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Anciana soplando las velas de un pastel. | Foto: Shutterstock
Anciana soplando las velas de un pastel. | Foto: Shutterstock

Pandillero es el único que visita a la anciana en su cumpleaños 100: su hijo llega y no puede reconocer su hogar - Historia del día

Vanessa Guzmán
28 sept 2022
08:00

Una mujer mayor tomó al pandillero local bajo su cuidado, y él fue el único que celebró su cumpleaños. Pero su hijo descubrió lo que ocurría y viajó lo más rápido que pudo para descubrir que todo había cambiado en la casa de su madre.

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"¡Tengo una sorpresa para usted, señora Erin!", gritó Dylan desde afuera de la puerta de la casa de su vecina. Erin era una mujer mayor que apenas podía caminar y el chico, de 17 años, había estado ayudando a la anciana en su casa a cambio de un poco de dinero. Ambos formaron un vínculo que nunca imaginaron tener.

A otros vecinos en su área suburbana no les gustaba el joven. Su padre había abandonado a su familia y su madre estaba discapacitada y no cobraba mucho del gobierno. Entonces, el chico se convirtió en el sostén de su familia y se unió a una pandilla a la que todos temían en su localidad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Erin no quería juzgarlo porque sabía lo que era tener una vida de luchas, ya que había criado sola a su hijo, Gregory. Vivió con salarios precarios durante muchos años, pero ahora, Gregory era un exitoso hombre de negocios que le enviaba dinero con frecuencia.

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Por lo tanto, cuando Dylan llamó a su puerta para preguntarle si había algo que ella necesitara hacer en su casa, Erin aceptó. Más tarde se enteró de que necesitaba más dinero en efectivo, ya que su madre se había vuelto a enfermar y estaba hospitalizada. Sorprendentemente, Dylan sabía un poco de todo. ¿Un grifo que gotea? Él podría arreglarlo. ¿Le pasa algo a la lavadora? Dylan lo reparó.

Y cuando no tenía mucho que hacer, acompañaba a Erin y conversaba. Además, Dylan había comenzado a llevar a sus hermanas gemelas para que pudieran cuidar a la mujer mayor cuando él salía por la noche. La anciana nunca le preguntó qué hacía en la calle a esas horas, pero sí se preocupaba por su seguridad.

Un día, Dylan tocó la puerta. Era extraño que hubiera llamado, pues por lo general, entraba tan pronto como llegaba. Encogiéndose de hombros, Erin usó su andador para arrastrarse hacia la puerta y, para su completa sorpresa, el chico estaba sosteniendo un pastel de cumpleaños con velas encendidas. Sus hermanas gemelas estaban a su lado.

Todos comenzaron a cantar “Feliz Cumpleaños” y las manos de Erin temblaban en su andador cuando la emoción se apoderó de su cuerpo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y al terminar de cantar, el chico la ayudó a volver al sofá.

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Después, Erin pidió un deseo y sopló las velas. La mujer mayor miró a las niñas mientras buscaban un cuchillo, platos y todo lo necesario para cortar el pastel y recibir el premio. Eran los únicos que habían recordado su cumpleaños número 100.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Ella había estado esperando que Gregory llamara, pero no lo hizo, y su corazón estaba roto. Sabía que él estaba ocupado, pero una llamada telefónica rápida no era tan difícil. Las niñas le dieron un plato de delicioso pastel y todos lo disfrutaron.

Más tarde esa noche, Erin le dijo a Dylan que él y su familia deberían mudarse con ella, para no tener que pagar más el alquiler y poder invertir todo en la salud de su madre. Tomó algunos días, pero el adolescente finalmente accedió. Sorprendentemente, encajaron a la perfección. Dylan comenzó a reorganizar su casa, arreglar los muebles viejos y buscar ofertas en línea.

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A medida que Erin perdía más y más movilidad, Dylan estaba allí para cuidar de ella y de la casa, arreglando y limpiando lo que pudiera. Incluso las gemelas de 10 años eran lo suficientemente independientes como para preparar comidas sencillas para el hogar.

La mujer mayor estaba más feliz de lo que había estado en años y se sentía muy bien por ayudar a Dylan y a sus seres queridos. Pero ella no se daba cuenta de cuánto había cambiado su casa.

Un día, Gregory tomó el primer avión a su ciudad natal. Alquiló un automóvil y comenzó a conducir rápidamente a la casa de su infancia. No tenía idea de lo que su madre estaba haciendo.

Uno de los vecinos, un viejo amigo de la secundaria, lo llamó inesperadamente y le dijo que su madre tenía un pandillero y a su familia en su casa.

"Dios, está loca", murmuró. Aparcó el coche delante, avanzó por el césped hacia la puerta, y giró el pomo. Estaba abierta y entró, para sorprender a su madre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pero Gregory se quedó en estado shock. La casa no era lo que esperaba o recordaba de su última visita hace dos años. Siempre le enviaba dinero a su madre, pero ella no estaba dispuesta a cambiar mucho y algunos artículos estaban obsoletos. Tampoco limpiaba tanto debido a su edad, pero este lugar estaba impecable. Casi brillaba y parecía más moderno de lo que esperaba.

"¡Gregory! ¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Erin cuando giró con su andador en la cocina y vio a su hijo en medio de la sala.

"Mamá, ¿qué pasó aquí?", preguntó, mirando a su alrededor.

"Oh, la casa se ve bien, ¿verdad? Eso es todo lo que hacen Dylan y sus hermanas. También ha tenido buen ojo para los muebles baratos y dónde ponerlos. Es impresionante", dijo Erin, mirando a su alrededor.

"¿Dylan?", preguntó Gregory, mientras fruncía sus labios.

"Esa es una larga historia", dijo. "Siéntate y hablaremos".

Aunque Gregory venía dispuesto a regañar a su madre por invitar a un pandillero a su casa, se sentó y escuchó sus palabras sin interrumpir. No supo qué decir cuando la mujer mayor terminó.

Ella estaba feliz, genuinamente feliz. Incluso señaló una foto pegada a la nevera. "Tomamos esa en mi cumpleaños número 100 hace dos meses. No puedo creer que las Polaroids vuelvan a estar de moda", comentó Erin feliz. Pero sus palabras sorprendieron a su hijo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Se había olvidado por completo de su cumpleaños, pero tres niños del vecindario habían estado allí. No parecía que su madre estuviera en peligro por culpa de este pandillero. Tal vez, su amigo había exagerado las cosas. Por lo tanto, Gregory se disculpó con su madre por perderse su cumpleaños y prometió hacer algo especial por ella pronto.

Pero también preguntó más sobre Dylan y en qué estaba involucrado. Erin no pudo responder porque no sabía mucho.

"Tenía la esperanza de sacarlo de la pandilla y ponerlo a estudiar en la escuela. Tiene talento. Podría ser arquitecto o decorador de interiores, y las niñas merecen más de lo que tienen ahora. Ahorita están visitando a su madre en el hospital”, explicó Erin.

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Aparentemente, su madre, Julie, estaba mejorando y pronto sería dada de alta, por lo que también se iba a vivir con Erin.

Gregory estaba preocupado por la tensión de su anciana madre, pero la mujer mayor parecía más vital y feliz de lo que nunca la había visto.

Esa noche, conoció a los chicos, incluso a Dylan. Se quedó varias semanas y estuvo allí cuando su madre fue dada de alta. Para entonces, Gregory confiaba lo suficiente en Dylan como para permitirle ayudar y, finalmente, el adolescente habló sobre su vida una noche. No era lo ideal, pero tampoco estaba tan mal.

Erin y el resto de la familia no estaban en peligro por él, por lo que el hombre de negocios regresó a la capital, sabiendo que su madre era cuidada y amada genuinamente. También pagó las facturas médicas de Julie y creó un fondo para que Dylan pudiera ir a la universidad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Cuando el chico se graduó de una universidad local, Gregory volvió a casa. Su madre murió poco después, pero dejó que Julie y los niños más pequeños se quedaran en la casa y los visitaba con frecuencia. Gregory y Julie se enamoraron y se casaron un año más tarde. Dylan fue el padrino.

El único arrepentimiento de Gregory en la vida fue perderse ese cumpleaños número 100 de Erin.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca juzgues a alguien por lo que hace para sobrevivir: Gregory juzgó al adolescente por estar en una pandilla, pero cambió de opinión después de escuchar su historia y lo que estaba pasando.
  • Los extraños pueden convertirse en familia siempre que haya amor y cuidado: Dylan y sus hermanas se volvieron esenciales para Erin y eventualmente para su hijo, ya que compartían afecto, atención y el deseo de salir adelante juntos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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