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Silla de ruedas. | Foto: Shutterstock
Silla de ruedas. | Foto: Shutterstock

Mujer deja a su esposo en silla de ruedas con dos bebés recién nacidos - Historia del día

Georgimar Coronil
14 oct 2021
17:20

Después de que una mujer diera a luz a dos hijos, su marido quedó discapacitado como consecuencia de un accidente. La mujer se dio cuenta de que no podía ocuparse de todos y abandonó la familia, pero el karma la castigó severamente.

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Silvia tenía solo 25 años cuando se casó con Enrique y se quedó embarazada de gemelas. Al principio, los recién casados estaban contentos, pero con el paso de los meses, Silvia cambió.

A pesar del apoyo de Enrique, le resultaba difícil lidiar con el embarazo. Frecuentemente tenía arrebatos y rabietas. Su marido se ocupó de todo y le prometió que haría lo posible para que estuviera cómoda.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Tras el nacimiento de las gemelas, Enrique pensó que Silvia cambiaría. Después de todo, se decía que ser madre era la mayor bendición de la vida. Lamentablemente, el comportamiento de su mujer empeoró y se negó a encargarse de sus hijas.

Silvia salía a menudo con sus amigos y volvía tarde a casa, inclusive a veces no lo hacía. Otras ocasiones se quedaba en casa de sus padres, dejando a Enrique al cuidado de las bebés.

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Naturalmente, el padre de dos buscó ayuda y contrató a una niñera para que lo ayudara con las niñas. El hombre llegaba a casa después del trabajo para hacerse cargo de las chicas y establecer un vínculo con ellas. Pero el estresante ciclo agotaba su energía y pasaba factura a su salud.

Un día, mientras volvía a casa, Enrique fue atropellado por una moto. Se despertó en el hospital con múltiples puntos de sutura y sin saber qué había pasado. El médico, que era el único que estaba allí, le informó de que había sido atropellado.

"Lo siento, Enrique, pero los huesos rotos de tus piernas no se pueden arreglar. Todavía estamos desarrollando una tecnología para ello que puede llevar años. Por ahora, tienes que estar en una silla de ruedas", le dijo.

Enrique no daba crédito a lo que escuchaba, pero pensó que Silvia lo ayudaría con su incapacidad. Sin embargo, una semana después, Silvia lo dejó a él y a sus gemelas.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Shutterstock

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"No, Enrique. Esta no es la vida que quiero. No voy a desperdiciar mis mejores años siendo una niñera para ti y tus hijas. Me voy", dijo. Silvia recogió inmediatamente sus cosas y se marchó, llevándose la mitad del dinero de su cuenta de ahorros.

Enrique pensó que las cosas no podían empeorar, pero al día siguiente, una llamada telefónica le demostró lo contrario.

Su jefe le llamó y le despidió del trabajo, aunque le concedió una indemnización. "Lo siento, Enrique, no podemos tener a un gerente discapacitado haciendo mucho trabajo de campo", dijo el jefe.

Enrique estaba destrozado y deprimido. Hizo todo lo posible por cuidar de sus hijas y encontrar un trabajo, pero nadie aceptaba a un discapacitado. Pronto, sus ahorros se agotaron y no pudieron cubrir sus necesidades básicas.

Una noche, Enrique se acostó en la cama mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Ya no quería vivir, pero oía el llanto de sus gemelas por el hambre. Sabía que tenía que ser fuerte por ellas, así que se levantó y recordó su antigua afición: tejer.

Enrique había aprendido a tejer con su abuela y se le daba muy bien. Rápidamente hizo jerséis y bufandas y fue más creativo que nadie, así que puso en marcha un negocio en línea que personalizaba ropa y accesorios.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Shutterstock

En pocos meses, su negocio despegó y recibió varios pedidos que le obligaron a contratar trabajadores. Así transcurrieron dieciséis años en los que pudo mantener a sus hijas.

Un día, mientras Enrique estaba en su pequeña fábrica, una mujer llamó a la puerta de su casa. Sus hijas abrieron, para su sorpresa, la mujer se presentó como Silvia. Inmediatamente, rompió en llanto al ver a sus gemelas convertidas en unas señoritas.

Pero las hermanas solo tenían odio hacia su madre. Cerraron la puerta de golpe y le dijeron a la mujer que no volviera nunca más. Silvia intentó regresar al cabo de una semana, solo para encontrar un apartamento vacío. Resultó que las chicas le habían rogado a su padre que se mudaran.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No te conviertas en padre si no estás preparado para la responsabilidad.
  • No puedes culpar a los hijos por sentir rencor hacia sus padres por abandonarlos.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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