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Esposo de Marlen Ochoa reza para que el niño no muera

Valeria Garvett
29 may 2019
00:50

Yiovanni López, esposo de la joven embarazada que fue asesinada para arrancarle a su bebé, dio una entrevista exclusiva a Univisión y demostró angustia de pensar que también podría perder a su hijo recién nacido.

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El 15 de mayo, el cuerpo de Marlen Ochoa fue hallado en un basurero al suroeste de Chicago. Había muerto por estrangulación en manos de Clarisa Figueroa y su hija Desiree.

Marlen desapareció el 23 de abril luego de que fue a recoger unos obsequios para su bebé por nacer. No obstante, su esposo no volvió a saber de ella.

EL CRIMEN

Clarisa Figueroa atrajo a Ochoa con la promesa de regalarle ropa de bebé para su futuro hijo, pero, con la colaboración de su hija, la estranguló con un cable eléctrico en la sala de su casa, mientras la joven embarazada miraba un álbum de fotografías.

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Seguidamente, las acusadas abrieron el vientre de Marlen y extrajeron al niño, quien no estaba en buenas condiciones. Figueroa entonces lo llevó al hospital diciendo que había dado a luz en su casa y que necesitaba ayuda pues el bebé no presentaba signos vitales.

Días después, la policía recuperó un vehículo que coincidía con la descripción del de Marlen y allanaron una casa cercana donde vecinos aseguraron haber visto entrar a Marlen. Ahí dieron con el cadáver.

Por otro lado, el hospital y la policía confirmaron que el bebé ingresado en la UCI era de Maren y de Yiovanni y las mujeres que se hicieron pasar por su familia fueron acusadas de asesinato.

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EL DOLOR DE YIOVANNI

En entrevista exclusiva con Univisión, López exteriorizó la angustia de perder también a su bebé, Yadiel. Teniendo a su hijo en cuidados intensivos en el Advocate Christ Medical Center de Chicago, López espera que ocurra un milagro de Dios pues “ya no soportaría más” si se muere.

“Perder a mi hijo es algo más que no me cabe en el corazón. Le pido mucho a Dios que no pase esto”, explicó al reportero.

López admitió que estar con su hijo lo hace olvidarse de la tragedia que está viviendo: "Me quita la tristeza verlo, me hace sentir cosas bonitas porque le hago cariño, le digo 'mi cosita hermosa'".

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Cada signo de progreso le hace creer que todo estará bien y que Dios le dará la oportunidad de ver a Yadiel crecer.

"Todo este tiempo que lo he estado viendo noto un cambio, porque veo que mueve un piecito, las manos, su cuerpo, su cabecita. De hecho, el domingo abrió un poquito sus ojitos. Siento que Dios está yendo paso por paso. Y va a conseguir ese milagro."

Pese a que los doctores han manifestado que se ha presentado una leve mejoría, no pueden asegurar que su recuperación será completa.

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ÉL ERA SOSPECHOSO DE LA DESAPARICIÓN DE SU MUJER

Entre lágrimas, López relató que tanto la policía como los familiares de Marlen desconfiaban de él y que creían que había tenido algo que ver con su desaparición.

“Estaban contra mí mis suegros. Todos estaban contra mí, pero yo no le había hecho nada a mi esposa. Ellos me preguntaban que dónde la tenía, que sí yo debía droga, que sí yo me metí en pandillas”, expresó.

Pero él colaboró en todo momento con las autoridades. Solo quería encontrar al amor de su vida, sana y salva.

“La policía me seguía interrogando que si yo le hice algo. Me seguían haciendo las mismas preguntas. Yo no lo hice nada, les estaba diciendo la verdad con toda mi sinceridad”, agregó López.

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LA ÚLTIMA VEZ QUE SUPO DE MARLEN

López recordó la última vez que tuvo contacto con su mujer y el mal presentimiento que tuvo a media mañana, el día que ella desapareció.

"La abracé, le dije te amo con todo mi corazón. Hubo besos. Me gustaba que siempre sonriera todas las mañanas", dijo.

"

Sentí una desesperación

y a mí cuando me pasa eso es porque algo me va a pasar. Nos texteamos como a las 10:40 de la mañana. Le dije, 'Hola, amor. ¿Cómo estás?'. Ella me dijo, 'Bien, me siento un poco mal para manejar, pero sí aguanto hasta las 2:45 que salgo de la escuela'. Esa fue toda la conversación que tuvimos", recordó López.

A las 6 pm, el joven llegó a casa y notó que su esposa no estaba. López se extrañó y el presentimiento se volvió peor.

"(…) Se me hizo raro que ella no estuviera. Luego sentí un impacto en el corazón, y me dije: algo pasó."

¿QUÉ LE DIRÍA A LAS ASESINAS?

Si estuviera cara a cara con ellas, López aseguró no desearles mal o juzgarlas.

"Yo no soy nadie para juzgarlos, ni para desearles mal. Ojalá se arrepientan algún día de la maldad que han hecho".

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