados Unidos puede dar pasos tan grandes y permitir que algo tan arcaico continúe sucediendo.

Habiendo perdido su infancia, espera poder ver algún cambio en su vida.