Cerró su criadero y abandonó a los perros desnutridos, pero el rey los adoptó

Nada más y nada menos que el Rey de Tailandia fue quien se apiadó de estos pobres Gran Daneses que estaban confinados en jaulas.

En Pathum Thani, a 25 millas de Bangkok 15 perros en estado esquelético fueron hallados encerrados en un criadero de Gran Daneses abandonado.

Al parecer el dueño del lugar quedó en la ruina y tuvo que dejar el negocio, lo que no se le ocurrió fue dar en adopción a los canes, de los cuales algunos estaban muertos por la desnutrición.

UNA MANO AMIGA INTERCEDIÓ

La granja de crianza tenía a los perros encerrados en jaulas, en las cuales hallaron a una hembra muerta con sus dos cachorros. Gracias a Nui, la persona que cuidaba el lugar, Watchdog Thailand pudo ingresar.

Los perros fueron reubicados en el Livestock Development’s Animal Centre para lograr la recuperación tanto física, como mentalmente.

Lo que no esperaban es que el mismísimo Rey Rama X anunciara la adopción de todo el grupo rescatado, por lo cual ahora el monarca en colaboración con Watchdog, está costeando el tratamiento de los canes.

LOS DESIGNIOS DEL REY

"Hemos recibido una orden real de Su Majestad el Rey. Su Alteza Real ha ordenado a una delegación que adopte a los perros en la División de Bienestar Animal", dijo un vocero de la organización.

Ante el estado deplorable en el que fueron encontradas las mascotas, el dueño de la granja está enfrentando una investigación policial en la que muy probablemente enfrente cargos por crueldad animal.

LA LEY CASTIGA CON FUERZA A QUIENES MALTRATAN ANIMALES

Queda la satisfacción de saber que ahora los 15 Gran Daneses están recuperándose gracias al trabajo de los voluntarios y al bondadoso designio del Rey Rama X.

Alguien que fue castigado estrictamente por no velar, ni proteger el bienestar de sus animales fue Nick Patterson, a quien las autoridades le imputaron nueve años de cárcel por cada mascota maltratada.

Patterson, de 30 años, se declaró culpable e incluso admitió que asesinó a varios perros en una casa de sus abuelos y que además incurrió en fraudes con tarjetas de crédito. El hombre está condenado a cumplir 99 años en prisión.