Tragedia del submarino Pacocha: la increíble historia del naufragio y el escape de su tripulación

La tragedia ocurrió hace 32 años, pero en el presente ha despertado el interés de compañías audiovisuales que quieren contar su historia a través de las pantallas.

El submarino Pacocha naufragó en 1988 y detrás del accidente marítimo hay una increíble historia que incluye el testimonio de parte de su tripulación.

La nave peruana que se hundió un 26 de agosto de hace más tres décadas tenía a bordo 22 hombres que lucharon por sus vidas. Ahora, lo ocurrido podría ser inspiración para productores streaming que quisieran hacer una serie y una película.

LUCHARON POR SUS VIDAS

Las almas que vivieron la terrible experiencia de quedar atrapadas bajo el agua, lucharon por sus vidas por casi 24 horas. Se debatían entre la falta de oxígeno o intentar llegar a la superficie a pulmón.

En medio de la desesperación, los marinos peruanos encerrados en Pacocha vieron una luz que se convertiría en una peligrosa aventura por su supervivencia.

Sin embargo, primero se enfrentaron a un cliché asociado con la muerte, aquel de la luz al final del túnel. Un mito que muchos creen es la visión de estar cercano a la muerte, pero para ellos, se convirtió en su salvación.

Más de noventa y tres metros de acero quedaron en lo profundo del mar. Dentro estaba Franz Gómez, uno de los buzos más experimentados del grupo, quien tuvo la responsabilidad de guiar a los hombres que intentaron llegar a la superficie sin ningún equipo de oxígeno.

MENSAJE DE ESPERANZA

A Gómez, se le sumaban Luis Monzón y Alberto Reyes. Los tres abrieron la escotilla por donde entró la luz que se convirtió en un mensaje de esperanza.

Corría el 27 de agosto de 1988 y eran las nueve de la mañana aproximadamente. Ya se habían cumplido al menos 15 horas desde que Pacocha había impactado en el fondo del mar.

Todo ocurrió muy rápido, no hubo aviso de que la navegación del submarino de guerra peruano terminaría en tragedia. En la nave, la tripulación a bordo estaba cumpliendo con una jornada de entrenamiento de rutina.

El accidente ocurrió cuando ya iban de vuelta al puerto del Callao en la costa central del Perú. Fue impactado por el Kiowa Maru, un barco atunero japonés que no se dio cuenta del tránsito del submarino.

En la colisión, Pacocha recibió toda la fuerza del choque y se le perforó el casco. Unos trece metros quedaron afectados y como consecuencia también quedaron comprometidos dos compartimientos y dos tanques laterales de combustible que ocasionó incendios en el interior.

HEROICA DECISIÓN

A pesar de la labor del capitán a bordo, Daniel Nieva Rodríguez, el hundimiento era inminente. El marino tomó una heroica decisión al mover a la tripulación hacia la sala de torpedos y cerrar la escotilla, pero en la acción, él se quedó afuera.

La fuerza del agua contra la que luchó para salvaguardar a sus hombres lo empujó contra unos tubos y falleció de manera instantánea. Pero su sacrificio no fue en vano: 22 hombres tuvieron la oportunidad de luchar por sus vidas.

Vale resaltar que, con el impacto, 25 tripulantes habían logrado salir del Pacocha, pues la colisión los expulsó fuera del submarino.

Fueron los 22 restantes los que quedaron atrapados en el fondo del mar cuando la nave de la flota de guerra peruana quedó al mando de Roger Cotrina Alvarado, quien tuvo un liderazgo clave en las acciones que se realizaron en las horas posteriores al suceso.

Cotrina Alvarado recordó que el sacrificio de Nieva Rodríguez fue la clave para la supervivencia de los atrapados en el fondo del mar.

“Él sabía que no sobreviviría a eso y eligió salvarnos la vida. Eso habló de la clase de líder que fue y nos dio el impulso para que lucháramos hasta el final. Si un capitán entrega su vida por ti, no puedes hacer otra cosa que seguir luchando”, dijo.

El teniente Roger también fue el protagonista de otro acto heroico, pues con el impacto tuvo la oportunidad de lanzarse al mar como habían hecho los primeros en sobrevivir al accidente. Pero él eligió quedarse y liderar el rescate de los tripulantes.

LA PARTE MÁS COMPLICADA

Una vez en el cuarto de torpedos, la parte más complicada estaba por comenzar. La resistencia, la calma y mantener la cabeza fría serían claves para poder sobrevivir.

Los marinos sellaron las puertas con presión para que el agua no siguiera ingresando, pero todo fue realizado a oscuras, porque la iluminación interior se perdió con el impacto. Solo tenues luces eran emitidas por las señales de emergencia y eso solo les servía para distinguir a medias sus rostros.

Los 22 hombres dentro del submarino que había impactado a 42 metros de profundidad fueron notificados de que buzos estadounidenses los sacarían de la nave con una cámara especial, pero las horas pasaban y el oxígeno comenzaba a agotarse.

La situación ya había comenzado a afectar mentalmente a los marinos dentro del Pacocha que recibieron una noticia desalentadora. Los buzos les comunicaron mediante clave morse, dándole golpes al caso del submarino, que no podrían hacer flotar la nave.

La ayuda para sacarlos del armazón de hierro de ocho metros de ancho tardaría al menos tres días, tiempo que no tenían los que luchaban por mantenerse vivos en el fondo del mar.

La única opción era escapar a pulmón e intentar llegar a la superficie a pesar de conocer las consecuencias que el intento por sobrevivir les podría traer. La presión podía hacerles explotar los pulmones, llevarles aire a las venas y al cerebro y dejarles daños irreversibles en el mejor de los casos, porque el peor sería la muerte.

NO QUERÍAN MORIR BAJO EL AGUA

La tripulación no quería morir bajo el agua y optó por abrir la escotilla para buscar alcanzar la superficie. A pesar de lo complicado que fue destrabar la compuerta lo lograron y comenzaron a salir en grupos de tres y cinco.

Arriba los esperaban grupos de rescate, para brindar la asistencia médica necesaria y el traslado a hospitales, para que los marinos fueran atendidos lo más pronto posible, en cuanto fueran asomando la cabeza fuera del agua.

El último grupo comenzó el ascenso a las cinco de la tarde. Solo cuatro personas de ese turno alcanzaron la superficie.

En la tragedia del Pacocha murieron 8 personas. Muchos sobrevivientes sufrieron secuelas relacionadas con enfermedades en los huesos. Algunos de ellos siguen vivos tras tres décadas, a pesar del pronóstico médico que muchos recibieron de que no durarían más de 10 años.

Roger Cotrina Alvarado dice que desde el punto de vista emocional una situación así resulta muy estresante, pero hay que tener confianza para tomar buenas decisiones.

En un diálogo telefónico con Infobae, el marino que hace casi tres años se puso en la piel de la tripulación del ARA San Juan en Argentina, expresó que es muy angustiante quedarse atrapado en el fondo del mar, sin saber cuál será el destino que aguarda.

En el Pacocha iban 52 hombres. Es muy posible que los sobrevivientes rememoren la tragedia que experimentaron ante el interés de Amazon Films y Netflix de producir una película y una mini serie basadas en la historia del naufragio peruano.