Lyn May y su difícil infancia, entre abuso, maltrato, pobreza y embarazo
Lyn May conmocionó a la opinión pública al afirmar que estaba embarazada. Luego reveló que era todo una broma para levantar los ánimos. Pero si hay alguien que sabe de lidiar con el sufrimiento es ella: la historia real de su primer embarazo es desgarradora.
A sus 68 años, Lyn May lleva una vida espléndida. Tal es su plenitud que, cuando anunció que sería nuevamente madre, muchos lo creyeron improbable pero posible: hay registros de embarazos por fertilización asistida a esa edad, y el empuje claramente no le falta.
"Hay que reírse de algo, hay que sacar algo", explicó luego la artista. "Que la gente se distraiga, que no esté viendo puras muertes".
Y su vida, ciertamente, no ha sido siempre un lecho de rosas. En una entrevista reciente con Gustavo Adolfo Infante para 'El minuto que cambió mi destino', la diva narró cómo fueron sus difíciles comienzos.
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Hija de padres humildes y analfabetos, Lyn May llegó a los 14 años a la Ciudad de México a trabajar. No había puesto jamás un pie en la escuela, y se enfrentó a su nueva realidad con una candidez conmovedora.
Allí, vendiendo para ganarse el pan, conoció a un marinero que le prometió grandes cosas. "Por salirse de la pobreza buscas un escape", reflexionó. Y contó: "Me pintó las cosas color de rosa".
Las promesas del hombre, que según revela "tenía como 40 años", pronto mostraron su verdadera cara. Él la dejó embarazada, y ella no entendía qué le pasaba ni por qué se le hinchaba el vientre. Ni supo muy bien qué hacer con ello cuando lo supo.
"Cuando estaba embarazada pensaba que mi hija iba a nacer por acá", dijo, señalándose la boca, y sonriendo ante el recuerdo de su propia inocencia. Fue con esa misma inocencia que recibió a su primera hija.
"Era mi muñequita, pues yo era una niña, no había tenido muñecas, no te digo que no tuve ni Reyes ni nada de eso, entonces mi regalo fue una muñequita", rememora.
En aquella situación, los adultos a su alrededor no hicieron más que empeorar las cosas. Este hombre que la dejó embarazada siendo apenas una niña y él un adulto, le daba palizas: "para sacármela porque no quería hijos, ya tenía hijos grandes".
Cuando la abuela de Lyn May, con quien ella vivía, lo supo, su reacción fue llamar a la policía. Pero no para denunciar al hombre por lo que le hizo, sino para obligarlo a casarse con ella y, para los parámetros de la época, salvaguardar su honra.
"A fuerza nos casaron, que yo hubiera preferido mil veces que no hicieran eso", contó.
Su primer matrimonio no duró mucho. Para su primer marido, todo era una excusa para molerla a golpes: "Si se iba la luz me golpeaba, si llegaba tarde me golpeaba", recuerda.
Llegó a pensar que moriría en sus manos, y tuvo que tomar una decisión adulta: "Después de que nació la segunda niña me fui, porque el tipo me golpeaba y me trataba muy mal", cuenta.
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