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La fachada de una casa | Foto: Shutterstock
La fachada de una casa | Foto: Shutterstock

Mujer da refugio a señora abandonada sentada en la calle y la ayuda a buscar a su hijo - Historia del día

Vanessa Guzmán
03 dic 2021
21:20

Alicia se despertó porque su perro empezó a ladrar en medio de la noche. Salió y vio a una mujer mayor, Janet, sentada en la acera. Después de instarla a entrar, conoció la impactante historia sobre su nuera, y Alicia supo que tenía que ayudar.

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“¡Daniel! ¡No puedes creer lo que dice esta mujer! ¡Es una locura! ¡Nunca le haría algo así a alguien! Tú me conoces, cariño”, gritó Cristina luego de que su esposa la mirara con ojos interrogantes.

“¿Por qué iba a venir a esta casa y mentir? Janet está en mi casa ahora mismo y ha estado llorando como loca durante los últimos cuatro días después de lo que hizo su esposo. Por favor, ven a buscar a tu madre si de verdad la amas”, expresó Alicia con enojo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Alicia no podía creer lo que había hecho Christina. Nunca imaginó que sería posible odiar a un completo extraño. Sin embargo, la historia de Janet había sido demasiado devastadora para expresarla con palabras, y el hecho de que su hijo aún no la hubiera buscado era más desgarrador.

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"Cristina, dime la verdad", exigió Daniel, todavía sosteniendo la puerta principal abierta y mirando de un lado a otro entre ambas mujeres.

"¡YA TE DIJE LA VERDAD!", Cristina refunfuñó y medio gritó. Luego miró a Alicia con desdén en su rostro.

Alicia negó con la cabeza, descruzó los brazos y los levantó derrotada. “Bien, ustedes hacen lo que quieran. Ahora tienes mi dirección, Daniel. Espero que vengas por tu madre y escuches la verdad porque tu esposa ciertamente no lo confesará. Adiós”, dijo y se dio la vuelta.

Resulta que hace cuatro días, alrededor de las 3:15 de la madrugada, Alicia se despertó de repente con el sonido de su perro, Pancho, ladrando.

Por lo general, era tranquilo porque vivían en una buena zona residencia. Sin embargo, su mascota estaba haciendo demasiado ruido afuera, lo que significaba que probablemente algo lo había alertado, así que Alicia se levantó y fue directamente a la ventana.

Después de abrir un poco la cortina, vio que estaba lloviendo. Pero observó a alguien que estaba sentado en la acera frente a su casa. “¿Quién podría estar ahí afuera con este clima? ¿Es un ladrón?”, pensó Alicia al principio.

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Sin embargo, la persona estaba encorvada en una posición tan débil que no había forma de que fuera peligrosa para nadie. Pensó en llamar a la policía, pero eso era demasiado extremo.

“Tal vez soy estúpida por salir”, reflexionó mientras se ponía la bata y bajaba las escaleras. Pancho corrió hacia ella después de que abrió la puerta principal y agarró un paraguas. Pero volvió directamente a la cerca, moviendo la cola y tratando de llamar la atención de la persona extraña.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando Alicia se acercó, notó que era una mujer y su ropa estaba empapada. "¡Señora! ¿Qué haces aquí? ¡Te vas a enfermar!", expresó con voz alta para que la escuchara en medio de la lluvia.

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“Lo siento mucho, señorita, molesté a su perro. Me iré ahora", respondió la mujer e hizo todo lo posible por ponerse de pie. Fue entonces cuando Alicia se dio cuenta de lo frágil que estaba.

Después de pensarlo por un segundo, abrió la cerca, ayudó a la mujer a ponerse de pie y la guio hacia la casa. La frágil dama protestó, pero Alice insistió.

Una vez dentro, llevó a la mujer a su baño y le ofreció una muda de ropa. Hizo té y animó a la señora a sentarse con ella en la cocina para tomar un sorbo.

"Señora, ¿puede decirme su nombre y qué estaba haciendo allí?", preguntó ella con cuidado.

"Oh querida. Ni siquiera me presenté. ¿Dónde están mis modales? Soy Janet, y estaba ahí fuera... porque... porque...”

La voz de Janet tembló emocionalmente, pero se aclaró la garganta y continuó. "Lo siento. Es una larga historia y ni siquiera puedo creer que haya sucedido".

"Me levanté y tú estás en mi casa, vistiendo mi ropa. Puedes ser sincera conmigo”, respondió Alicia, mientras le brindaba una sonrisa a la mujer mayor. Janet le devolvió la sonrisa, le brillaron los ojos, y comenzó su relato.

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“Mi nuera, Cristina, es la mujer más horrible que he conocido, pero de alguna manera, tiene a mi hijo, Daniel engañado”.

“Ha querido echarme de su casa durante mucho tiempo, y le dije a Daniel que me iría a vivir con mi hermana, que está a dos horas de aquí. Sin embargo, no me deja. Su padre le hizo prometer que me cuidaría”.

"Es un buen hombre, entonces", comentó Alicia, sorbiendo su té.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Sí, pero él no ve o se niega a ver la forma en que Cristina me trata... De todos modos, Daniel se fue en un viaje de negocios y Cristina me pidió que fuera a dar un paseo con ella ayer”, comentó Janet.

“Sospechaba, pero no podía decir que no. Condujo durante horas, pero luego se detuvo justo al final de la calle, diciendo que teníamos una llanta pinchada”, agregó.

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“Ella salió, y luego yo salí para decirle que era demasiado tarde y que tal vez era mejor esperar dentro del auto con las puertas cerradas. Pero tan pronto como me distraje, volvió a su coche y se marchó", explicó Janet.

"¡No lo puedo creer!", manifestó Alicia.

"¡Sí! ¡Es una locura! Traté de correr tras el auto estúpidamente, pero perdí el aliento. Me senté un segundo en la acera y empezó a llover. Me sentí derrotada en ese momento. Empecé a llorar. Creo que fue entonces cuando tu perro comenzó a ladrar. Lo siento mucho", dijo Janet.

“¡No puedo creer que alguien hiciera eso! ¡Ay Dios mío! ¿Qué le va a decir a su hijo?”, señaló Alicia.

"Probablemente que me escapé o algo así", respondió Janet, agitando la mano.

Las dos mujeres hablaron durante varias horas hasta que salió el Sol y Alicia le ofreció a Janet un lugar para quedarse. La mujer aceptó a regaña dientes, ya que era extraño recibir tanta amabilidad de quien no conoces.

También usó el teléfono de Alicia para dejarle un mensaje de voz a su hijo, indicándole dónde estaba y qué sucedió.

“Tu hijo vendrá a recogerte tan pronto como escuche eso”, comentó Alicia con tono tranquilizador.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Sin embargo, cuatro días después, aún no se había presentado y ni siquiera llamó cuando Janet le había dado claramente el número de la casa en la que se encontraba.

Había llegado el momento de que Alicia fuera directamente a su casa a 10 minutos de distancia y lo reprendiera. Pero Daniel estaba completamente confundido por su presencia.

No había mensajes de voz sin escuchar en su bandeja de entrada, por lo que pensó que su madre solo estaba visitando a su hermana, lo que significaba que Cristina le había mentido descaradamente.

Alicia condujo a casa furiosa después de descubrir por qué Daniel no había ido a buscar a su madre. No podía creer que personas como Cristina existieran en el mundo, pero ahí estaba.

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Con suerte, Daniel no escucharía las mentiras de su esposa y al menos vendría a comprobar si Alicia había estado diciendo la verdad.

Llegó a casa y le contó todo a Janet. No fue una sorpresa para la mujer mayor. "Te dije que era horrible", puntualizó Janet encogiéndose de hombros. Luego comenzaron a preparar el almuerzo.

Unos 30 minutos después, sonó el timbre. “Janet, creo que deberías responder a eso. Tiene que ser él. Los dejaré a ustedes dos solos", comentó Alicia, limpiándose las manos y caminando hacia las escaleras.

"No querida. Deberías quedarte y escuchar. Quizás si hay un tercero imparcial, Daniel finalmente entenderá todo".

Como se sospechaba, Daniel estaba parado allí, y su boca se abrió en estado de shock cuando vio a su madre. "¡MAMÁ! ¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó, preocupado.

"Siéntate y escúchame, muchacho", le indicó Janet. Alicia les sirvió té y galletas mientras hablaban de esa horrible noche.

"No entiendo. ¿Cómo pudo hacer eso ella?” dijo Daniel con la cabeza entre las manos y a punto de romper a llorar. "Creo que ella también borró mis mensajes de voz, para que yo no supiera la verdad".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Después de unos minutos más de discutir el tema, Daniel se puso de pie, agradeció a Alicia y le pidió que cuidara a su madre un poco más. Alicia estuvo de acuerdo y él se fue.

Cuando regresó, tenía varias bolsas, incluidas las cosas de Janet. "Vamos a la casa de la tía. Ya la llamé. No puedo agradecerte lo suficiente, Alicia. Si alguna vez necesita algo, no dude en llamarme. Gracias por mantener a mi madre a salvo”, dijo Daniel.

“Ya has hecho más por mí que mi propia esposa... ¿o debería decir, exesposa?", añadió Daniel.

Aunque se fueron, Alicia tenía noticias de Janet todas las semanas cuando llamaba. Vivir sola con su perro había sido difícil, pero Alicia no había notado su soledad hasta que la mujer mayor se quedó durante varios días.

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Finalmente, Daniel comenzó a llamarla también y varios meses después de que finalizara su divorcio, la invitó a salir.

Su relación se convirtió en algo serio, y esta vez, Janet estaba delirantemente feliz en la boda de su hijo. Todos sus invitados aplaudieron mientras Pancho caminaba por el pasillo como portador del anillo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Algunas personas confían con demasiada facilidad o se niegan a ver la verdad: Daniel no le creyó a su madre sobre la actitud de Cristina durante años, hasta que un extraño reveló las acciones de la odiosa mujer.
  • Ayudar a alguien puede cambiar tu vida: Alicia vivía sola y ayudar a un extraño podría haber sido peligroso. Sin embargo, se arriesgó y al final valió la pena.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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