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Gente en las filas de caja de una tienda | Foto: Shutterstock
Gente en las filas de caja de una tienda | Foto: Shutterstock

Niño paga los comestibles de una anciana hambrienta y le dice que pida un deseo - Historia del día

Georgimar Coronil
15 oct 2021
17:20

Edith estaba parada en la puerta del supermercado y miraba con tristeza a la gente, esperando que alguien la ayudara a comprar comida.

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La mujer no había ingerido alimentos en días y estaba hambrienta. Sin embargo nadie se acercó a ella, excepto un niño que le pidió que le devolviera el favor de una forma única.

Matías Gómez, de diez años, era un fanático acérrimo del fútbol y había estado ahorrando durante meses para comprar el uniforme de su equipo favorito. Sin embargo, cuando llegó a la tienda, descubrió que el precio había subido y el coste ahora era más de lo que había logrado ahorrar.

For illustration purposes only. | Source: Pexels

For illustration purposes only. | Source: Pexels

Abatido, el chico casi se echa a llorar, pero justo en ese momento, oyó una voz detrás de él. "¿Estás bien, Matías?".

El niño se giró y vio al Sr. Bernal, su vecino, con una bolsa de comida en la mano. "Sí, señor Bernal", respondió el niño mientras se secaba las lágrimas y se acercaba a él. "Solo estaba..."

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"Pues no pareces estar bien", interrumpió el señor Bernal. "Dime si hay algo que pueda hacer para ayudarte".

"Había ahorrado dinero para el uniforme de mi equipo de fútbol", sollozó Matías. "Pero cuando he venido hoy, he visto que son unos cuantos dólares más de los que tengo".

"¿Eso es todo? ¿Por eso estás triste?". El señor Bernal le dedicó una enorme sonrisa. "No te preocupes, chico, yo pagaré el coste extra".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¡Oh, no, señor Bernal!", exclamó Matías. "Si mamá se entera de que le he pedido dinero para el uniforme de fútbol, se pondrá furiosa. Después del colegio, suelo pasar el día jugando, así que cuando le pedí un nuevo uniforme, me dijo que no. Por eso he estado ahorrando. Además, me ha dicho que no pida dinero prestado a nadie. Dice que no es bueno si no puedes devolverles el favor y no tengo dinero para devolvérselo".

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El señor Bernal se rio ante la inocencia del chico. "Bueno, ¿entonces qué tal si me lo devuelves ahora mismo?".

"¿Ahora?", Matías estaba desconcertado.

"Sí, prométeme que regresarás esta amabilidad. Eso significa que si te encuentras con alguien necesitado y tienes los medios económicos para ayudarle, lo harás sin dudarlo. ¿Trato?".

"Hecho, señor Bernal", exclamó Matías con alegría y se fueron a comprar su uniforme de fútbol.

Después de ese día, el chico empezó a ahorrar dinero para cumplir la promesa al Sr. Bernal de que algún día ayudaría a alguien que lo necesitara. En el transcurso de un año el niño pudo acumular ¡400 dólares!

Un día entró con confianza en el supermercado con todos los dólares en sus bolsillos y se dirigió directamente a la cajera. "Hola, me llamo Matías. Tengo 400 dólares y me gustaría ayudar a gente que no tiene dinero".

La cajera le sonrió. "¿Estás solo, chico? ¿Dónde está tu madre? ¿Sabe ella que estás gastando su dinero de esa manera?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"No", explicó Matías, "es el dinero que he ahorrado. Hice una promesa...".

"Mira, chico, se supone que no deberías estar aquí. Dime, ¿dónde está tu madre? Te dejaré allí", le interrumpió la cajera. Matías intentó explicar que estaba solo, pero la cajera no le escuchó y lo corrió mientras los clientes empezaban a acercarse a su mostrador.

Abatido, Matías se dirigió a otro cajero, pero este también lo rechazó. "Apártate, chico, estás impidiendo el paso a otros clientes", le gritó el hombre con rabia.

“No creo que pueda devolverle el favor al Sr. Bernal. No veo a nadie que necesite mi ayuda”, reflexionó Matías. Pero justo en ese momento, su mirada se dirigió a una mujer mayor sin hogar que veía a todos en el supermercado con una mirada triste.

Matías se apresuró a acercarse a ella. Se llamaba Edith. "¿Puedo ayudarla, señora? ¿Quiere comprar algo?", preguntó con curiosidad.

"Oh, no, no", dijo Edith tímidamente. "Solo pasaba por aquí; no quería comprar nada".

Matías le dedicó una enorme sonrisa. "No pasa nada. Me he dado cuenta de que está viendo a otras personas hacer la compra. Puedo comprar algo para usted".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

A Edith le daba vergüenza pedirle ayuda al chico, pero llevaba días muriéndose de hambre, así que le preguntó tímidamente: "¿Puedes comprarme un poco de pan? Estoy hambrienta y hace días que no como".

"Claro, por favor, acompáñeme", respondió Matías alegremente. Llevó a la indigente al interior de la tienda y le compró pan, víveres y un cartón de leche. Cuando fue a pagar la cuenta en el mostrador, el cajero no podía creer que un joven estuviera pagando la cuenta por otra persona.

Los demás compradores estaban igualmente impactados y sintieron vergüenza de no hacer nada mientras Matías ayudaba a la indigente. De hecho, inspirada por el ejemplo del chico, una señora se ofreció a pagar las compras adicionales de Edith.

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Otra le dio una palmadita en la cabeza al muchacho y lo elogió: "Dios te bendiga, jovencito. Tu madre hizo un excelente trabajo al criarte".

Un sujeto se burló del muchacho, pero recibió una buena lección por su grosería. Y una mujer lloró tanto ante la generosidad del chico, que la cajera rodeó el mostrador y la abrazó para consolarla.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando Matías finalmente pagó la cuenta y regresó, Edith rompió a llorar. "¡Muchas gracias, joven! No podré devolverte tu generosidad nunca".

Pero Matías sonrió y dijo: "Sí puede. Todo lo que tiene que hacer ahora es prometerme que devolverá esta generosidad a otra persona en el futuro. ¿Trato?"

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"Trato hecho", dijo Edith, con el corazón lleno de alegría.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • A veces, los niños acaban haciendo cosas que nos dejan atónitos e inspirados al mismo tiempo: Nadie creyó a Matías cuando se ofreció a pagar la comida de la pobre mujer, pero todos se asombraron y aplaudieron al joven por su generosidad cuando lo hizo.
  • Nunca hay que dejar de ayudar a alguien que lo necesita: Así como lo hizo el Sr. Bernal con Matías y luego el chico con Edith. Ellos son brillantes ejemplos de esto.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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