Policía lleva a embarazada en trabajo de parto al hospital: se convierte en padre de la bebé más adelante - Historia del día
Un oficial de policía lleva a una mujer embarazada en trabajo de parto al hospital y permanece a su lado durante todo el parto. Justo después de que nace el bebé, se entera de algo inesperado y su vida cambia para mejor.
Era una mañana soleada y el oficial Santos se dirigía a la comisaría. No había podido desayunar en casa, así que decidió tomar un desayuno rápido antes de dirigirse a la estación y giró su auto en dirección a su lugar favorito.
Una vez allí, hizo el pedido y regresó al automóvil, e inmediatamente tomó un bocado del desayuno, incapaz de resistir la tentación.
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“¡El personal aquí merece un aumento! ¡Este tiene que ser el mejor bagel que he probado en mi vida!”, dijo, disfrutando el momento.
Después de devorar el desayuno, el oficial Santos volvió a tomar el volante rumbo a su trabajo. Decidió tomar un atajo para llegar a la estación, pero de repente notó algo y se detuvo.
“¿Qué está pasando ahí?”, se preguntó.
Observó una gran multitud reunida en la esquina de la calle e instantáneamente salió de su automóvil y se apresuró a investigar.
Mientras se abría paso entre la multitud de personas hacia la acera, escuchó a alguien decir: “¿Ya llegaron los paramédicos? ¡Ella necesita llegar al hospital lo más rápido posible! ¡Está de parto!”. El oficial Santos se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.
La mujer estaba teniendo contracciones dolorosas y necesitaba ser llevada al hospital de inmediato. El oficial sabía que llegaría tarde al trabajo, pero después de ver la condición de la mujer, no podía pensar en nada más que ayudarla.
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Sin perder ni un minuto más, tomó una decisión. Llevaría a la mujer en su automóvil en lugar de esperar a la ambulancia, así que pidió ayuda a los presentes.
“¡Vamos a subirla a mi auto! ¡Conozco una ruta más corta al hospital!”, sugirió, y algunas personas se acercaron para ayudarlo. En pocos minutos, estaban en camino.
“Señora, va a estar bien”, la consoló mientras ella seguía gritando de dolor. “Llegaremos en pocos minutos. ¡Por favor, aguante un poco más!”.
El oficial manejó lo más rápido que pudo y llegó al hospital en 10 minutos, lo que pareció casi una eternidad. Rápidamente llamó a un camillero y la mujer fue escoltada a la sala de emergencias.
Para asegurarse de que todo estuviera bien, se quedó en la sala de espera hasta que finalizó el parto y llamó a la estación para avisar que llegaría tarde. Finalmente, un médico le anunció que la mujer había dado a luz a una niña.
“Tanto la madre como la niña están a salvo. Podrá verlas en un rato”, agregó el médico, sonriendo.
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Santos visitó a la mujer después de que fue trasladada a la sala general y se ofreció a contactar a su familia en su nombre, pero tan pronto como se lo mencionó, ella se echó a llorar.
“No va a venir nadie”, respondió ella con voz temblorosa. “No tengo parientes y el padre de la bebé me abandonó. ¡Él no quería esa responsabilidad, así que se fue! Le agradezco mucho su ayuda para traerme aquí”.
El oficial no sabía qué hacer. Antes de salir del hospital, le llevó algunas frutas e intercambió números de teléfono para que ella pudiera comunicarse con él si lo necesitaba. Pero no pudo mantenerse alejado de ellas.
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Comenzó a visitar a la madre y la niña todos los días en el hospital y las acompañó hasta que las dieron de alta.
“No tienes que hacer esto”, decía Carolina cada vez, y él sonreía. “Solo estoy haciendo mi trabajo, señora. Proteger y servir a los ciudadanos”.
“¡Por favor, llámame Carolina!”, pidió la joven madre.
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Con el tiempo, se hicieron muy cercanos y terminaron enamorándose. Al oficial Santos le encantaba pasar tiempo con la pequeña Janet y quería estar con ella y Carolina para siempre.
Así que un día se armó de valor, se arrodilló y le propuso matrimonio. “Aunque parezca apresurado, quiero estar contigo y con Janet hasta el final de mi vida. ¿Te casarás conmigo?”.
“¡No!”, respondió Carolina al instante, y el rostro del oficial Santos se desencajó.
“¿No? ¡Pensé que me amabas!”
De repente, Carolina se echó a reír. “¡Dios mío, mira tu cara! Por supuesto que sí. Fue una broma tonta”, se rio.
“¡Me asustaste muchísimo!”, se rio mientras introducía el anillo en su dedo. Luego la abrazó con fuerza y le prometió que estaría allí para ella por siempre, lo que hizo que Carolina se sonrojara.
“¡Te amo! No podría haber encontrado una mejor pareja”, le dijo.
Un mes después, la pareja se casó y el oficial Santos se convirtió en un esposo encantador y en un padre muy amoroso. Cuando él cuenta su historia de amor, dice que todo sucedió debido a un inesperado y milagroso encuentro.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- A veces, los encuentros accidentales pueden conducir a comienzos increíblemente hermosos. El oficial Santos y Carolina se conocieron en las circunstancias más inusuales. Sus vidas dieron un giro inesperado y se convirtieron en una familia amorosa.
- Los oficiales de policía cumplen una loable función y merecen nuestro reconocimiento. El oficial Santos esperaba un día tranquilo en el trabajo cuando encontró a una mujer en trabajo de parto. Sin dudarlo, la ayudó y la llevó rápidamente al hospital.
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