Cesc Fàbregas: El divorcio de sus padres sigue siendo una de las peores experiencias de la vida del futbolista
El jugador Cesc Fàbregas recordó momentos de su infancia y adolescencia con su familia en 'Samanta y la vida de...'. Algunos de ellos le resultaron muy difíciles.
Samanta Villar hizo un repaso por la infancia y la adolescencia del jugador Cesc Fàbregas, en una visita junto al deportista a Arenys de Mar, el pueblo que lo vio crecer. Conversó con él sobre lo que significa el fútbol en su vida, y sobre momentos que lo marcaron para siempre.
"El fútbol era siempre como una desconexión para mí", asegura el jugador, "mi manera de olvidar todos los problemas y disfrutar".
Sus mayores problemas han estado siempre fuera de la cancha. Según él, su momento más difícil ha estado fuera de la cancha. Y ha sido uno de crisis familiar. "El peor momento de mi vida", lo llama: el divorcio de sus padres.
"Cuando mis padres se separaron lo pasé bastante mal", recuerda. "Aun hoy en día me sienta muy mal".
Por entonces, cuenta, tenía catorce años, y ningún motivo para pensar que algo iba mal entre sus padres. Recuerda a la perfección el día en que recibió la noticia de que su familia atravesaría una separación.
“Lo tendré siempre en mi cabeza”, afirma. “Era un domingo por la tarde y nos llama mi padre, dice que había una reunión familiar".
La idea de que estaba por enterarse de que la relación de sus padres se había terminado ni siquiera se le pasó por la cabeza. De hecho, lo que se imaginó fue que su madre les diría que estaba nuevamente embarazada.
"A mi padre se le veía muy afectado", cuenta. "Habló mi madre y nos lo contó. Para mí fue un shock, me acuerdo yéndome arriba, pegándole un puñetazo a la pared... A mí me distorsionó un poquito".
Para su hermana menor, Carlota, la situación fue más natural: "Mi hermana era diferente, se adapta", dice, "para mí fue un problema muy grande”. Y resulta visible que aquel recuerdo aún hoy lo afecta.
Samanta también visitó a la madre del jugador para conversar sobre la difícil experiencia de dejar ir a su hijo. Cuando Cesc recibió la propuesta de Arsenal que lo llevaría a vivir lejos de casa tenía tan solo 16 años.
Recuerda que aquel momento fue muy difícil para ella. Además del dolor que sentía tuvo que enfrentar el cuestionamiento de muchos conocidos por acceder a separarse de su hijo adolescente. Recuerda que se echó a llorar cuando lo mandaron a Inglaterra.
"Sabía que estaría súper bien cuidado", afirma.
Se había asegurado bien de aquello: había visitado Inglaterra y conocido el lugar y las personas con las que conviviría su hijo. Eso no hizo la despedida más fácil. Ni la libró del sentimiento de culpa que le provocaba pensar que ella había sido parte en empujarlo a eso. Pero la oportunidad era de esas que se presentan una vez en la vida, y vaya si Cesc la aprovechó.
Como toda madre, sin embargo, el paso de su hijo de la infancia a la adultez se le ha hecho muy rápido, y haberlo tenido lejos en aquel momento clave de la adolescencia no lo hizo más fácil.
Señaló que le resulta muy difícil aceptar que su hijo ya no es el niño que era cuando se fue, y que ya es un hombre. "Seguiré diciendo que es un chico", dice.