First Dates: comensal se cansa de su pareja

“First Dates”, con Carlos Sobera sigue con su propósito de erradicar la soltería en España, una tarea bastante ardua.

Por el plató de Cuatro han pasado diferentes personajes, algunos excéntricos que y no pocos de ellos se han ido del programa acompañados.

Así que ninguna misión es imposible. Más de 800 noches lleva al aire el espacio de Sobera. “First Dates” ofrece entretenimiento y diversión de todo tipo.

Ángela fue la primera en llegar, una tatuadora alicantina de 20 años que dijo que odia la pasividad y monotonía. Se definió como “auténtica, espontánea y efusiva”.

Cuando el presentador le preguntó si estaba buscando chico o chica, Ángela respondió que ella no tiene preferencias, que le gustan las personas.

La joven mostró su anillo de boda y contó que a sus 20 años ya está casada con su mejor amiga y el amor que se tienen es muy grande.

Como pista, el presentador dejó sobre la barra el anillo de boda e hizo pasar a Rubén, un carretillero zaragozano de 24 años, con rastas hasta la mitad de la espalda y tatuajes en la cara y en el cuello.

El joven ya tiene un hijo, pese a su juventud y se considera un padrazo. Cuando entró al restaurante y vio el anillo se sorprendió y le preguntó a Sobera qué significaba.

“Me he quedado flipando, me he rayado porque pensé que se quería casar conmigo nada más entrar”, dijo Rubén.

Se sentaron a cenar y Rubén seguía sin comprender nada. “¿Pero por qué te casaste con tu amiga? Eso es muy raro, porque para casarte tiene que haber relaciones en la cama y no puedes casarte con tu amigo porque sí”, expresó.

Mientras que Ángela le explicó que lo hizo en un arrebato de locura. “Si me puedo casar con mi pareja, ¿por qué no con mi mejor amiga?”, dijo.

“Creo que Rubén quiere sentar la cabeza y yo estoy todavía en edad de perderla. Me gustan los niños, pero quieras o no te limita”, comentó.

Ella quiso llevarse la conversación a su terreno y le preguntó a Rubén su opinión sobre el poliamor. “No he escuchado esa palabra en mi vida”, respondió. Ella se lo explicó, y lamentó: “Se le nota que es muy hetero y que no ha tenido mucho contacto con gente diversa”.

Sin embargo, al final, ambos decidieron darse una segunda oportunidad para seguir conociéndose.

A la siguiente pareja le fue mucho peor. Entró primero Tita, una camionera jubilada de 64 años, nacida en Sevilla pero residente en Benidorm.

“Yo no he tenido suerte en el amor porque todos los amores se me mueren”, dijo en un tono jocoso que dejó seco a Sobera.

“Hasta tuve un novio al que le advertí que tenía la sensación de que me iba a quedar viuda y que mejor se fuere, porque no quería sentirme responsable de su muerte”, contó.

Para cenar con Tita llegó Jordi, un cocinero barcelonés de 58 años que presumió de haber tenido “la compañía de muchas mujeres guapas y bonitas”.

Además, osó en decir que las mujeres gordas le gustan mucho, pero de lejos. El catalán se presentó como una persona sincera.

En cuanto entró Tita se puso a cantarle un flamenco, y ahí llegó el primer mal gesto de Jordi. “Nunca he entendido ese folklore del sur de la península. Pero no me queda más remedio que hacer de tripas corazón y aguantar el chaparrón”, refutó.

A Tita, Jordi le pareció “atractivo, simpático y educado”. Durante la cena, ella no calló, y habló sobre los currículums de sus cuatro hijos, todos grandes artistas.

A Jordi se veía aburrido. “Me pareció un poco pesadita con la historia de su familia. Yo la he aguantado porque me he bebido mi copa de vino y la suya”, confesó.

A medida que siguieron conversando se fueron desencantando y cuando llegó el desenlace, ninguno de los dos quiso tener una segunda cita.

Al parecer, encontrar al amor de tu vida en 'First Dates' no es tarea fácil. Tal como lo comprobó Cristina, de 20 años, quien llegó al programa buscando una persona madura que aceptara que tiene un hijo de casi cuatro y se encontró con Selu, de 24 años, con quien apenas pudo establecer comunicación ya que no este no estaba informado de la actualidad y carecía de opinión sobre ciertos temas.