Mujer vivió en un castillo medieval sin agua ni calefacción
Yulia es una fotógrafa profesional que al enterarse de que había un castillo medieval disponible para habitar, aceptó la condición de los dueños de trabajar en la remodelación del mismo para poder vivir en él.
La dama emprendió esta aventura junto a su novio sin imaginarse que la vida en el lugar no sería nada fácil, ya que durante algún tiempo pasaron frío, cocinaron con leña y aprendieron a usar un pozo.
El castillo de 600 metros cuadrados, construido en 1482 y renovado en 1972, era helado y no tenía fregadero ni agua potable.
En el exterior de la vivienda había un pozo y los inodoros debían enjuagarse con un balde. Tampoco contaba con una cocina moderna.
Como las últimas renovaciones fueron hechas luego de la primera y segunda guerra mundial, el lugar no tenía alumbrado eléctrico, pero sí contaba con algunos enchufes.
Yulia aceptó el reto de la remodelación y lo primero que hizo fue colocar un fregadero y un horno para poder cocinar con tranquilidad.
Su novio y ella vivieron en el lugar durante dos años y lograron instalar puertas, ventanas, hicieron un balcón, arreglaron el sistema eléctrico, taparon los orificios que había en algunas paredes e instalaron una línea telefónica para poder tener acceso a Internet.
A pesar de que la pareja quería realizar mayores cambios en el castillo, esto no fue posible debido a que por tratarse de un monumento nacional, se requerían permisos que llevarían años para ser aprobados. Por eso no fue posible poner un sistema de agua potable en toda la vivienda.
Sin embargo, con las modificaciones que Yulia logró llevar a cabo, ahora una parte del castillo es usada como hotel para trabajadores remotos.
La fotógrafa siempre recuerda con cariño cada día que pasó en aquel lugar, en donde cambió su estilo de vida moderno por uno medieval.
Los gatos de Yulia también disfrutaron de la estadía en el castillo cazando en el bosque y pasando horas sentados frente a la chimenea durante el invierno.
El estilo de vida medieval le permitió valorar más las cosas de primera necesidad como lo son los servicios públicos, ya que durante dos años no contó con ellos. Y también le dio importancia a tener un lugar cálido donde habitar.
Una de las partes favoritas del castillo era la casa de cristal, que se comunicaba con una de las habitaciones. Este lugar tenía vista al bosque y por la mañana se podía admirar el hermoso paisaje de la naturaleza.
Asimismo, indicó que los atardeceres eran espectaculares y que pasear por los árboles la hacía sentirse en paz.
Yulia aseguró que su permanencia en el castillo fue inolvidable y lamenta que sus proyectos personales no hayan sido compatibles con ese estilo de vida.
Actualmente, la fotógrafa vive en España junto a su pareja, en donde trabaja en proyectos informáticos y realiza fotografías.
Finalmente, Yulia expresó que aunque muchas personas pueden considerar que solo los ricos viven en castillos, a veces no es así.
En su caso, un estilo de vida minimalista fue la que la llevó a permanecer en el lugar y piensa que no todo el mundo podría pasar más de una noche allí.