Estas son las crisis más comunes en una relación, desde el final del enamoramiento hasta el nido vacío
Frases como “felices para siempre” o “hasta que la muerte nos separe” crean expectativas que dificultan enfrentar la realidad de la convivencia.
Si bien es válido esperar una vida feliz al lado de nuestro ser amado, entender la vida en pareja proporciona mejores herramientas para lograrlo.
Una pareja involucra a dos personas con crianzas distintas, personalidades únicas y gustos diversos, por lo que es normal que afronten crisis, momentos buenos y dificultades en su día a día.
Pareja feliz. | Foto: Shutterstock
De acuerdo a varios psicólogos, estas son las cuatro crisis más comunes por las cuales puede pasar una relación. Entenderlas te permitirá afrontarlas de la mejor forma posible.
4. EL ENAMORAMIENTO LLEGA A SU FIN
Toda relación amorosa comienza con una descarga de algunas sustancias químicas en el cerebro, entre las cuales está la dopamina. Eso proporciona una sensación de euforia y felicidad a la cual nos hacemos adictos. Enamorarse es una adicción, como bien explica Helen Fisher, antropóloga estadounidense.
Pareja mirándose felizmente. | Foto: Shutterstock
Vemos a nuestra pareja a través de cristales de perfección, no queremos separarnos de nuestro ser amado ni un minuto y al estar juntos hay una necesidad absoluta de tener contacto físico con él.
Esta etapa no es eterna. La psicóloga Mirela Navarro indica que no importa lo que hagas o dejes de hacer, su duración es limitada, de máximo unos 12 meses.
Mujer molesta. | Foto: Shutterstock
A partir de ese momento, el otro miembro de la pareja se convierte ante nuestros ojos en un ser humano normal, con virtudes y muchos defectos. Ocurre entonces la primera crisis, que en muchos casos lleva a la ruptura.
Sin embargo, es posible superar esta crisis si se entiende que el proceso es normal y que se trata tan solo de adaptarse y modificar las expectativas sobre el objeto del amor. Eso lleva a la consolidación de la pareja y el surgimiento del verdadero amor.
Pareja discutiendo. | Foto: Shutterstock
3. EL SIGUIENTE NIVEL
Una vez que la pareja se consolida comienza realmente la etapa de conocerse, aceptarse y hacer planes verdaderos de un futuro juntos.
El que ambos miembros de la pareja no coincidan cuando surge el deseo de vivir juntos usualmente genera la siguiente gran crisis. Quien desea seguir manteniendo su independencia se siente presionado, mientras que el otro piensa que el amor de su pareja no es verdadero.
Hombre propone matrimonio a mujer. | Foto: Shutterstock
Si consiguen llegar a un acuerdo que los satisfaga a ambos, como establecer un tiempo máximo para pasar al siguiente nivel o encontrar soluciones intermedias, hay una buena posibilidad de seguir juntos. En caso contrario, significa el fin de la relación.
2. SOMOS PADRES
Una pareja que ha logrado llegar a la etapa de la convivencia y que decide que es el momento de formar una familia, debe prepararse para una de las más profundas crisis que va a vivir. La llegada de los hijos implica un cambio radical en toda la dinámica que hasta ese momento les había funcionado.
Padres e hijo. | Foto: Shutterstock
Desde las diferencias en cuanto a la responsabilidad compartida respecto a la atención de los niños, hasta criterios y valores de crianza, todo puede desencadenar un conflicto entre dos personas cuyas vidas nunca volverán a ser las mismas.
La comunicación es indispensable en esta etapa, aseguran los expertos. También el respeto al tiempo de la pareja. Ayuda mucho rodearse de la familia o de personas que ayuden a lidiar con los niños para no sentirse abrumados por las nuevas responsabilidades sin un respiro.
Padres abrumados y niños corriendo. | Foto: Shutterstock
1. DE NUEVO SOLOS
La partida de los hijos se conoce como la crisis del nido vacío, por cuanto para algunas familias la vida transcurre alrededor de ellos y al encontrarse solos, la pareja descubre que no tiene ya nada en común.
Si el amor aún está presente, hay muchas alternativas que podrían suavizar esta crisis. Todas nacen de una asertiva comunicación y de encontrar una forma de compartir actividades que disfruten juntos sin descuidar su individualidad.
La pareja es una entidad que crece, evoluciona e inclusive cambia con los años, y es necesario que ambos miembros de la misma trabajen día a día por un mismo objetivo: disfrutar la vida juntos.