Joven comparte experiencia que la asustó a muerte y que todas las mujeres podrían enfrentar
Ella quería fervientemente tener un hijo, pero sus antecedentes menstruales le hacían temer por lo peor de un embarazo. Sin embargo, se encomendó a Dios y decidió seguir adelante.
Savannah Sloan, de 25 años y natural de Columbus, Mississippi, compartió su historia en Love What Matters, sobre todo lo que ha pasado desde que llegó a la pubertad temprano, cuando tenía 10 años, y a los 12 la menstruación se convirtió en una pesadilla.
A esa edad, escribió Sloan, las cosas estaban tan mal, que casi se desmayaba cuando llegaba era esa época del mes.
No podía participar en las actividades regulares de verano con los otros niños, debido a la gravedad y las incertidumbres que acompañaban ese momento del mes. Y cada año se ponía peor.
“No pude ver a un médico acerca de mis problemas hasta los 19 años. Algo extraño sucedió. Cuatro días después de que mi ciclo había terminado, comencé a sufrir calambres severos. Expulsé un objeto que no tenía idea de lo que era”, contó Sloan en su publicación.
Lo extraño es que era virgen, pero era casi como si hubiera abortado. “El objeto era claro y lleno de venas. Lo guardé y se lo llevé a mi médico general. Mi cuello uterino estaba inclinado y mi útero trabajaba demasiado duro”.
Los médicos le dijeron que el revestimiento interno de su útero se había deslizado y formaba una masa de tejido, y eso es lo que ella había expulsado.
"Esto es muy poco común para su edad. Normalmente no vemos nada como esto en personas menores de 50 años. Le recomendaré a un especialista. Debe recibir medicamentos lo antes posible ", le dijo el médico, insistiendo en lo grave que era.
En el fondo, Savannah siempre estuvo segura de que tenía endometriosis, pero eso era un crecimiento de tejido en el exterior, y lo que salió de ella fue tejido desde el interior.
INCERTIDUMBRE Y HALLAZGO
En su carta, Sloan confiesa que las únicas dos cosas que siempre quiso lograr en la vida era ser esposa y madre, pero sabía que sus posibilidades con la maternidad eran cada vez más escasas.
Para su dolencia, le probaron 11 medicamentos hasta que uno finalmente funcionó, pero a medias.
“No significaba que tenía poco dolor o era menos probable que me desmayara. No significaba que mis ciclos fueran más ligeros. Todavía expulsaba pequeñas tiras de tejido cada mes. Solo significaba que estaba en un horario más predecible y que el tejido no era tan grande”.
Tenía 24 años cuando se enamoró y se casé. Ambos querían tener hijos, pero ella prefería esperar un poco para disfrutar del matrimonio por un breve tiempo.
Sin embargo, programó una cita con un nuevo médico en la zona donde su esposo y ella se mudaron. Este especialista la examinó a fondo y encontró un pequeño tumor dentro de su útero.
"No quiero eliminarlo", le dijo. "Temo que si lo eliminamos, su útero será demasiado débil para sostener a un bebé. Pero donde está ubicado también es peligroso. Tendrás más probabilidades de abortar. También será más probable que pierda un bebé más adelante”.
El médico agregó que debía tener sus hijos antes de eliminar el tumor. “Lo dejaremos adentro hasta que no puedas manejar más el dolor. ¿Están todos listos para tener hijos?, les preguntó.
Entonces le recomendó que retirara su medicamento en los próximos meses y comenzara.
“Estuvimos casados durante 5 meses cuando recibí esta noticia. Pensaba esperar al menos un año y medio antes de intentarlo. Pero lo hablamos y decidimos seguir con su sugerencia”, escribió Savannah.
PLEGARIA CONCEDIDA
Sloan trabajó en una iglesia y un día entró sola en el santuario y se encontró en el altar hablando con Dios.
"Si las cosas son tan malas como dicen, por favor déjame quedar embarazada rápidamente (…) Si no quedo embarazada en los próximos dos meses, déjame así, sé que está bien. Que tal vez podamos esperar un par de años, y entonces las cosas estarán bien. Confío en ti de cualquier manera".
Lo intentaron durante un mes y antes de que le llegara el período menstrual se dieron cuenta. “¡Los dos estábamos en shock por la facilidad con que me había quedado embarazada!”.
Pero en el fondo, estaba muerta de miedo. Temía atarse a este niño porque tenía mucho miedo de perderlo. Cada vez que iba al baño, buscaba sangre, esperando que su cuerpo rechazara al bebé.
Lo peor es que los primeros 3 meses a su cuerpo no le gustó estar embarazado. “Estaba tan enferma, que me pregunté si me quedaría así durante los 9 meses completos. Mi útero era débil, y era muy evidente”.
Perdió 12 libras y le costaba mucho ganar peso, pero el niño crecía tan bien que su médico estaba encantado. A las 17 semanas, sintió a su bebé patear por primera vez.
“Todavía tengo miedos. Las cosas todavía pueden ir muy mal muy rápidamente. ¡Pero ahora mismo estoy a mitad de este embarazo y mi bebé está sano! Puede que sea el único bebé que pueda tener, solo el tiempo lo dirá.
“Pero estamos a mitad de camino, y ya amo mucho a este niño”.
Si desea conocer cuáles son los síntomas de otra afección uterina que puede afectar al 70% de las mujeres, conocida como fibromas, acceda pulsando este enlace.
Fuente: Pixabay
Aunque aproximadamente una de cada cuatro mujeres experimentará síntomas clínicos de esta condición, siempre es mejor prevenir que lamentar.
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