Julián LeBarón: un acercamiento a la personalidad del miembro de la familia
El activista es parte de la familia que fue sufrió un brutal ataque por parte de grupos armados en el que murieron varios de sus integrantes.
Julián LeBarón se ha convertido en un símbolo de las víctimas de la violencia en México desde la muerte de su hermano en 2009, ahora se suman a esta terrible lista al menos 9 miembros más del clan.
Julián es un hombre que creció en el campo, es un pacifista que está a favor de las armas para enfrentar a los criminales y que también disfruta de escribir frases en un papel en cualquier momento.
Su amiga Valentina Peralta lo describe como un idealista, mientras que el escritor Javier Sicilia asegura que es un poeta.
“Yo creo que la poesía tiene un poder para sanar las heridas y también para consolar”, afirma Julián quien no terminó la escuela secundaria pero que con sus manos construyó más de 200 casas desde que era un niño.
El secuestro de su hermano Eric cambió su vida. En ese entonces, la comunidad mormona decidió no pagar el rescate que solicitaban para liberar al joven y tras numerosas protestas y movilizaciones que encabezó Benjamín LeBarón, el mayor de los hermanos, lograron su objetivo.
A partir de ese momento, la familia se convirtió en un símbolo de lucha en contra del crimen organizado.
En junio de 2009, las autoridades detuvieron a 25 personas que presuntamente estaban implicadas en el secuestro de Eric.
Como respuesta a esto, Bejamín y su cuñado Luis Widmar fueron raptados y asesinados el 7 de julio del mismo año.
Luego del lamentable suceso, Julián se integró al “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad” al escuchar las palabras de Javier Sicilia tras la muerte de su hijo a manos del crimen organizado.
LeBarón dejó su casa, familia y trabajo para unirse al grupo con el que recorrió miles de kilómetros en México, creando un movimiento nacional de víctimas de la guerra contra el narcotráfico durante el gobierno de Felipe Calderón.
En febrero de 2012, Julián hizo pública su decisión de desvincularse de la corriente por considerar que se había abandonado el “método efectivo” de intimidar a las autoridades con la desobediencia civil:
“Fundamentalmente se convirtió en interlocutor con partidos políticos y el gobierno, instituciones que no pueden ayudar sin dividir más, endeudar más y fracasar más como intermediarios de la sociedad”, aseguró en ese momento.
A Julián le ofrecieron diversos puestos en el gobierno, pero se negó a formar parte de esa la política y prefirió dedicarse a la acción.
LeBarón fue una de las personas que más ayudó a los juarenses que se exiliaron en El Paso durante la guerra contra el crimen organizado que emprendió el expresidente Felipe Calderón.
Además, el activista que decidió no odiar a pesar de lo que ocurrió con su familia, recorrió diversos foros en donde brindó su mensaje de esperanza.
El 28 de noviembre de 2012 compartió su experiencia con un auditorio que lo escuchaba atento:
“Creo que la conciencia individual y la compasión de cada uno de nosotros puede erradicar el odio y eso puede salvar a la humanidad. Si no buscamos una forma compasiva de coexistir pues se va acabar con la especie”, indicó.
“La salvación tiene que empezar con cada uno de nosotros, tenemos literalmente que declararle la guerra al odio. Creo que la paz comienza con cada uno de nosotros. La civilización que alcanza un pueblo es la suma de los actos compasivos que en un pueblo ocurren y el gobierno no produce amor, tiene que venir con nosotros”, concluyó el chihuahuense.
Hoy nuevamente la tragedia toca a su puerta, tras el brutal ataque que sufrió su familia mientras se trasladaban de Sonora a Chihuahua cuando fueron emboscados por un comando armado que acabo con la vida de al menos 9 personas.