Carolina Monje y Ana Obregón se apoyan mutuamente el día del funeral de Álex
Luego de más de un mes del sentido fallecimiento del joven Álex Lequio, finalmente familiares y amigos pudieron reunirse para despedirlo, y su discreta novia no faltó al compromiso.
La presencia de Carolina Monje al lado de Ana Obregón en la misa funeral de Álex Lequio, tomando su mano con cariño y abrazándola en un gesto de apoyo y solidaridad, haría sonreír a quien fue su novio por casi dos años.
Y es que Carolina ha sido una figura mágica para toda la familia desde que apareció en la vida de Álex en el difícil momento en que estaba enfrentando el diagnóstico que cambiaría su existencia, llenándolo de amor y grandes vivencias que le hicieron muy feliz.
Durante el entierro de su novio, Carola, como le dicen cariñosamente, estuvo presente junto a los padres de Álex, con quienes ha forjado un vínculo muy fuerte que prevalece en el tiempo.
Y ahora, en la misa funeral que se organizó el pasado martes en la iglesia de la parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja, en Madrid, a fin de que los familiares y amigos de la familia pudiera darle un último adiós a Álex, Carolina estuvo presente.
Madre y novia llegaron juntas al funeral, y Carolina se mantuvo siempre al lado de Ana, tomándola del brazo, haciéndola sentir amada y apoyada en estos momentos tan difíciles.
DESPUÉS DE ÁLEX
Para Carolina, los cambios en su vida a raíz de la partida de Álex han sido muchos. En medio de su gran tristeza, la joven fue con su hermano Fernando al departamento que compartió durante los últimos años con su novio, para recoger sus pertenencias.
Posteriormente se trasladaría en unión de Boby Puchum, el perrito que adoptó junto a Álex en agosto pasado, a Barcelona, donde vive toda su familia, buscando su apoyo y cariño para lograr superar esta coyuntura.
BONITO GESTO
A pesar del gran dolor que vive a diario intentando aprender cómo estar sin su hijo, Ana Obregón tuvo un hermoso gesto de agradecimiento para los miembros de la prensa presentes en la despedida de Álex, al dirigir su mirada hacia ellos y llevarse su mano al corazón.