Dos niños, de 4 y 6 años, sobrevivieron 14 días perdidos en el monte en Jujuy
Treinta años atrás, dos hermanitos de apenas 4 y 6 años de edad sobrevivieron 14 días en la zona de Molulo, en un rincón inhóspito de Jujuy, Argentina. Décadas después, ya adultos, recuerdan la asombrosa experiencia y el milagro que protagonizaron.
En 1994, dos hermanos argentinos, Ramira y Daniel Quispe, de 4 y 6 años respectivamente, vivieron una experiencia extrema tras perderse durante 14 días en Molulo, una de las zonas más inhóspitas y remotas de la provincia de Jujuy, en el norte de Argentina. Este caso conmocionó al país y fue llamado “El milagro de Molulo” por la prensa local, tras su feliz resolución.
Los niños eran los hijos séptimo y octavo de Bartola Pérez y Luciano Quispe, una pareja de campesinos. En su hogar, ubicado a unos 80 kilómetros de Tilcara, los niños solían participar de las tareas rurales desde muy pequeños. El 23 de noviembre, mientras estaban al cuidado de un hermano mayor de 12 años, decidieron salir a buscar a sus padres, que habían salido a hacer tareas de pastoreo y no volvían desde hacía días.
"Arrancamos la travesía y, por la cantidad de niebla que había, no se veía mucho el camino. Pero yo sabía hacia dónde ir porque mi mamá me había enseñado: ‘Siempre seguí para la derecha’, me decía", recordó Daniel.
Aunque llevaban algo de comida (mote y carne hervida), las provisiones se acabaron rápidamente. "Me acuerdo de que Daniel me daba agua y me alimentaba con plantas silvestres y manzana verde, como podía", recuerda aún Ramira. "Parte del trayecto lo había hecho descalza porque se me rompieron los zapatos y tenía muy mal mis piecitos", agregó.
El terreno de yungas, caracterizado por desniveles abruptos, neblina constante, un clima húmedo y una vegetación muy abundante, complicaba sus intentos de regresar a casa. Según el geólogo Javier Elortegui Palacios, Molulo es una zona conocida por su inaccesibilidad y peligros, incluyendo fauna autóctona peligrosa como pumas y serpientes.
Yunga jujeña. | Foto: YouTube/Canal Encuentro
En ese contexto, los hermanos encontraron refugio en una casa abandonada con un horno de barro, donde pasaron varias noches, pero no estaban completamente a salvo. “Escuchábamos ruidos y teníamos miedo porque sabíamos que había pumas. Dormíamos abrazados”, rememora Ramira
La búsqueda de los hermanos movilizó a toda la provincia. Gendarmes, baqueanos y helicópteros recorrieron la zona durante días. Finalmente, fue Lucrecia Goyechea, una pastorcita de 12 años, quien los encontró mientras buscaba unas vacas. La niña vio a Daniel. El niño le relató lo sucedido y la guió hasta donde estaba su hermana Ramira. Ambos fueron llevados a la casa de la familia de Lucrecia, donde recibieron alimento y abrigo.
Yunga jujeña. | Foto: YouTube/Canal Encuentro
En redes sociales, los usuarios dieron sus opiniones y comentarios sobre lo ocurrido. "Cuánto sufrimiento, que no pueden volver al lugar ni siquiera pueden casi ni contarla...", se conmovió una mujer.
Otra persona agregó: "Qué hermoso que hayan sobrevivido siendo tan pequeñitos. Dos semanas es mucho tiempo. No los critico a los papás porque hay zonas donde los niños quedan en casa mientras los padres van a trabajar. Hermosa historia".
Yunga jujeña. | Foto: YouTube/Canal Encuentro
Los hermanos Quispe fueron trasladados al hospital de Tilcara en un estado de extrema debilidad. Estaban desnutridos, deshidratados y presentaban heridas en los pies. Según relataron, la experiencia marcó profundamente sus vidas. Más tarde se mudaron a San Salvador de Jujuy para iniciar una nueva etapa junto a su familia.
“Se dijeron muchas cosas falsas acerca de nosotros. Que nos dieron casas, autos... Pero nada de eso pasó”, cuenta Daniel, quien dice que vive de trabajos eventuales y busca un ingreso más estable. También confesó que no pueden volver, ni acompañados, a aquellos parajes sin miedo.
Pese a las marcas que dejó esta historia en los adultos que hoy son, ambos han podido recuperarse y hacer sus vidas. Su historia fue documentada en el libro "El milagro de Molulo", del autor local Godofredo Garay, y permanece como un símbolo de esperanza y resiliencia.
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