Mamá da en adopción a su única hija para salvarla de la pobreza: la vuelve a abrazar en su cumpleaños 98
Durante la Segunda Guerra Mundial una mujer descubrió que estaba embarazada y decidió dar a su bebé en adopción. A punto de cumplir 100 años, la anciana no tenía esperanzas de volver a ver a su hija.
Los padres hacen muchos sacrificios por sus hijos y a menudo toman decisiones dolorosas. Una joven mamá sabía que otra familia podría dar a su bebé una vida llena de oportunidades.
Como refugiada judía que vivía en Inglaterra, la mujer se despidió de su hija con la esperanza de salvarla de una vida de pobreza. La madre nunca dejó de pensar en la niña y siempre soñó con volver a verla.
Gerda Cole. | Foto: youtube.com/Toronto Sun
En 2022, Gerda Cole celebró su 98º cumpleaños y recibió el regalo de su vida. Busca tus pañuelos y lee su hermosa historia que te inspirará a creer en los milagros.
NO PUDO QUEDARSE CON SU HIJA
Cole ha tenido una larga vida, pero nunca olvidará el año 1942, cuando quedó embarazada de una niña. La mujer tenía 18 años y no podía cuidar de la recién nacida ni satisfacer sus necesidades básicas.
Al no poder permitirse criar a su bebé, Gerda tomó la desgarradora decisión de entregarla a una familia alemana que vivía en Inglaterra. Ella declaró: "Sentí que era justo para ella". Pero no fue fácil, y la elección dejó a la joven madre abatida.
NUNCA TUVO OTRO HIJO
Cole creía que dar a su bebé en adopción era la mejor decisión, pero seguía añorando a la niña llamada Sonya. La vida de la mujer mejoró, pero nunca tuvo otro hijo.
Su única experiencia con la maternidad eran sus lejanos pero preciosos recuerdos de Sonya. A punto de cumplir 100 años, Gerda estaba segura de que sus posibilidades de conocer a su hija se habían esfumado. Sin embargo, ocurrió algo inesperado.
Uno de sus nietos, del que no tenía ni idea que existía, necesitaba importantes documentos familiares para visitar otro país, e hizo un sorprendente descubrimiento mientras buscaba los papeles
NO ESTABA MUERTA
El hijo de Sonya Grist, Stephen, se puso en contacto con un familiar y le pidió el certificado de defunción de su abuela para poder finalizar su solicitud de ciudadanía austriaca.
El familiar le respondió: "No, no vas a encontrar su certificado de defunción". Stephen estaba confuso, pero las cosas empezaron a cobrar sentido cuando descubrió que Gerda seguía viva.
Vivía en una residencia de ancianos en Canadá, y la noticia lo tomó desprevenido. Dijo: "Nunca se nos había ocurrido pensar que mi abuela siguiera viva". Stephen esperó dos semanas antes de compartir la noticia con su madre.
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Stephen Grist. | Foto: youtube.com/Toronto Sun
ESTABA ENCANTADA
Sonya se quedó sin palabras y al instante quiso conocer a la mujer que la trajo al mundo. Contó: "Mi primera reacción fue que quería ir a verla. Estaba encantada".
La mujer solo quería subirse a un avión y volar desde el Reino Unido a Canadá. A medida que se acercaban los días previos a su encuentro, Sonya no podía contener su emoción y empezó a temblar antes de ver a su madre por primera vez.
EL MEJOR REGALO DE CUMPLEAÑOS
El hijo de Grist se topó por casualidad con la noticia de que su abuela estaba viva, lo que dio lugar a un emotivo reencuentro que recordarán para siempre.
Gerda estaba igualmente extasiada al descubrir que iba a conocer a su hija perdida. Fue el mejor regalo de cumpleaños que podría haber pedido y significó el mundo para ella. La mujer expresó:
"Cuando me enteré, no podía creerlo. Debe ser un milagro".
EL EMOTIVO REENCUENTRO
Madre e hija disfrutaron de una celebración especial y una fiesta de cumpleaños para Gerda. "Todavía sigo en las nubes", dijo Sonya, tras abrazar a su madre.
Para Cole, reunirse con su hija le dio "algo por lo que vivir unos años más".
Leyendo una carta, Gerda dio las gracias a su nieto por hacer posible el encuentro. Dijo: "Gracias por esta oportunidad. Significa mucho poder vivir para ver este momento".
MADRE E HIJA FORMARON UN VÍNCULO INSTANTÁNEO
La madre y la hija tardaron más de 80 años en reunirse, y a pesar de las décadas de separación, estaban deseando recuperar el tiempo perdido.
Sonya tenía muchas preguntas, al igual que su madre, y las dos se compenetraron al instante. Estaban destinadas a estar juntas, y aunque tardaron una vida en encontrarse, valió la pena.
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