Dos golpes que marcaron la vida de Andrea Bronston: la muerte de Camilo Sesto y Lucía Bosé

Andrea Bronston vivió siempre ligada a la escena musical. Este fue un año muy duro para ella: perdió a Lucía Bosé, su "segunda madre", y a su expareja y amigo Camilo Sesto.

Hija del productor Samuel Bronston, la vida de Andrea siempre estuvo atravesada por la música. Su talento está en el canto. Sin embargo, no desarrolló una carrera solista: se desempeñó en los márgenes, en la labor imprescindible pero de perfil bajo de corista. Y persiguió su verdadera pasión: la actuación.

Su relación con Miguel Bosé y Camilo Sesto, a quienes acompañó sobre los escenarios, excedió la mera colaboración profesional. Al primero la hermanó la crianza. Al segundo, una relación de pareja, devenida de una larga amistad.

En una entrevista reciente, Andrea Bronston se abrió sobre estas experiencias, en un período muy duro para ella. Tuvo un accidente que le redujo la movilidad. Luego, la pérdida de su amigo y de su "segunda madre" en pocos meses no le ha dado respiro.

El 8 de septiembre pasado se cumplió un año desde la muerte de Camilo Sesto. Cuando ocurrió el triste suceso, Andrea se encontraba convaleciente por un accidente de tránsito, que la mantuvo hasta hoy en fisioterapia.

Según reveló, la muerte de Camilo fue un golpe muy duro para ella. Tanto que le costó mucho reponerse.

"Éramos muy amigos, últimamente no lo veía ni estaba en contacto, pero siempre sabes que está ahí", contó. Y reveló el efecto de la noticia: "estuve en shock una semana".

Sobre las acusaciones vertidas por Lourdes Ornelas al entorno del cantante, se mostró cautelosa. Por una parte, admitió que en su último tiempo Camilo estaba "francamente mal", en consonancia con la lectura de Ornelas, quien había aseverado, preocupada por el futuro de su hijo, que el cantante no estaba en control de sus facultades.

Por otra dio una explicación alternativa a la de la madre de Camilín para el control aparente de su entorno más cercano. Para Andrea Bronston, lo más probable es que tal control haya existido, pero sin malas intenciones.

"Las personas que estaban con él no tienen por qué secuestrarlo, tal vez simplemente le estaban cuidando", conjeturó.

Durante marzo, la corista y actriz sufrió otra gran pérdida: la de Lucía Bosé. Para entender el impacto de esta muerte en su vida, hay que remontarse muchos años atrás.

Cuando Andrea era niña, su madre enfermó. Su padre se marchó con ella a Estados Unidos, y atrás quedó la hija, al cuidado de Lucía Bosé en la residencia de la familia en Somosaguas.

"Para mí fue como una segunda madre", recuerda, "Miguel, Lucía hija y yo pasamos nuestra adolescencia juntos".

La muerte de Lucía Bosé la tomó con la guardia baja. Confiesa que hace tiempo que no hablaba con ella, y que su partida la llenó de culpa. Su enfermedad y rápido desenlace fue implacable y no pudo recuperar el tiempo perdido.

No haber podido, además, abrazar a la familia y despedirla como se debe, a causa del confinamiento, no mejoró las cosas. Para ella, fue "un disgusto enorme".

"Me hundió en la miseria", confesó. "Hay que estar en contacto con la gente, porque piensas que están ahí, pero un día dejan de estarlo y luego te arrepientes".

Al menos, ahora ha podido recuperar el contacto con Miguel Bosé. Los unen muchos bellos momentos de la adolescencia, y también sus primeros pasos en la música, que ella recuerda con cariño. Han vuelto a hablar, y afirma: "yo no creo que esté loco".