Los Fernández Ochoa: recordando la historia del famoso clan de esquiadores un año después de la desaparición de Blanca
Un año atrás, la medallista olímpica de esquí Blanca Fernández Ochoa desapareció en la sierra de Guadarrama. Su búsqueda tuvo a España en vilo durante once días, hasta el triste hallazgo de sus restos. Su vida y la de su familia estuvo siempre ligada a la nieve y la montaña.
Los Fernández Ochoa eran una familia muy numerosa: ocho hermanos, hijos del gerente de una escuela de esquí y una cocinera. Se criaron en un puerto de montaña, el de Navacerrada. Como otros padres dedicados al esquí, el de los Fernández Ochoa alentó el juego de sus niños como introducción al deporte.
"El esquí empezó como un juego. Luego pasó a ser una obsesión. Y más tarde mi profesión", contaba Blanca, según recoge Vanitatis.
Blanca Fernández Ochoa confesó, en entrevistas, que el esquí no le gustaba en la infancia. Sin embargo, se vio envuelta en la tradición familiar, y el deporte se convirtió en una obsesión. Más aún después de que su hermano Paco ganara el oro en los Juegos Olímpico de Sapporo de 1972, e hiciera historia para el deporte en España.
UNA CARRERA CON SACRIFICIOS
Ella se marchó con 11 años a un internado, para formarse con el equipo español de jóvenes promesas. Atrás quedaba el clan, los amigos y todo lo que conocía. Sus padres estaban convencidos de que eso era lo mejor para ella. "Lloré mucho", recordaba la deportista años después.
En 1992, Blanca también se trajo una medalla a casa. Obtuvo el bronce olímpico en Albertville, continuando la leyenda familiar. Además de ella y Paco, otros cuatro de los ocho hermanos Fernández Ochoa alcanzarían la gloria de los juegos olímpicos: Juan Manuel, Ricardo, Luis y Lola también siguieron la senda del esquí con grandes resultados.
EL INTENTO COMERCIAL
Tras retirarse de las competencias, los Fernández Ochoa permanecieron ligados al mundo del esquí profesional. Durante algún tiempo, los hermanos regentearon una cadena de tiendas de deportes, especializadas en artículos de esquí.
El nombre familiar y su gloria como el clan que hizo historia en los deportes de invierno para España tuvieron un peso ambiguo en el rendimiento de los negocios. Por una parte, en lo que a esquí se refiere, Fernández Ochoa era una garantía de profesionalismo, y no les era difícil posicionarse como referentes de la indumentaria para ese deporte.
Por otra, sin embargo, también cerraba la puerta a salir de la hiperespecialización. Durante la crisis, la familia intentó diversificar las ventas y expandirse hacia insumos de otros deportes, pero sin éxito: para bien y para mal, su nombre estaba indisolublemente ligado a las blancas pistas.
"Lo tuvimos que dejar por la crisis y porque nos ahogaba", reveló Blanca sobre aquella aventura.
TRAGEDIAS FAMILIARES
El más exitoso del clan fue, también, el primero en partir. Francisco (o Paco) Fernández Ochoa falleció en 2006, a la temprana edad de 56 años, víctima de un cáncer linfático que sufrió durante algún tiempo.
"Se puede ser feliz con artrosis, con ceguera y también con cáncer. Vivir es un privilegio del que no tenemos derecho a renegar", dijo en una de sus últimas apariciones públicas, poco antes de partir, según recoge Hoy. "Siempre hay un pretexto para disfrutar".
Trece años después, la tragedia volvió a golpear a la familia. La última persona con la que Blanca habló fue su hermana Lola, que refiere que admitió que no se sentía bien, y que necesitaba un poco de soledad para pensar. "Quizá haga el camino de Santiago", le dijo. Y prometió llamar.
Tras eso, la familia le perdió el rastro, y entró en alarma. Comenzó una búsqueda que tendría por muchos días a los Fernández Ochoa en vilo.
Tras la aparición de su coche, y de una grabación que la mostraba realizando una compra en Pozuelo de Alarcón, los hermanos se abrazaban a la esperanza. Después de todo, Blanca era fuerte, y conocía la montaña.
El 4 de septiembre, sin embargo, recibieron la peor noticia. Un sargento del Servicio Cinológico de la Guardia Civil y su perra hallaron el cuerpo de la esquiadora, en una zona de difícil acceso. El milagro, esta vez, no había podido ser.