La vida de Esther Doña a casi un año de la muerte de Carlos Falcó
El marqués de Griñón falleció a la edad de 83 años, el 20 de marzo de 2020, debido a las complicaciones por el covid-19.
Esther Doña se ha esforzado por continuar su vida tras la pérdida de su esposo y su padre, quienes fallecieron tras luchar contra el virus.
La viuda, quien se contagió a la par con su esposo, se terminó de recuperar y abandonó el palacio El Rincón, donde vivió sus mejores años con él.
Ella dejó el lugar porque no tenía sentido seguir habitando el espacio sin la presencia de Falcó. Además, el palacio estaba lleno de los recuerdos que construyeron juntos.
Han pasado casi 10 meses desde que tuvo que decirle adiós a su esposo, con quien estaba desde 2015 cuando hicieron oficial su relación.
La diferencia de edad de 42 años que había entre ellos no fue impedimento para que Esther se convirtiera en uno de los apoyos más importantes que tuvo el marqués en sus últimos años.
Tras su partida, Doña se ha refugiado en su círculo más cercano, incluyendo a los amigos íntimos de Carlos Falcó, quienes le han brindado soporte incondicional en estos tiempos difíciles.
A través de una charla con la revista Vanitatis, la viuda del marqués de Griñón extendió un sincero pésame a las personas que han perdido seres queridos en estos tiempos. Se solidarizó porque ella sabe bien lo que sienten.
"Sé lo difícil que es superar un duelo desgarrador, pero también sé que mi amado marido, Carlos, hubiese querido que recompusiese mi vida rota y construyese un futuro donde en algún momento hubiese espacio para la felicidad", dijo.
Ella confesó que, después del tiempo que ha pasado desde la partida de su esposo, se halla más serena. Se encuentra apoyada en los recuerdos felices que tiene con él y que no quiere perder.
Asimismo, ha valorado la compañía de los animales en el confinamiento y en su proceso de duelo. Por eso, el cariño y la compañía de su perrita Chloé ha sido indispensable.
En la actualidad, se encuentra mirando de cara al futuro con el objetivo de continuar apoyando los proyectos que amaba Carlos Falcó. Algunos en el sector gastronómico y vinícola, otros en la industria artesanal y cultural.
"Recuerdo momentos muy emocionantes con nuestros amigos del Museo Thyssen-Bornemisza y recomiendo el arte como terapia de superación", expresó.
Esther cuenta que las emociones y belleza que se siente al admirar obras de arte le ha ayudado a generar serenidad y motivación para ir superando la partida de su marido.
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