Activista española condenada a prisión por intentar reunir a un niño refugiado con su familia
Luego de ser arrestada en Grecia en el 2016 por intentar ayudar a un chico refugiado a salir del país, Lola Gutiérrez fue finalmente condenada por sus cargos de contrabando de personas y uso de documentación indebida, sentencia que, de cierta manera la ha beneficiado por su acto humanitario.
El 17 de diciembre de 2018, la activista y sindicalista catalana fue condenada por la justicia griega a 17 meses de prisión -pena que ha sido suspendida al no tener antecedentes penales- luego de ser detenida en el aeropuerto de Atenas por intentar que Ayad, un menor kurdo-iraquí, usara el DNI de su hijo para viajar con ella a España.
Antes de la sentencia suspendida, Lola se enfrentaba a una pena de entre cinco y diez años de prisión por su delito ‘humanitario’, al querer conseguir que el chico de 17 años saliera de Grecia para después ayudarle a llegar a Alemania, con su familia.
Luego de su detención en Atenas y de levantarle los cargos correspondientes, irónicamente la mujer fue baneada del país, y tendrá la entrada prohibida hasta 2023. Es por esto que no pudo asistir a su propio juicio.
LOS PILLARON CON LAS MANOS EN LA MASA
Lola y Ayad no lograron pasar el control del aeropuerto pues una miembro del staff de la aerolínea con la que viajaban sospechó de la pareja. Ayad no sabía hablar castellano, y siendo ‘su madre’ proveniente España, supieron que algo no andaba del todo bien.
“Teníamos ensayadas algunas cosas para pasar por madre e hijo, pero no funcionó”, explicó Lola a Cuarto Poder.
“Nos enfrentamos a un control racista, porque todas las personas a las que paraban para pedirles algo más de documentación eran personas racializadas”, añadió.
LO QUE VINO DESPUÉS
Luego de ser detenidos, a Ayad se lo llevaron a una sala de detención del aeropuerto donde permaneció por tres días, mientras que a Lola la llevaron a otra dependencia policial, donde se encontró con otras mujeres refugiadas sirias, con residencia legal en Europa, que habían intentado también ayudar a viajar a otros migrantes.
Más tarde, trasladaron de vuelta a Ayad al campo de refugiados donde se encontraba.
“Me desnudaron, me cachearon. Allí me amenazaron y ya me dijeron que me iban a caer diez años de prisión porque les había intentado tomar el pelo”, explicó la trabajadora social.
Tras permanecer en un calabozo por tres días y que una jueza decretase para ella la libertad con cargos, fue trasladada al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), pues fue considerada “un riesgo” para el país.
No obstante, el 17 de diciembre, ella fue condenada a 17 meses con suspensión de la ejecución de la pena por tentativa de contrabando de personas y uso de documentación indebida.
"Es una pena muy baja, justo nuestro objetivo. La jueza ha aceptado los motivos humanitarios que llevaron a Lola a actuar así. Es un paso positivo para cambiar la legislación y aliviar las penas en los casos en los que se actúa por solidaridad, y en este sentido es decisivo para descriminalizar la solidaridad", declaró su abogado, Panayiotis Papayeoryiu, a Efe.
AYAD LOGRÓ SU COMETIDO
El joven aparentemente logró salir de Grecia y actualmente se encuentra en Francia. Lola relata orgullosamente que, según lo que se puede ver en sus redes sociales, ha aprendido a hablar francés.
Imagen tomada de: Pixabay
LA POLICÍA ROMPE RED DE CONTRABANDO DE INMIGRANTES
En una historia relacionada, las autoridades madrileñas dieron con una supuesta red de tráfico de personas que "operaba como una agencia de viajes" y este año contrabandearon a España unos 600 marroquíes a través del mar.
El viaje costaba al menos 2.500 euros a cada ‘cliente’, a quien luego recogían de la costa para ser transportado en coche a una "casa segura".
Desde allí, los operadores llevaban al inmigrante a su destino deseado en el país español.
Siete sospechosos fueron arrestados en relación al delito, incluyendo a su jefe con sede en Marruecos.