Hombre destroza el auto de su vecino con un bate: luego usan ese mismo auto para salvar a su esposa - Historia del día
Cuando Tomás se hartó del ruido procedente del garaje de su vecino Edward, tomó su bate de béisbol y destrozó su carro de época. Pero unos meses después, necesitó de él para salvar a su esposa.
Edward siempre fue una persona ahorrativa y gracias a eso tuvo suficiente dinero para comprar una casa. "La casa es suya", le dijo el agente inmobiliario y le entregó las llaves al hombre.
El hombre tenía un carro Ford que le regaló su padre y como era antiguo, necesitaba de muchos arreglos. Así que cuando se mudó a su nueva casa, decidió reformarlo.
Casa. | Foto: Unsplash
Edward no tenía tiempo para arreglar su Ford durante el día debido al trabajo, y casi siempre se quedaba hasta altas horas de la noche reparándolo. Aunque algunas personas pasaban por alto los ruidos, su vecino Tomás no lo hacía y se enfadaba constantemente.
"Que ruido tan irritante... espera lo que te voy a hacer ahora", murmuró Tomás mientras tomaba el teléfono y marcaba el 911.
"Sí, un segundo... ya voy", expresó Edward mientras se limpiaba las manos y se acercaba a la puerta. Cuando abrió vio a Tomás junto a dos agentes de la policía en su porche. "¿Qué está pasando?", les preguntó.
Los policías le informaron que estaba perturbando la paz de los vecinos con sus ruidos. "¿No tiene tiempo para arreglar el vehículo durante el día?", expresó un policía.
"No oficial, por eso es que me quedo hasta tarde arreglándolo", le contestó. Los agentes le advirtieron a Edward que no podía seguir molestando a la comunidad y se marcharon.
"Si vuelvo a oír ese molesto ruido procedente de tu garaje, te vas a meter en un lío... y lo digo en serio", dijo Tomás.
Hombre reparando un carro. | Foto: Pexels
La noche siguiente, Tomás estaba acostado en el sofá cuando lo despertó un fuerte ruido. Pensó que era de la televisión que seguía encendida, así que se volvió a dormir. Un par de minutos después, se levantó enfadado.
"Ahora sabrás de lo que soy capaz...", Tomás se levantó y se dirigió a la casa de Edward con un bate de béisbol en la mano.
Al ver que Tomás se acercaba, Edward salió corriendo y le rogó que se detuviera. "¡No! Por favor. Lo siento, Tomás, por favor no hagas esto... Significa mucho para mí, por favor", suplicó Edward. "Por favor, déjame explicarte por qué lo estoy arreglando".
Pero Tomás levantó su bate y golpeó el Ford con toda su fuerza. En cinco minutos, el vehículo estaba completamente destruido.
"Ahora arregla esa basura", se burló Tomás y se fue.
Edward se acercó y miró su Ford arruinado, limpió el desorden y lo dejó en el estacionamiento durante varios meses. No podía permitirse el lujo de arreglarlo, ya que había utilizado todo su dinero en reformar la casa. Por suerte, el motor del coche seguía funcionando.
hombre sostiene un bate de béisbol. | Foto: Pexels
Tomás se asomaba cada mañana para comprobar que el estacionamiento de su vecino estuviera cerrado. Pero un día, las cosas tomaron un matiz diferente después de que su esposa lo llamara.
Tomás estaba trabajando cuando sonó su teléfono, pero no pudo atender la llamada. Una hora más tarde, vio las llamas perdidas de Anna y se sorprendió.
"¿Por qué me ha llamado tantas veces? Espero que todo esté bien", exclamó. Intentó comunicarse con ella, pero no atendía el teléfono. Entonces fue cuando escuchó el mensaje de voz que le había dejado.
"Cariño... No puedo caminar, por favor, ven rápido. No puedo moverme y me duele", expresó. Anna estaba embarazada y ya era el momento de dar a luz. Tomás salió del trabajo y corrió hacia su coche. "Espero que esté bien. Aguanta, cariño... Ya voy", gritó.
Cuando llegó a su casa, encontró la puerta abierta. "¡Cariño, he vuelto!", dijo mientras corría hacia su dormitorio. Tomás se quedó sorprendido porque Anna no estaba en la vivienda. La buscó por todas partes, pero no la encontró.
"Dios mío, ¿Dónde está?", pensó. Encontró el teléfono de su mujer sonando en el suelo. El salón estaba desordenado, los libros se habían caído de las estanterías y el jarrón de cerámica estaba roto. "No, no puede ser", murmuró Tomás mientras salía corriendo.
Hombre sosteniendo un teléfono. | Foto: Unsplash
"Disculpe… ¿Sabe a dónde ha ido mi esposa?", le preguntó a uno de los vecinos. El sujeto le informó que había visto cómo se llevaban a Anna al hospital.
Tomás se subió a su carro y se dirigió a toda velocidad al lugar. Al llegar a la entrada, vio un viejo y arruinado Ford estacionado afuera.
Se apresuró a llegar a la sala de maternidad y, a través de la ventana, Tomás vio a Anna sosteniendo a su bebé recién nacido en brazos. "¡Por Dios, menos mal!", exclamó y entró en la habitación.
El hombre miró a su hija recién nacida y besó a Anna en la frente. "¿Cómo has llegado hasta aquí?", le preguntó.
"Casi me caigo cuando nuestro vecino Edward me oyó gritar pidiendo ayuda", le explicó Anna. "Me ayudó a subir a su coche... se accidentó dos veces, pero consiguió traerme a tiempo".
Los ojos de Tomás se llenaron de lágrimas cuando Anna dijo: "Me pregunto qué le habrá pasado al coche de Edward. Está dañado sin remedio, pero por suerte, ayudó a salvar la vida de nuestro bebé y la mía".
Mujer embarazada. | Foto: Unsplash
Después de escuchar a su esposa, Tomás salió corriendo y vio a Edward sentado en el pasillo y se acercó a él. "Edward, por favor, perdóname, amigo", se disculpó.
Edward le dio una palmada en el hombro y le dijo que su mujer había dado a luz a su hija en ese hospital. "Pero después de divorciarnos, se mudaron fuera del estado. Desde entonces, he estado intentando arreglar mi coche para poder sorprender a mi niña los fines de semana... Pensaba traerla de vacaciones este verano".
Tomás quedó destrozado y sin palabras. El pasillo permaneció en silencio mientras su conciencia lo culpaba. "Tengo que hacer algo", pensó y decidió enmendar su error.
Lee también: Marido le grita a su esposa porque no se cuida: luego ve una ambulancia llevándosela - Historia del día
A la mañana siguiente, Edward se despertó antes de que sonara su alarma. Se preparó para ir a trabajar y, al salir, se quedó sin palabras.
"¿Un carro nuevo? Qué... ¡No puede ser!", exclamó. Encontró las llaves y una nota en el cristal: "¡Espero que tu pequeña tenga unas maravillosas vacaciones!, con cariño Tomás".
Edward le agradeció a Tomás por el regalo, se subió a su flamante coche y pasó por la calle, imaginando lo feliz que se pondría su hija al verlo.
Carro. | Foto: Pexels
¿Qué podemos aprender de esta historia?
A veces, es mejor conocer las razones antes de hacer algo: Tomás destruyó el Ford de Edward sin saber que lo estaba arreglando para poder llevar a su hija de vacaciones. Pero cuando se dio cuenta de la verdad, se disculpó y le regaló a Edward un coche nuevo.
Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.
AmoMama.es no promueve ni apoya violencia, autolesiones o conducta abusiva de ningún tipo. Creamos consciencia sobre estos problemas para ayudar a víctimas potenciales a buscar consejo profesional y prevenir que alguien más salga herido. AmoMama.es habla en contra de lo anteriormente mencionado y AmoMama.es promueve una sana discusión de las instancias de violencia, abuso, explotación sexual y crueldad animal que beneficie a las víctimas. También alentamos a todos a reportar cualquier incidente criminal del que sean testigos en la brevedad de lo posible.