Mujer nota dedo desfigurado del vecino y descubre la conmovedora historia de amor que esconde
Recuerdo tanto a esa mujer como a mí mismo. La anciana que siempre llevaba una bufanda y vendía productos de la casa. Crecí bajo su mirada y ella bajo la mía.
En una oportunidad, me fijé en su dedo anular. Me pareció estropeado, algo andaba mal. Cuando la vi la siguiente vez, traté de considerarlo mejor. ¿Para qué? Mera curiosidad del niño de cinco años.
Y quería preguntarle a la anciana: ¿qué pasa con el dedo? ¿Por qué es así? Pero vacilé y esperé un día especial.
Ese día ha llegado. La mujer le dio unos productos a la abuela, tomó dinero, los guardó en un bolsillo de un delantal gris, y me paré cerca de una puerta, con un gatito en las manos y, probablemente, fui demasiado evidente al mirarle el dedo estropeado. Ella lo notó.
Fuente: Pixabay
- Aquí está mi dedo. ¿Qué le miras con tanta frecuencia? Terrible, ¿eh?
Estaba avergonzado. Las mejillas se me pusieron caliente y murmuré:
- Me resulta interesante por qué él tan... ¿extraño?
Aquí mi abuela intervino en la conversación y dijo:
- ¿A ti qué te importa? Quieres saberlo todo...
Y la mujer continuó:
- ¿Y por qué no contarle a tu nieta sobre el dedo? Lo sabes todo.
- Lo sé. ¿Y cómo le dirás a ella si no pregunta?
- Está bien, me voy.
Fuente: Pixabay
Por la noche seguí cerca de mi abuela, exigiéndole que hablara sobre el dedo. Y me dijo:
- Ella se había casado con un chico de la aldea vecina, se llamaba Fedor, y varios meses después comenzó la guerra. Fedor fue llevado en el frente. Y cuando se fue, le dijo que todo iría bien y seguramente regresaría si ella nunca se quitaba el anillo de bodas de plata de su dedo.
Y Valentina juró que nunca se lo quitaría. Pasaron los años, la guerra llegó a su fin, y ella nunca se sacó su anillo. Y su dedo ha crecido con el anillo puesto. El paramédico rural dijo que podría morir, pero su dedo se echó a perder y Valentina sigue viva.
Fuente: Pixabay
Esa es toda la historia.
- No has dicho lo principal: ¿el esposo ha regresado de la guerra? - Ha regresado. Entero y seguro. Ha muerto hace unos diez años.
-¿Y por qué ella después de la guerra no se ha quitado el anillo? - Ha jurado que nunca lo quitaría. Esto ha hecho que piense en lo que la gente promete. Hay personas que prometen muy a menudo, pero esta mujer que ha logrado cumplir el juramento, algo que en definitiva es un tierno gesto, aunque, probablemente, está muy enferma.