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Un oso de juguete | Foto: Shutterstock
Un oso de juguete | Foto: Shutterstock

Mujer ve a niña en orfanato con un juguete que tejió para su hija desaparecida hace 26 años - Historia del día

Vanessa Guzmán
18 may 2022
04:45

Una mujer solitaria se sorprende al ver el juguete que le hizo a su propia hija con la que perdió el contacto hacía 26 años, en manos de una niña huérfana.

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Tina Duarte era una mujer solitaria. Tenía 56 años y vivía sola. Había estado casada una vez, pero su matrimonio se disolvió hacía más de dos décadas y ella nunca se volvió a casar.

Mitigó el dolor de su soledad haciendo trabajo voluntario en un orfanato local, donde desempeñó el papel de 'abuela de medio tiempo' para muchas de las almas solitarias que vivían allí. Un día, una de esas huérfanas revivió inesperadamente su doloroso pasado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"¡Tina, Tina!", gritó Mónica, una de las niñas más pequeñas y la favorita de Valentina. "¡Mira lo que tengo!”, dijo la niña y levantó un osito de peluche viejo mientras corría hacia Tina.

Mientras Mónica sostenía el osito de peluche, Valentina, a quien cariñosamente llamaban Tina, sintió que la fuerza se le escapaba de las piernas. Se tambaleó hacia uno de los bancos del patio y se sentó. Conocía ese oso de peluche tejido.

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Ella misma lo había hecho con retazos de lana que le había pedido a un vecino para hacer un regalo para el cuarto cumpleaños de su hija. Deddy, lo había llamado su hija, y se negaba a dormir sin el oso en sus brazos.

Esos habían sido algunos de los días más oscuros en la vida de Tina. Había estado atrapada en una relación abusiva y se había dado cuenta de que no podía mantenerse a sí misma. Lo más importante, no podía mantener a su hija.

Valentina podría escapar, salir a la calle y tratar de sobrevivir, pero ¿podría hacer lo mismo con una pequeña de cuatro años? Así que dejó a su hija en el orfanato, diciéndose que volvería pronto.

La última imagen que tuvo de su hija, fue de la niña sosteniendo a Deddy en sus brazos y agitaba la mano del juguete en un gesto de despedida. ¡Ahora ese mismo oso de peluche estaba aquí en sus manos una vez más!

"Mónica, ¿de dónde sacaste esto?", preguntó.

"Bueno, hay una señora que viene todas las semanas a jugar con nosotros", explicó Mónica. "Ella está muy triste, ya sabes, como tú. En fin, nos trae juguetes y ayer me dijo que tenía algo especial para mí."

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"Le dije que extrañaba mucho a mi mami, así que Cindy me trajo el peluche porque dijo que él la ayudaba cuando extrañaba a su mamá".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¿Cindy?", preguntó Tina con la respiración agitada. "¿Ese es el nombre de la señora?".

"Sí", dijo Mónica. "Es realmente agradable. Deberías conocerla. Siempre viene los jueves por la mañana".

El jueves siguiente por la mañana, Tina estaba en el orfanato, sentada en la banca del parque, esperando con el corazón desbocado a que apareciera Cindy. ¡TENÍA que ser su hija!

Tina sabía que Cindy había sido adoptada por una pareja amorosa de este mismo orfanato cuando ella tenía seis años, y cuando finalmente recuperó su vida, ya era demasiado tarde.

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El director del orfanato le había explicado que ahora que Cindy tenía casi nueve años, separarla de la familia a la que había llegado a amar sería cruel. "Ella es tan feliz", le había dicho a Valentina con sutileza. "Ella es una de nuestras historias de éxito, y es amada..."

"Yo también la amo", susurró Tina mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

"Lo sé..." dijo el director amablemente. "Pero la entregaste, y estamos comprometidos a hacer lo mejor para la niña". Y así, Tina se alejó de Cindy y la dejó en su nueva y feliz vida.

Ahora, después de veintiséis años, tenía la oportunidad de volver a ver a su hija. "Aunque no diga nada", pensó Tina. "¡Verla será suficiente! ¡No la molestaré ni alteraré su vida!".

De repente, escuchó a Mónica gritar: "¡Tina! ¡Tina! ¡Aquí está la señora del peluche!". Mónica estaba arrastrando a una mujer delgada de poco más de treinta años hacia Valentina. "¡Vamos, Cindy, conoce a mi abuela Tina!".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Cindy se detuvo frente a Tina y sonrió. "¡Hola! ¡Veo que ambas somos amigas de Mónica!", dijo ella.

Tina asintió. "Sí, me gusta especialmente el peluche que le diste", dijo con voz temblorosa. "¿Dónde lo obtuviste?".

Cindy sonrió. "Mi madre biológica lo hizo para mí y durante años fue mi mejor amigo", explicó. "Cada vez que estaba triste o sola, lo sostenía y recordaba su voz cantándome".

"¡Fue muy amable de tu parte darle a Deddy a Mónica!", dijo Valentina.

Cindy se quedó inmóvil y miró a Tina. "¿Cómo sabes el nombre del peluche?".

"¿Disculpa?", preguntó Tina, confundida.

"¿Cómo supiste el nombre del osito?", preguntó Cindy y dio un paso adelante y agarró la mano de Tina. "¡Te conozco! Te conozco... ¡Eres TÚ!".

Valentina comenzó a llorar. "Lo siento mucho, por favor, no me odies, Cindy", sollozó. "Alejarme de ti fue lo más difícil que he hecho, pero no tenía un hogar para darte".

"Y volviste por mí", dijo Cindy en voz baja. "El director me lo dijo hace unos años después de la muerte de mis padres adoptivos. Dijo que te alejaste para que tuviera una infancia estable y feliz. Sé que me amabas, mami, lo sé todo. Te perdono".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Valentina estaba sollozando en los brazos de su hija y Mónica alardeó triunfante: "¡SABÍA que eras su hija! ¡Tienes exactamente los mismos ojos!".

Cindy se rio. "Sí, los tenemos, señorita sabelotodo", dijo. "Iba a preguntarte hoy si crees que algún día pudiera ser tu mamá, ¿y adivina qué? ¡También tendrás una abuela!".

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No tengas miedo de reconocer tus errores. Es el primer paso para corregirlos: Tina se vio obligada a dejar a su hija en un orfanato por seguridad y temía que Cindy nunca la perdonaría, pero estaba equivocada.
  • Los padres a veces tienen que tomar decisiones difíciles por el bien de sus hijos: Tina tuvo que dejar a su hija en un orfanato y eso le rompió el corazón. Cuando volvió por ella, la niña había conseguido una nueva familia y tuvo que alejarse.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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