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Una enfermera adopta a una paciente de 59 años con cáncer abandonada por su familia

Stef Colina
15 sept 2019
02:20

María Verónica no soportó la situación en la que la Sra. María vivía, por lo que la sacó del entorno tóxico que las hijas le proporcionaban.

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La vocación de María Verónica Grossi, una enfermera de 34 años, ha sorprendido a más de no, pues no bastando por velar por la salud de sus pacientes, la residente de Carangola, Brasil, decidió adoptar a uno de ellos.

La Sra. María Martins Ferreira ahora está bajo el cuidado de Grossi, quien se está ocupando de su tratamiento contra el cáncer que casi la mata por la negligencia de sus propias hijas.

UNA CONEXIÓN MÁGICA

Las amigas se conocieron hace 11 años durante una ronda de asistencia rural en las que María Verónica participaba hace 11 años, donde prestaban servicios médicos a los residentes de las zonas más humildes.

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“En una de estas visitas, conocí a doña María y nos hicimos amigas, nunca estuve de acuerdo con varias cosas que sucedieron dentro de esa casa”, recordó Grossi.

Con el pasar de los años la relación entre ambas se fortaleció, especialmente cuando Martins Ferreira se mudó a una casa más cercana a la enfermera, quien siempre la ayudó en todo lo que pudo.

"Yo coordinaba las citas médicas para doña María, pero ella no la dejaba ir. No le gustaba que las dos estuviésemos cerca y siempre me miraba mal. Nunca me intimidé y seguí visitando a mi amiga”, agregó la buena samaritana.

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LA NUEVA FAMILIA DE MARÍA

La madre y el hijo adolescentes de María Verónica también se encariñaron mucho con la señora de 59 años. Un día la enfermera perdió el contacto con la señora y al buscarla la encontró desnutrida, sola en casa desde hacía semanas y con un tumor entre un pulmón y el corazón.

"La encontré desmayada al pie de la cama. Al principio pensé que estaba muerta y me desesperé, no tenía signos de violencia pero estaba muy sucia y debilitada. La pusimos en el auto y la llevamos al hospital”, compartió Grossi quien reveló que la hija de María solo alegó tener "otras obligaciones más importantes” que su madre en ese momento.

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Ahí fue cuando María Verónica decidió llevársela a vivir con ella, su hijo y su madre, tras conseguir un permiso firmado por las hijas de la señora que le permite ser su representante legal.

EL ENTORNO SALUDABLE

Ahora que María está en un entorno lleno de amor, está recibiendo tratamiento para atacar su cáncer, para lo cual iniciaron una recaudación de fondos para costear los gastos de su recuperación.

Este despliegue de bondad nos recuerda a la historia de Danielle Calder, quien compró la casa de una vecina para que esta no fuese desalojada: "Honestamente, no necesitaba otra casa, pero ella sí la necesitaba. No podía verla viviendo en una habitación de motel... Ha estado aquí tanto tiempo. Todos la cuidan", confesó la vecina ejemplar.

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