Cuando Karlos Arguiñano estuvo al borde de la quiebra: le debía 180.000 euros a un pescadero
Precursor de los programas culinarios de televisión, el famoso y reconocido chef español ha vivido momentos difíciles a nivel financiero, que casi acaban con su profesión.
A sus 71 años, Karlos Arguiñano se puede considerar un exitoso chef, un excelente esposo y gran padre para sus siete hijos, algunos de los cuales han seguido sus pasos, pero la televisión ha sido el motor que impulsó toda su carrera, y que lo salvó de la ruina.
MÁS O MENOS 30 AÑOS ATRÁS
En una entrevista que el chef dio a Cristina Pardo en el programa “Liarla Pardo” hace algunos meses, recordó un momento crucial de su vida, que coincidió con el nacimiento de su hija Amaia.
“Cuando nació Amaia, que ya tiene 30, 31 años, yo estaba en un momento con un pufo terrible en el restaurante que no sabía si me lo iban a quitar”, comenzó a contar Karlos.
Para ese momento, había contraído una deuda con uno de los proveedores locales que le suministraba el pescado, que ascendía a las 30 millones de pesetas, que equivalen actualmente a unos 180 mil euros.
“Había pagado a todo el mundo menos a él, ya que a mí me parecía que era el que menos urgencia podía tener en aquel momento”, dijo, explicando cómo había llegado a adeudarle tal monto.
Pero la fortuna le sonrió en ese tiempo, y en 1991 le ofrecieron presentar en TVE un espacio de cocina que llevaba por nombre “El menú de cada día”, donde resultó ser toda una revelación, siendo eventualmente reconocido como el Personaje del año, por lo que recibió el TP de Oro en 1992.
“Si no me llega a salir lo de la tele, no hubiese tenido ni el Arguiñano, ni la escuela, ni la bodega, ni el equipo de motos, ni nada de nada”, dice Karlos, recalcando lo agradecido que está por la televisión.
Luego de su éxito televisivo, el chef, quien recientemente pasó un momento incómodo por decir un chiste inapropiado al aire, pudo pagar en su totalidad la deuda al pescadero, y posteriormente solicitó y obtuvo un crédito por 250 millones de pesetas, con el cual hizo una gran inversión en el hotel. Finalmente, siente que todo le ha ido bien en su vida.