Mujer que dio a luz a mellizos de distinto color creía que le habían cambiado a su hija
La madre de un par de gemelos de distinto color de piel contó que mucha gente no cree que sean familia, o incluso, que ella sea su madre, en una reveladora entrevista.
Judith Nwokocha, de 38 años, admite que estuvo sorprendida al dar a luz a un pequeño bebé negro, Kamsi, y una pequeña bebita albina, Kachi, en 2016. El fotógrafo oriundo de Calgary, Canadá, intentó por ocho años quedar embarazada hasta que probó la fertilización in vitro, y funcionó.
Pero cuando dio a luz, pensó que le habían dado al bebé equivocado. Judith contó que "la mayoría no cree que son gemelos. La textura del cabello también los confunde. Alguien me llegó a preguntar, '¿dónde están sus padres?'".
"Puedo ver sus caras de asombro cuando les digo que soy su mamá. No he tenido ninguna reacción negativa de nadie, siempre me dicen que ella es hermosa."
Judith agregó que "recuerdo ir por mi primera ecografía y me dijeron 'vas a tener un bebé', y yo dije, 'no, voy a tener dos'. Yo sabía, sin dudas. La segunda ecografía reveló que tendríamos gemelos, pero me dijeron que podrían tener síndrome de Down".
Para la séptima semana, Kachi seguía rezagada, mucho más pequeña, y parecía haber dejado de crecer. "Recuerdo que los doctores me decían que podría no sobrevivir. Agradezco tanto que lo haya hecho", dijo Judith.
"No lloró al principio, y yo estaba pensando en qué iría a pasar, cómo va a estar", admitió Judith, que quedó impactada cuando le entregaron a la pálida bebita.
"Quedé estupefacta. Pensé que me habían dado al bebé de alguien más, no creía que fuera mía. Nunca se me ocurrió que fuese a tener un bebé albino. No tenemos ninguno en la familia, ni en la de mi marido. Fue una verdadera impresión para mí, yo estaba pensando, ¿qué hacen, por qué me dieron el bebé de alguien más?"
Pero estaba feliz de que hubiese nacido en perfectas condiciones. Ambos bebés nacieron sanos. "Fuera de que tiene un color diferente, es idéntica a mí", comenta Judith. Kachi fue diagnosticada de albinismo oculocutáneo tipo 2, una condición hereditaria que impide la producción de melanina, afectando sus ojos, piel y cabello.
Estadísticamente, uno de cada cuatro hijos es afectado si ambos padres tienen el gen de albinismo. Judith dijo que en un principio le preocupó cómo Kachi iba a crecer y cómo y cómo reaccionarían los demás ante su albinismo.
Pero aparte de piel y vista sensibles, la jovencita goza de perfecta salud, y si bien llama la atención en la calle, Judith no deja que eso la aplaque. Dice que hay supersticiones sobre los albinos en su natal Nigeria, otra razón por la cual se preocupaba. Pero recibir instrucción sobre cómo cuidar de Kachi la ayudó a superar sus preocupaciones. "Me tomó un rato darme cuenta de que voy a criar a una albina", dijo.
"Estaba muy preocupada por lo que la gente iba a decirt, no es algo muy común tener un bebé albino y uno negro. También estaba triste y preocupada por cómo iba a vivir en sociedad, cómo la gente la iba a tratar."
Pero aclaró que "no afectó mi afecto ni mi amor para nada, por supuesto", agregando que "de donde yo vengo, la gente que es visiblemente una minoría es maltratada, por eso agradezco vivir en un país occidental".
Explicó que "ella no puede quedarse bajo el sol por mucho tiempo, porque su piel se quema fácilmente. Su vista es muy sensible y necesita ver un especialista cada 6 meses".
Pero a pesar de sus diferencias físicas, Judith dice que los gemelos "no han notado nada diferente" el uno sobre el otro. Agregó que tienen una fantástica relación de hermanitos.
Un caso similar le ocurrió a Amanda y Michael Biggs, un matrimonio que por azares del destino terminó teniendo un milagro en casa. El nacimiento de sus gemelas, Marcia y Millie, fue un acontecimiento que le dio la vuelta al mundo por su extraña condición.
Según registró The Sun, las niñas se veían casi idénticas al nacer, en julio de 2006, pero con el tiempo tuvieron un cambio inesperado que las hacía ver diferentes. Los expertos dicen que este caso es de uno en un millón. Sus padres no podían creer lo que sucedía con sus pequeñas.