Marido acusa a su propia esposa de robar - Historia del día
Un hombre acusó a su esposa de robarle varios artículos y dinero en efectivo. Incluso creyó que había otro hombre involucrado, pero la verdad era algo que nunca imaginó.
Andrés y Sara se habían enamorado rápidamente. Se casaron al año de haberse conocido, pero no todos estaban felices por eso. A Rosa, la mamá de Andrés, nunca le agradó su nuera.
Sara podía sentir cierta tensión entre ellas, pero Rosa nunca dejó que se notara por completo. Era cordial y parecía feliz cuando su hijo sonreía. Sin embargo, Sara se dio cuenta de que su suegra no dejaría en paz a su hijo.
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Ella llamaba a su casa constantemente e insistía en que Andrés fuera a ayudarla. Se ponía tan mal que, a veces, Andrés tenía que pasar las noches en su casa, dejando a Sara sola.
“Andrés, cariño. Esto no puede continuar", le dijo Sara, al hablar sobre el tema con su esposo.
"Lo sé bebé. Pero ella es mi madre. Mi padre se fue hace mucho tiempo y no puedo abandonarla", respondió.
"No te estoy pidiendo que cortes el contacto o la ignores. Pero necesitamos establecer algunos límites. Estás casado ahora. Soy tu esposa y esta es tu casa", dijo Sara.
"Tienes razón. Hablaré con ella de inmediato. No debí haber permitido esto por tanto tiempo”, comentó y Sarah saltó de alegría.
Después de su charla, su madre se disculpó por ser tan pegajosa y no molestaba a su hijo con tanta frecuencia. Ella y Sarah incluso desarrollaron una relación más estrecha. Rosa visitaba y se quedaba a cenar algunas noches al mes, pero ya no se sobrepasaba.
Su familia floreció. Muy pronto, Andy y Sarah comenzaron a planear tener un bebé, pero no empezaron a intentarlo porque Rosa se enfermó. Necesitaba la ayuda de Andy más que nunca y Sarah lo entendía. Después de todo, ella se comprometió a apoyarlo en su salud y enfermedad.
Pero estaba claro que Rosa no se sentía del todo cómoda con Sarah en su casa. Entonces, Andy comenzó a ir solo. Hablaron de contratar a un cuidador a largo plazo, pero eso afectaría sus finanzas. Por ahora, esta era la mejor opción.
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Su madre mejoró y solo necesitaba un poco de ayuda por la noche, lo cual era perfecto a sus ojos. Todo volvió a la normalidad hasta que Andy notó que faltaba el reloj de pulsera de su abuelo.
"Cariño, ¿has visto mi reloj?", le preguntó a Sarah, que estaba doblando la ropa sucia en la sala de estar.
"No cariño. Pero siempre lo dejas en la mesita de noche. ¿No está ahí?". Sara respondió.
"No. Esto es raro. ¿Dónde lo puse?”. Se preguntó Andrés a sí mismo.
"No te preocupes. Lo buscaré durante el día. Debería estar en nuestro dormitorio”, le aseguró Sara. Se despidió de ella con un beso y se fue a trabajar. Al salir de la oficina, Andrés fue a la casa de su madre. Desafortunadamente, ella notó que él no estaba usando el reloj y preguntó por él.
"Oh. No sé dónde lo puse anoche, así que tuve que irme sin él. No está aquí, ¿verdad?, consultó Andrés.
"No. Lo habría visto. ¿Están teniendo problemas de dinero? Quizás Sarah lo vendió”, agregó Rosa.
"No, ella no haría eso. Ella sabe lo importante que es ese reloj para mí. Y, de todos modos, estamos bien financieramente. No tienes que preocuparte por eso, mamá", le dijo. Rosa hizo una mueca, pero no dijo nada más.
Unos días después, su anillo universitario también desapareció. Todavía no habían encontrado el reloj, a pesar de que Sara casi había puesto su casa patas arriba buscándolo. Nadie más tenía acceso a su hogar.
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"¿Alguien está entrando a la casa sin nuestro conocimiento?", preguntó Andrés.
"No sé cómo pudo haber desaparecido ese anillo. Siempre lo dejas junto al lavabo del baño. No tiene sentido", dijo Sara, completamente confundida por la situación.
Andrés lo dejó pasar porque eran solo cosas materiales, pero estaba preocupado por eso. Esa noche, después de que Sara se fue a la cama, miró debajo de la cama donde guardaba una pequeña caja que guardaba algo de efectivo de emergencia.
Tal como sospechaba, el dinero se había ido. Pero Andrés descubrió algo que no esperaba: una pajarita de hombre. No le pertenecía. No tenía sentido. ¿Sarah estaba viendo a otro hombre a sus espaldas? ¿Qué más estaba haciendo ella?
¿Fue ella quien le robó el reloj y el anillo? Andy tuvo que admitir que no sabía mucho sobre sus antecedentes, pero Sara no parecía una mentirosa o una estafadora. Pero necesitaba saber la verdad ahora.
"¡¿Me estás engañando?!", gritó despertándola.
"¿Qué? ¿Qué pasa?", dijo ella aturdida.
“¿Por qué hay una pajarita debajo de la cama? ¿Dónde está mi anillo universitario? ¿Eres una ladrona? ¿Me estás engañando?", dijo Andrés insistentemente.
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"¿De qué estás hablando? No sé nada de pajaritas. ¿Crees que te engañaría? ¿Crees que le estoy robando a mi propio marido?, preguntó Sarah, sorprendida por la actitud de Andrés.
“Ya no sé qué pensar. También falta mi efectivo de emergencia, y ahora encuentro la pajarita de otro hombre en nuestro dormitorio, Sara. ¡No hay otra explicación!", el grito.
"Por favor. No he hecho nada de eso. Tienes que creerme”, suplicó Sara.
“¿Cómo puedo confiar en ti? Después de todo, nos casamos en poco tiempo. No hice preguntas. ¿Qué estaba pensando? Tienes que irte ahora. Eres una ladrona y estafadora. ¡Sal de mi casa ahora!", le gritó Andrés.
Sara no quería arriesgarse más a su ira, así que tomó algunas cosas y se fue a un hotel, con la esperanza de aclarar las cosas cuando él se hubiera calmado. Pero eso nunca sucedió.
Andrés fue directamente a ver a su madre y Rosa lo consoló. "No te preocupes más por ella, bebé. Ella no te merecía de todos modos. No dejaré que ninguna otra mujer te engañe ni te haga daño más nunca”, manifestó.
Sarah intentó hablar con Andrés varias veces, pero él no la escuchó. Le dijo que terminara de empacar el resto de sus cosas y solicitó el divorcio. Pasó aproximadamente un año y Andrés aún no había salido con alguien nuevo. Pero cenaba en casa de su madre todo el tiempo.
Una vez, abrió una gaveta de la cocina y vio una caja extraña. Descubrió su reloj, su anillo de la universidad y un montón de dinero en efectivo dentro. "¿Qué es esto, madre?", preguntó Andrés a Rosa.
“Oh, Andy querido. Solo necesitaba que vieras lo horrible que era Sara para ti. Ella te alejó de tu propia madre. Nadie hace eso”, trató de explicar Rosa, pero Andrés exigió la verdad.
Rosa explicó que nunca estuvo enferma, pero tenía que hacer algo cuando le dijeron que intentarían tener un bebé. Sabía que, si tenían un hijo, Andrés ya no le prestaría atención.
Entonces, en las mañanas, Rosa se colaba en su casa para robar cosas. “Pensé que creerías que Sara era una ladrona. Pero ustedes todavía no estaban peleando por eso. Entonces, tuve que pensar en una nueva idea y compré una pajarita”, finalizó su madre.
Su propia madre había saboteado su matrimonio y Andrés perdió todo lo que amaba.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Nunca acuses a nadie hasta que sepas lo que en realidad ocurrió: Andrés pensó lo peor de Sara y al final cometió un gran error.
- Ten cuidado con algunas suegras: Algunas madres no pueden ni quieren dejar ir a sus hijos. Asegúrate de saber en qué te estás metiendo antes de hacer un gran compromiso con alguien.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.