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Una mujer desmayada | Foto: Shutterstock
Una mujer desmayada | Foto: Shutterstock

Hombre discapacitado rescata a mujer embarazada inconsciente: al otro día su esposo lo envía al hospital - Historia del día

Mayra Pérez
25 ago 2022
01:55

Mark vio a una mujer embarazada inconsciente tirada en su patio y se apresuró a ayudarla. Llamó a una ambulancia y rezó para que estuviera bien. Al día siguiente, el esposo se presentó con una oferta sorprendente.

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Mark agarró sus llaves. Necesitaba salir de la casa rápidamente. Había estado tratando de sobrevivir con el dinero que recibía del gobierno debido a su discapacidad, pero era cada vez más difícil con la inflación.

Desafortunadamente, había perdido la mitad de su brazo derecho en un accidente automovilístico hacía varios años, y le había sido difícil encontrar un nuevo trabajo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Cuando la empresa en la que trabajaba quebró, él se había quedado sin trabajo. Por ahora, solo tenía esos cheques del gobierno para alimentarse, pero no era suficiente y sus escasos ahorros se estaban agotando rápidamente.

Uno de sus amigos le había conseguido una entrevista y tenía el tiempo justo para llegar. Cerró la puerta, se dio la vuelta y experimentó el impacto de su vida.

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Una mujer embarazada yacía en su césped, y no tenía idea de cuánto tiempo había estado allí. Corrió hacia ella, se arrodilló y la sacudió suavemente con una mano.

“¡Señorita! ¡Ay Dios mío! ¡Despierte!”, le rogó desesperadamente. Respiraba bien, pero Mark temía por ella. Él sabía que a las mujeres les puede pasar cualquier cosa durante el embarazo.

Tomó su teléfono y llamó al servicio de emergencias rápidamente, y de repente, comenzó a llover. “¡Ay, no!”, murmuró, mirando al cielo.

No podía dejarla en la hierba fría. Con todas sus fuerzas, la levantó con la mano izquierda, usando el codo derecho para sostenerla en su lugar, y la llevó al interior de la casa.

Resolló pesadamente cuando la acostó suavemente en su sofá. El sudor goteaba de su frente; se levantó y se dirigió a la puerta para estar atento a la ambulancia. Al llegar, le explicó a los paramédicos por qué la había tenido que mover.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Por favor, díganme que no hice más daño”, pidió a los socorristas.

“No se preocupe, señor. No parece tener fractura o alguna lesión muscular. Y hace frío, así que fue bueno que la haya movido. ¿Conoce a esta mujer?”.

Mark negó con la cabeza mientras miraba cómo la ponían en una camilla. “No tengo idea de quién es ella. ¿Estará bien?”.

“Por ahora está estable, pero hay que esperar a que la evalúen los médicos”.

“¿Puedo darles mi número de teléfono? Si no encuentran a su familia ni a nadie, ¿pueden llamarme? Mi nombre es Mark Higuita”.

“No es el protocolo, pero veré qué puedo hacer”, dijo el paramédico, anotó su número y se fue rápidamente al hospital.

Mark cerró la puerta y se sentó en su sofá, esperando que su corazón dejara de latir tan rápido. De repente, recordó su entrevista y miró el reloj. Era muy tarde. Corrió a su auto, rezando para que lo esperaran.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Al día siguiente, Mark revisó su teléfono y no vio llamadas, lo que significaba que probablemente no había obtenido el trabajo. No era buena referencia haber llegado tan tarde a la entrevista.

El lado positivo era que tampoco lo habían llamado del hospital, por lo que debían haber encontrado a la familia de la mujer embarazada. De pronto, sonó el timbre. En la puerta vio a un hombre que le sonreía amistosamente.

“¿Hola, señor Higuita?”.

“Sí, soy yo, ¿en qué puedo ayudarlo?”

“Mi nombre es Cornelio Ledezma. Ayer encontró a mi esposa en su jardín”, reveló el hombre, con una sonrisa sincera.

“¡Oh! ¡Sí, hola! Llámame Mark, por favor. Pasa. Pasa. ¿Cómo está ella? ¿Qué pasó? Cuando la encontré ya estaba así, y no tengo idea de cuánto tiempo estuvo inconsciente”, explicó.

“Lo sé, Mark. Conozco a uno de los paramédicos que la recogió ayer. Es un buen amigo, aunque al principio no la reconoció. Me comentó todo eso”, reveló Cornelio mientras entraba a su casa.

“Les pedí que me dieran su dirección porque tenía que venir a darle las gracias en persona. Vivimos unas puertas más abajo. Marissa está bien. Dijeron que tiene niveles bajos de hierro”.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“¿Eso es peligroso?”

“Puede serlo. Pero los médicos me dijeron que tenía buenas posibilidades de recuperarse. La van a controlar con medicamentos”, explicó Cornelio, y Mark asintió aliviado.

“Es bueno escuchar eso. Me asusté mucho cuando la vi en mi jardín. Fue aterrador. Estoy muy contento de que esté bien”, agregó.

“Escucha, no vine solo para informarte sobre su condición y agradecerte. Quería saber si necesitas algo. Me encantaría ayudarte en lo que pueda”, quiso saber Cornelio.

“No, no es necesario”, respondió Mark, sacudiendo la cabeza. “Cualquiera hubiera hecho lo mismo”.

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“En realidad, Mark, tuve una idea tan pronto te vi. Soy ingeniero biomédico, y trabajo con el hospital creando prótesis. ¿Has considerado conseguir una?”, preguntó, con ojos ansiosos y honestos.

“Por supuesto que sí. Pero son muy costosas. No tengo el dinero en este momento. El único lugar que me contrató, después de perder la mitad de mi brazo, quebró y no he logrado encontrar otro trabajo”, respondió, un poco avergonzado de revelar su situación financiera.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Sería un gusto hacer una para ti, y antes de que rechaces mi oferta, últimamente he estado experimentando con nuevos software y nuevos diseños, y con tu ayuda podría probarlos. Sería completamente gratis. Como agradecimiento, ¡por favor!”, insistió.

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Al final, Mark accedió porque era una oferta generosa y podría ayudarlo a conseguir un nuevo trabajo en el futuro. No tenía nada que perder.

Ese mismo día, Cornelio llevó a Mark al hospital para que pudieran comenzar a fabricar una prótesis con sus especificaciones exactas. Estando allí, conoció formalmente a Marissa, cuando ella le llevó unas galletas como muestra de agradecimiento.

Cornelio tardó unos dos meses en terminar la prótesis de Mark y, durante ese tiempo, desarrollaron una bonita amistad. Marissa le consiguió trabajo en un taller mecánico.

Y aunque a Mark le resultó difícil acostumbrarse a la prótesis, eventualmente lo logró. Pronto, se convirtió en uno de los mejores empleados que jamás tuvo el taller.

Años más tarde, Mark usó sus dos brazos para bailar con su esposa en su boda, donde Cornelio fue el padrino.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre que puedas, ayuda a tu prójimo. Mark ayudó a la mujer inconsciente en su patio, aunque por eso llegó tarde a su entrevista de trabajo. Al final, fue una de las mejores decisiones de su vida.
  • Sé agradecido. Cornelio supo que alguien había ayudado a su esposa y se apresuró a agradecerle personalmente y ofrecerle una recompensa generosa. Afortunadamente, trabajaba en un campo que podría cambiar la vida de Mark.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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