Antonio González, el Pescaílla: boda secreta con Lola Flores y depresión después de su muerte

El cantante español murió hace 20 años, pero su legado y las historias de su vida todavía se conservan en el imaginario de su público.

Antonio González Batista, más conocido como 'El Pescaílla', nació en Barcelona, España, el 3 de marzo de 1922. Se consolidó como cantaor y guitarrista, una profesión que lo llevó a conocer al amor de su vida: la mítica Lola Flores.

'El pescailla' y 'La faraona' se vieron por primera vez durante un show de la cantante en Barcelona y se reencontraron cuando él apareció como guitarrista en la misma compañía que ella.

BODA SECRETA

Su romance fue un secreto a voces que los rondó hasta que tomaron unas vacaciones juntos y luego se enteraron que ella estaba embarazada de su hija Lolita.

"... Dicen que de pena nadie se muere, pero yo estoy muy mal, me siento muerto por dentro."

En ese momento decidieron casarse, pero había un problema. Antonio era legalmente soltero, pero tenía una hija con Dolores Amaya, perteneciente a un clan gitano.

Según las normas gitanas, él debía hacerse cargo de las dos. Ellas vivían con la familia del cantante y recibían su apoyo, pero su amor por 'La faraona' era más fuerte.

El clan Amaya se enteró del embarazo de Lola y los amenazaron, pero eso no los detuvo. La pareja decidió mover sus influencias y casarse a las seis de la mañana, con sus testigos y solo 22 invitados, en total hermetismo para evitar que los gitanos dañaran su matrimonio.

38 AÑOS DE MATRIMONIO

Lola y Antonio tuvieron tres hijos: Lolita, Antonio y Rosario. Estuvieron juntos por 38 años hasta que el 16 de mayo de 1995 ‘La faraona’ murió tras una larga batalla contra el cáncer de mama.

La tragedia para ‘El pescailla’ apenas comenzaba, 15 después de la muerte de Lola, su hijo Antonio falleció en la misma casa por una sobredosis de barbitúricos y alcohol, a la edad de 33 años.

DEPRESIÓN HASTA LA MUERTE

Estos dos eventos sumieron al cantaor en una profunda depresión que ni sus hijas ni nietos pudieron menguar. Cinco años más tarde, murió a los 73 años tras luchar por mucho tiempo con una enfermedad hepática, en la misma casa “El Lerele” donde construyó su familia junto a la gran Lola Flores.

Para él, Lola Flores era "mis brazos, mis pies y mi todo, pero lo de mi hijo fue el remate: en la vida me lo podía esperar", dijo el cantaor en una de sus entrevistas tras la muerte de su esposa y su hijo.

El padre de la rumba catalana recibió reconocimientos póstumos de su público por su trabajo y obra musical, ya que en vida renunció voluntariamente al éxito para dejar brillar a Lola con su carisma y talento.

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