La dura carta de Beatriz, la madre de Anna y Olivia Gimeno: "Solo pensar en el caso me da angustia"

Pasaron cuatro meses desde la desaparición de Anna y Olivia en Tenerife. Su madre, Beatriz Zimmermann, escribió una carta a ‘El Programa de Ana Rosa’ en la que expone sus sentimientos, deseos y el motivo de su silencio.

La tragedia que sacudió a esta madre española es inenarrable: el padre de las niñas, Tomás Gimeno, se las llevó para pasar el día, pero nunca las devolvió. Dijo que se las llevaba lejos, pero la intensa búsqueda solo pudo devolver a la madre el cuerpo de la mayor de sus hijas, asesinada.

Gimeno y la pequeña Olivia siguen desaparecidos. Sin embargo, las autoridades presumen que la hija menor de Beatriz ha sufrido la misma suerte que su hermana, y que el padre tampoco vive.

Beatriz comienza su dura misiva explicando por qué ha preferido mantenerse alejada de los medios y no dar declaraciones. Fundamentó que en este momento sus sentimientos son oscuros, y que no quiere afectar a los demás con su dolor. Además, la afecta tener que exponerse hablando de la tragedia.

“No siento que yo vaya a ayudar a nadie contando lo que he sentido”, escribió. “Solo de pensar hablar del caso me da angustia”.

Explica que su fuerza para seguir la encuentra en “creer y tener fe, que estamos aquí de paso”, y que en este mundo no se puede permitir “ni una falta de respeto, ni un desprecio, porque esa es la raíz de todos los problemas”.

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Con la profunda tristeza que la embarga, sus palabras son de paz, conciliación y esperanza: “Yo creo en la educación, en el amor y el respeto”, afirmó. “No creo que la violencia se pueda combatir con más violencia”.

Una de las claves de su texto está en ver la raíz del mal en tolerar faltas de respeto y malos tratos. “Yo lo veo como semillas que plantamos todos los días, si las semillas no son de amor y respeto, el fruto no puede ser bueno”, escribió.

Afirma que no tiene la solución para erradicar la violencia vicaria. Pero que cree que eso es algo en lo que todos tenemos que trabajar a cada momento, y que desea paz y armonía en el mundo.

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Intenta ver el lado bueno, aun en esta experiencia tan dura: “sé que hay muchas más personas buenas que malas, muchísimas más. Me lo demostraron al ayudarme a buscar a mis niñas”. Por esto, dice, tiene motivos para sentir esperanza. Aun con el corazón hecho pedazos.

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