Una mujer buscó durante seis días el cuerpo de su marido que murió por coronavirus

José Antonio Ortega falleció en el hospital Infanta Leonor, de Madrid. Seis días le llevó a su viuda, María Antonia, dar con el cuerpo de su difunto marido, ante la falta de respuesta de su aseguradora.

Contó María Antonia a Joaquín Prat, en el aire de “Cuatro al Día”, que el personal médico del hospital Infanta Leonor la mantuvo al tanto de las novedades de su marido, frente a quienes se mostró agradecida.

“El día 22 me llamaron a las 11 y media de la noche, que ya estaba muy malito, que si me quería despedir de él”, narró.

Esa noche tuvo lugar el último contacto que María Antonia pudo establecer con su esposo, tras 45 años juntos. Horas después, sobre la tarde del día 23, la llamaron para comunicarle la triste noticia: José Antonio había fallecido.

A las dos de la tarde del 1 de abril, finalmente María Antonia consiguió que el cuerpo de su marido fuera cremado. “Pero todo porque he removido Roma con Santiago”, afirmó.

“Después de años pagando un seguro de deceso para mi marido, José Antonio, y después de seis días esperando que nos llamaran, buscando el cuerpo, ya me cansé y llamé al hijo de una amiga (...) Lo que no conseguía Santa Lucía, que no nos hacían ni caso, lo consiguió al final él”, contó a El Mundo.

Según cuenta, en un primer momento le dijeron que el cuerpo de su marido se encontraba en el tanatorio de Parla. Pero al llamar allí, descubrió que no era el caso.

Fue una trabajadora de ese tanatorio quien la ayudó en la búsqueda. Y quien finalmente descubrió dónde estaba José Antonio Ortega: en el tanatorio de Móstoles.

“Llamo allí, y me dicen que ha llegado sin certificado de defunción. ¡No tenía ni certificado de defunción! ¿Cómo sabían que es el cuerpo de él?”, se indignó la viuda.

En comunicación este jueves con “El programa de Ana Rosa”, refirió también que tras su entrevista televisiva en “Cuatro al Día” finalmente la llamó el director de Santa Lucía en persona.

Relató también en el programa de Telecinco que ella tuvo síntomas compatibles con coronavirus, y que solicitó hacerse las pruebas porque había estado en contacto directo con su marido cuando él estaba infectado, pero que le fueron negadas.

Esta historia es una más en el caos que se vive en Madrid, en donde el altísimo número de fallecidos resulta en una sobrecarga y un riesgo para quienes trabajan en los sistemas de salud, los seguros y las funerarias.