Niños juegan entre cadáveres y juguetes en cementerio convertido en hogar para los pobres
En la capital de las Filipinas, Manila, donde existen graves problemas de infraestructura y servicios, los ciudadanos más pobres se han visto obligados a vivir donde más nadie está dispuesto a hacerlo: entre los muertos.
Manila es una de las ciudades con mayor densidad poblacional del mundo, con millones de personas de zonas rurales migrando a la ciudad buscando oportunidades. Al llegar, la mayoría tiene problemas para encontrar trabajo, y no tienen dónde vivir excepto por comunidades auto-construidas.
Miranda es una mujer de 68 años que habita la precaria favela que existe sobre las tumbas del Cementerio del Norte de Manila desde el año 1968. Es el tipo de situación que afecta a quienes, como Miranda, son pobres, desempleados y sin educación.
Habitantes del cementerio más grande de las Filipinas. Fuente: Getty Images
"Mantenemos el cementerio limpio... la comunidad tiene se mantiene aislada", cuenta. "La mayoría no tiene ingreso, pero buscamos trabajitos para cubrir gastos. Vendemos flores a familias de las víctimas, hacemos lápidas y construimos ataúdes".
Algunas de estas favelas se han formado en el interior de cementerios públicos. La gente duerme como puede en construcciones improvisadas sobre las tumbas o dentro de mausoleos. Es gratis, pero no hay servicios básicos como sanidad, electricidad o agua potable, y mucho menos refugios adecuados.
Niños habitantes del cementerio más grande de las Filipinas. Fuente: Getty Images
Las favelas en cementerios existen desde los 50s en Manila, y generaciones de familias enteras viven en el Cementerio del Norte de Manila, el más grande y más antiguo cementerio de la ciudad. Con una extensión de 54 hectáreas (540.000 metros cuadrados), tiene una población estimada de alrededor de 6.000 residentes en 800 familias, además de un millón de cadáveres.
Algunos miembros de la comunidad son cuidadores, y parientes de los difuntos les pagan módicas sumas para cuidar de las tumbas. Otros residentes tienen tiendas improvisadas o trabajan como albañiles y constructores, haciendo lápidas para los 80 a 100 funerales que ocurren en el cementerio a diario.
Un cibercafé en el cementerio más grande de las Filipinas. Fuente: Getty Images
Es una vida difícil, y que se hace más difícil por las frecuentes y violentas redadas antidrogas de la Policía Nacional de FIlipinas. Han habido tantas víctimas de asesinatos extrajudiciales de la policía que sus cuerpos han comenzado a ser apilados dentro de las tumbas preexistentes. Muchas redadas ocurren en los cementerios, que el Presidente Duterte considera nidos de criminalidad.
Una redada ocurria el 3 de agosto del año pasado terminó con la vida del hijo de Carmelita Bahacan, Irish. Tenía 37 años. "Esa noche 50 policías vinieron al cementerio. Le dispararon cinco veces. Estaba muerto después del primer tiro pero siguieron disparando. Me gustaría que el cuerpo de Irish esté junto al mío. Está enterrado en una tumba con mi padre. Algún día pronto moriré, y me gustaría estar enterrada aquí también".
Indigente duerme en el cementerio más grande de las Filipinas. Fuente: Getty Images
"Aquí solía haber problemas de drogas, pero la gente ha dejado de consumir. Pero las redadas antidrogas siguen pasando a cada rato, en la noche o temprano en la mañana cuando está todo quiero y oscuro. Nos disparan y nos matan en el cementerio".
Dice que la falta de dinero los impide investigar los asesinatos de la policía. Ya que no hay registro oficial de población en el cementerio, los residentes son vulnerables a ejecuciones extrajudiciales.
Hogar de familia en tumba en el cementerio más grande de las Filipinas. Fuente: Getty Images
Las malas condiciones de cementerios alrededor del mundo son un peligro para todos. Recientemente, un anciano que visitaba la tumba de su familia encontró un trágico destino cuando cayó dentro.
El anciano falleció luego de caer dentro de una tumba en el panteón del municipio de San Pedro, en Jalisco, México. La misma tenía alrededor de cuatro metros de profundidad y el hombre presuntamente se había sentado sobre ella para descansar durante la celebración del Día de Muertos.