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Terrorífico instante en que una ballena casi se traga a un buzo en un frenético festín

Bettina Dizon
12 mar 2019
02:30

Jonás, que fue tragado por una ballena, pasó tres días y tres noches antes de que finalmente fuera escupido, vivo, en una playa.

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Por suerte, para Rainer Schimpf, de 51 años, que estuvo atrapado en las fauces de una enorme ballena de manera similar, su experiencia fue de unos pocos segundos.

El operador de excursiones de buceo de Sudáfrica describió que todo se oscureció cuando su cabeza y su torso fueron tragados repentinamente por el frenesí de la ballena mientras tragaba todo a su paso.

"No había tiempo para el miedo ni ninguna emoción. Supe al instante lo que había sucedido. Sabía que una ballena había venido y me había llevado, y yo, de manera instintiva, contuve el aliento, asumiendo que volvería a zambullirme y me escupiría en algún lugar de las profundidades del Océano Índico", contó.

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Schimpf había estado buceando con dos colegas a unas 25 millas náuticas de la costa cerca del puerto de Port Elizabeth, informó The Telegraph.

El experimentado conservacionista marino y fotógrafo intentaba filmar una carrera de sardinas, con su firme propósito de obtener las mejores capturas, se había hundido en el centro de una bola de peces en remolino.

Cuando el mar se agitó repentinamente, el grupo de peces se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.

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En ese momento, apareció una ballena desde las profundidades, con las mandíbulas abiertas. En esa fracción de segundo, Schimpf se encontró encajado, dentro de la boca del mamífero.

"Sentí una enorme presión alrededor de mi cintura, que es cuando creo que la ballena se dio cuenta de su error”.

“A medida que la ballena giraba de lado, abrió su boca ligeramente para liberarme. Sentí toneladas de agua de su boca, mientras que la ballena se estaba tragando todo el pescado a su paso", detalló.

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Mientras tanto, Heinz Toperczer, un fotógrafo y Silke Schimpf, esposa de Rainer, no tuvieron más opción que observar desde un barco cercano, sin poder hacer nada.

La escena duró solo 1,8 segundos, y no registraron lo que sucedió hasta que el señor Schimpf volvió a la superficie y fuera del agua.

"Silke vio que había un objeto extraño en la ballena, pero solo cuando me subí al bote se dio cuenta de que era yo", agregó Schimpf. La experiencia apenas lo dejó sin aliento y, después de comprobar que no tenía lesiones, se lanzó al agua.

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"A nuestro regreso por la noche, Heinz revisó sus imágenes y fue solo una vez que las vi que me di cuenta de la suerte que tenía al mirarlas. Los segundos deciden si te conviertes en presa, los segundos deciden tu supervivencia y los segundos son lo que cuenta", expresó.

Schimpf dijo que "definitivamente no fue un ataque" y agregó que fue para los peces, solo que él se encontraba en el lugar equivocado.

"Tenía daños colaterales y estoy seguro de que fue tan aterrador para la ballena como lo fue para mí", expresó.

Las ballenas de Bryde pueden alcanzar longitudes de hasta 55 pies y pesar hasta 30 toneladas. Se alimentan de camarones, cangrejos, arenques, caballas, sardinas y anchoas entre otros peces, lanzándose hacia grandes enjambres de presas y escatimando la superficie del agua en busca de alimento.

Viven en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y se pueden encontrar viajando solas o en pequeños grupos de hasta cuatro.

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