Cecilia Galliano y su boda con Sebastián Rulli: para ella fue 'rarísima' y dolorosa
Entrevistada por el periodista Yordi Rosado, Cecilia Galliano compartió detalles sobre su poco ceremoniosa boda con Sebastián Rulli, su matrimonio y el nacimiento de su hijo.
Ante la pregunta de cómo fue su boda con Sebastián Rulli, la actriz no dudó en calificarla de “rarísima”, y se lamentó: "Qué bajón haberse casado así".
Cecilia Galliano y Yordi Rosado | Foto: Facebook/Unicable
Se refería al hecho de que el casamiento fue todo menos bien planificado, y cualquier cosa menos una ceremonia con la solemnidad que casarse representa. "Yo nunca había tenido la idea de casarnos", confesó: eso fue idea de Rulli.
Idea de él también fue elegir casarse en Nochevieja, bajo el argumento de que el 31 de diciembre era la única ocasión que las familias de ambos, que vivían en Argentina y España, pasaban juntas.
La pareja llevaba ya siete años de noviazgo, y tal vez haya sido esa naturalidad que viene con los años la que haya hecho que Sebastián y Cecilia restaran importancia a la necesidad de un festejo a lo grande.
"Nos casamos en el jardín de la casa, era su familia y la mía y ya", describió Galliano. Y es que ni siquiera se tomó la jornada laboral: ese día, además, había estado grabando el programa Se Vale TV, que conducía, hasta las cinco de la tarde.
Tampoco se tomaron siquiera los días libres de los que las parejas suelen gozar tras su casamiento: "Me casé y al otro día él se fue a grabar la novela y yo me fui a grabar Se Vale".
“Me di cuenta de que me dolió después, no en el momento”, confesó sobre su boda anticlimática y doméstica. Y el suyo no habría de ser un matrimonio duradero y feliz: en 2011, tras cuatro años casados, Sebastián y Cecilia se divorciaron.
"Me afectó mucho no haber podido tener a mi hijo tranquila", se sinceró. "Haber parido y después de parir tener otra revolución", contó, en referencia a la separación con Rulli que comenzó por entonces.
Y eso no fue lo único que salió mal ese año: "Aparte a mí me operan de quistes cancerígenos, que después estuvieron bien, pero me abren de nuevo, el bebé chiquito, me voy de la casa a alquilar… otra revolución”.
Cerró el capítulo con un buen deseo: “Creo que estoy luchando por ese momento”, dijo, refiriéndose al momento de tranquilidad del que no pudo gozar en la vorágine de su vida laboral y personal.