Novia finge ser huérfana para excluir a su madre pobre y sucia de su boda de lujo - Historia del día
Una novia fingió haberse quedado huérfana para mantener a su madre fuera de su boda. Pero al final, llegó a lamentar sus acciones.
Julia era la única hija de su familia y tenía solo cuatro años cuando su padre la abandonó. Su madre, Ana, la crio sola a partir de entonces.
Trabajaba en una pequeña granja durante la semana y realizaba trabajos de medio tiempo los fines de semana. Quería asegurarse de que a su hija no le faltara nada. Pero cuando Julia se convirtió en adolescente, comenzó a despreciar a su madre.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“¡Mamá!”, lloró cuando estaban a punto de irse a su función escolar anual. “¿No tienes más nada que ponerte? Si te pones eso, mis amigos se burlarán de mí. Se ve viejo”.
“¡Pero cariño, este vestido solo tiene un año! También es uno de mis favoritos”, explicó Ana. “¡Mamá, lo has usado muchas veces! Por favor cámbialo de inmediato. No quiero sentirme avergonzada frente a todos”.
Los ojos de la madre se llenaron de lágrimas al ver a su hija de 13 años burlándose de ella así. Pero no dijo nada porque pensaba que Julia todavía era una niña y no lo decía en serio. Entró, se puso otro vestido y luego fue a la escuela de su retoño.
Cuando Julia cumplió 18 años, se mudó a la ciudad, en parte para estudiar y en parte para deshacerse de su pobre madre que trabajaba en una granja. Casi nunca la llamaba.
Luego conoció a un hombre rico llamado Alan. Él le propuso matrimonio en un mes. Ella siempre había querido ser rica, ¡y su sueño ahora estaba a solo un paso de distancia!
Julia nunca le había dicho a Alan nada sobre su familia. De hecho, había mentido al decirle que había quedado huérfana a una edad temprana y que había sido criada en hogares de acogida.
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Entonces, cuando estaba preparando la lista de invitados a la boda, excluir a su pobre y sucia madre había sido una tarea fácil.
La boda fue organizada para celebrarse en uno de los salones más exquisitos de la ciudad, y Julia no podía contener su emoción, pensando que Ana no asistiría. Sin embargo, el destino tenía otros planes.
La madre decidió hacerle una visita sorpresa a su hija solo dos días antes de la boda. Condujo casi seis horas para ver a su hija, pero ella no estaba en casa.
Esperó en el porche delantero a que regresara, y cuando lo hizo, se sorprendió al verla llevando un vestido de novia.
“¿De quién es ese vestido de novia, Julia?”, preguntó Ana. La joven respiró hondo y su madre notó el miedo en sus ojos.
“¡Ay, mamá, este es el vestido de mi amiga Gabriela! Entra. Te prepararé un poco de té”, dijo rápidamente, evitando la mirada de Ana. Entonces entraron a la vivienda.
Perpleja por el tono dulce de su hija, que la madre no había escuchado en años, pudo sentir que estaba escondiendo algo.
“Pero cariño, ¿por qué estás usando el vestido de Gabriela? ¿También vas a ir? En ese caso, vayamos de compras para ti”.
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“No, no hay necesidad de eso, mamá”, dijo Julia, mientras ponía a calentar una tetera. “Tengo algunos vestidos y creo que usaré uno de ellos”.
“Ah, sí, ya veo. Entonces, ¿cuándo exactamente es la boda?”.
“Es la semana que viene, mamá”, mintió la joven. “Bueno, el té está listo. ¿Te importaría traerme algunas galletas de la caja en el estante de la cocina?”.
“¡Claro, cariño!”, Ana dijo y se levantó del sofá para dirigirse hacia la cocina. Pero en ese momento, notó que la pantalla del teléfono de Julia parpadeaba con una notificación de mensaje de un contacto llamado “Amor”.
“La lista de invitados a la boda está casi completa, cariño. Pero realmente desearía que alguien de tu lado estuviera presente para ayudar. Debes de extrañar a tus padres en este momento, ¿verdad?”, decía.
Por curiosidad, Ana pulsó el mensaje y, para su sorpresa, se abrió. El teléfono de Julia no estaba bloqueado. Los ojos de la madre se llenaron de lágrimas mientras leía todo el mensaje.
Se enteró de que su hija se iba a casar y había decidido no invitarla. Cuando Julia vio a Ana con su teléfono, entró en pánico y corrió hacia ella. “¡Mamá! No me gusta cuando alguien toca mi teléfono. ¡Dámelo!”.
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“¿Hay algo más que no te guste, cariño?”, Ana habló entre lágrimas. “¿Estás tan avergonzada de mí que mentiste sobre ser huérfana y decidiste no contarme sobre tu boda?”.
“¡Ya, mamá! No necesitas crear una escena. Es solo que es una pequeña ceremonia con solo unos pocos amigos cercanos, por eso no te había llamado”.
“¡¿Doscientas personas?! ¿Tienes tantos amigos cercanos, Julia? ¡Por el amor de Dios, deja de mentir! ¡Te vas a casar! ¡No es un evento pequeño! Soy tu madre, y ni siquiera te molestaste en decírmelo?”.
“¡Mira, ese es el problema contigo, mamá! ¡Siempre quieres que las cosas sean como tú deseas! Pero esa es MI boda. Si no quiero invitar a alguien, ¡no lo haré!”.
“¡Está bien, cariño! ¡No tenía idea de que me despreciabas tanto! Pero dime una cosa, ¿es porque te avergüenzas de mí?”.
“¡Está bien, mamá! ¡Es suficiente! Mira, mi prometido es un tipo rico. Todos los que asistirán a la boda serán de la élite”.
“Si ven a alguien como tú, una mujer sucia y vestida de manera descuidada entrando al salón, ¿crees que a él le gustará? ¡Obviamente no! Así que, por mi bien, no crees una escena y olvida todo lo que hablamos, ¿de acuerdo? ¡No hay boda, nada!”.
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Profundamente herida por las palabras de su hija, Ana rápidamente tomó su bolso y salió de la casa. Sin embargo, cuando se acercó el día de la boda, la madre no pudo contener su deseo de ver a su hija con su vestido de novia.
Abrió Facebook y comenzó a navegar por la cuenta de Julia con la esperanza de verla con el vestido de novia que había visto el día de su desagradable encuentro. Sin embargo, cuando revisó su perfil, descubrió que la boda tenía que posponerse.
“Disculpen las molestias, muchachos”, decía la publicación. “Tendremos que posponer la boda debido a problemas con el pastel. ¡Por favor, envíeme un mensaje de correo electrónico si conocen a alguien que pueda ayudarnos!”.
A pesar del maltrato de su hija, Ana se había quedado despierta toda la noche horneando un pastel para Julia. Luego lo envió a su casa al día siguiente con una nota adjunta.
“Cariño, espero que disfrutes del pastel de bodas. No pude replicar el diseño que vi en tu página de Facebook, pero hice lo mejor que pude. Con amor, mamá”.
Después de enviar el pastel ese día, Ana esperaba que Julia al menos le enviara una carta de agradecimiento. Pero eso no sucedió.
Sin embargo, dos días después, el timbre despertó a la madre. Cuando abrió la puerta, vio a su hija y a Alan parados en el umbral. La joven llevaba puesto su vestido de novia y el novio se veía más guapo que en la foto que había visto en el teléfono de Julia.
“¡Prepárate rápido, mamá!”, dijo la joven mientras le entregaba un vestido nuevo a su madre. “Llegaremos tarde a la boda. Pido disculpas por haber sido tan descuidada y egoísta”.
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“Cuando enviaste el hermoso pastel, decidimos casarnos en la iglesia en una ceremonia íntima, pero luego pensé que debería presentar ante todos con orgullo a la madre que me cuidó y me convirtió en la mujer que soy hoy”.
“Lo siento, me tomó un tiempo invitar a todos y rehacer los arreglos. Te amo, mamá, por favor ven con nosotros a la boda. Estaría incompleta sin ti”.
“Sí, Sra. Martínez”, agregó Alan. “Si Julia me hubiera hablado de usted antes, nunca le habría permitido hacer algo tan idiota como no invitarla. Sentimos mucho lo que hicimos. Por favor, venga con nosotros”.
Ana no podía dejar de llorar mientras abrazaba a Alan y a Julia. Más tarde acudió a la boda, y su hija aprendió una lección valiosa ese día: no se debe menospreciar a los demás.
¿Qué podemos aprender de la historia?
- El amor tiene el poder de transformar a una persona. Julia se sintió conmovida por los esfuerzos de su madre al haberle enviado un pastel y se dio cuenta de lo equivocada que había estado al haberse burlado de ella.
- Nunca menosprecies a tus padres; hacen todo lo posible para asegurarse de que seas feliz. La forma en que Julia ridiculizaba a su madre no estaba nada bien.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.