Hombre solitario y sin hogar encuentra una familia tras publicar sentida solicitud para pasar un día acompañado
Neal Shytles vive con un centenar de otras personas en un refugio para personas sin hogar. Pero de todas formas se siente solo. Como quería sentirse parte de una familia, publicó un anuncio pidiendo pasar el día de Acción de Gracias con cualquiera que quisiera aceptarlo.
Estar solo en el mundo sin hogar ni familia es un dolor que solo pueden entender quienes lo han vivido. Neal Shytles es una de esas personas.
Neal creció en Hampton Roads, Virginia (Estados Unidos), y durante 15 años trabajó duro como conductor de taxis. Sin embargo, perdió su trabajo, y a partir de entonces todo ha ido para peor.
Sin familia que lo asistiera en su momento de escasez, pronto se quedó sin ahorros y lo perdió todo. Alquiló una habitación en un refugio para hombres, con el poco dinero del seguro social.
Nunca pensó que llegaría a una situación así, pero no tenía alternativa. Pese a sus circunstancias, agradecía todo lo que se le había dado. Sin embargo, no podía quitarse la angustia de la soledad.
"Estoy solo 365 días al año", compartió, "pero Navidad y Acción de Gracias son las peores jornadas, y realmente extraño tener familia".
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Con la esperanza de tener alguien con quien compartir la fiesta, Shytles se puso en contacto con un canal de televisión y puso un anuncio en la página de Facebook del medio. Este decía:
"Hombre de talla grande, de 50 años y cristiano busca una persona, familia o pareja con la que compartir el Día de Acción de Gracias. [...] Estuve muy solo el Día de Acción de Gracias pasado, y no querría que vuelva a pasarme".
Explicó que no tenía transporte propio, y agregó: "No solo estaría agradecido, sino que me sentiría bendecido de poder pasar esta fiesta con ustedes".
La publicación conmovió a muchas personas, que lo invitaron a pasar la fiesta de Acción de Gracias con ellos. La primera pareja que entró en contacto con él fue la de Cory y Ashley McLemore, de Newport News. La conversación fue muy emotiva, y Neal se echó a llorar al teléfono.
Según Ashley, ella y su marido son militares y conocen muy bien la sensación de sentirse solos y estar lejos de la familia. "Me puse a llorar cuando ella me llamó, tuve que disculparme por ponerme tan emocionado", dijo Shytles.
Incluso antes de conocer a la pareja, Shytles ya sentía un afecto familiar hacia ellos. Terminó pasando el almuerzo y la cena con ellos, lo que llamó una doble bendición.
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La necesidad de afecto y de un hogar de pertenencia es tan acuciante como las materiales. Esta pareja pudo, en un día muy difícil, brindar un momento de calidez de hogar a quien más lo necesitaba.
¿Has compartido tus fiestas con desconocidos alguna vez? Cuéntanos cómo fue en la sección de comentarios.