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Pies de niños en el suelo. | Foto: Getty Images
Pies de niños en el suelo. | Foto: Getty Images

Niño entierra a su pájaro en el patio, encuentra allí una cápsula del tiempo que se abre con el colgante de su madre - Historia del día

Georgimar Coronil
06 mar 2023
13:20

"¡Mamá! ¡Mira lo que he encontrado!", gritó un niño cuando su pala chocó contra una superficie dura bajo la tierra. Estaba cavando un hoyo para enterrar a su loro, sin saber que le conduciría a un tesoro escondido.

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Tras dar a luz a su hijo, Casey relegó su carrera a un segundo plano y se convirtió en ama de casa a tiempo completo. Quería a su pequeño, Peter, más que a nadie y pasaba la mayor parte del día cuidando de él.

Convertirse en madre, sentirse protectora de su hijo y formar un vínculo incondicional con él fue algo único para Casey.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Siento que nací para ser madre", le decía a sus amigas. A menudo no encontraba palabras para explicar lo que sentía.

Como la mayoría de las madres, Casey preparaba las comidas favoritas de su hijo y le compraba sus golosinas preferidas todos los fines de semana.

Sin embargo, la cariñosa mamá no había pensado en lo que pasaría cuando su hijo se hiciera mayor y no necesitara su ayuda.

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No tenía aspiraciones profesionales porque Peter era la fuente de su felicidad y la luz de su vida. No conocía un mundo en el que pudiera vivir sin cuidar de su hijo.

A medida que pasaban los años y Peter se hacía mayor, hizo nuevos amigos y dejó de compartir todos sus secretos con Casey. La respetaba, pero ya no compartía con ella el mismo vínculo que tenía antes.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Un día ocurrió un extraño incidente que puso patas arriba el mundo de Peter. Estaba en el colegio cuando su mejor amigo, su loro, murió de repente.

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"¡Mamá! ¡Mira lo que le ha pasado!", gritó Peter mientras sostenía en sus manos al loro sin vida.

El corazón de Casey dio un vuelco tras oír gritar a su hijo, e inmediatamente corrió a ver qué había pasado.

"Oh hijo...", Casey respiró profundo y puso las manos sobre los hombros de Peter. "Estaba bien hace una hora. Me pregunto qué le habrá pasado".

Peter empezó a llorar mientras su madre le acariciaba la espalda, tratando de consolarlo. Entonces, pensó en los buenos momentos que Peter y ella habían pasado con el loro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Casey encontró al loro en su balcón cuando Peter tenía unos tres años. Había chocado contra la pared de su apartamento, lo que le causó un dañó en una de sus alas y lo dejó incapacitado para volar.

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En lugar de ignorarlo, Casey lo recogió y lo llevó al veterinario. Decidió quedárselo como mascota porque a Peter le caía muy bien. Pronto, el loro pasó a formar parte de la familia. El ave había aprendido a decir ciertas frases, gracias a Casey.

En ese momento, Peter no sabía hablar. Casey estaba preocupada por su hijo porque ya había pasado la edad en que los niños suelen empezar a decir palabras. Los médicos le dijeron que Peter hablaría pronto pero ella nunca les creyó.

Sin embargo, las cosas cambiaron cuando el loro entró a formar parte de sus vidas. Pocos meses después de su llegada, Peter empezó a hablar. Resultó que la capacidad del loro para interactuar animó al niño.

Casey estaba encantada cuando vio a su hijo hablar con el loro por primera vez. Casi lloraba y comprendió que el pájaro se había estrellado contra su balcón por alguna razón.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Mamá, ¿dónde vamos a enterrarlo?". La voz temblorosa de Peter interrumpió los pensamientos de Casey.

"¡No puedo creer que ya no esté!".

"Podemos cavar un hoyo en el patio y enterrarlo allí", respondió Casey.

Entonces, Peter fue al cobertizo a buscar una pala. El corazón le latía con fuerza dentro del pecho y no quería despedirse de su mejor amigo, pero el destino no le dejó otra opción.

Unos minutos más tarde, estaba cavando en el rincón más alejado del patio cuando su pala golpeó algo duro bajo el suelo. "¿Qué es?", se preguntó y dejó la pala a un lado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¡Mamá! ¡Mira lo que he encontrado!", Peter llamó a Casey y le mostró una caja vieja.

Después de enterrar al loro, Peter y Casey sacaron la caja y la inspeccionaron cuidadosamente. En la parte superior tenía grabadas dos letras: "DG".

“¿DG? Parecen las iniciales de alguien, mamá", dijo Peter.

Casey miró al suelo mientras pensaba de quién podían ser esas iniciales. Unos segundos después, Peter vio que los ojos de su madre se abrían de par en par.

"¡Ya sé lo que es esto!", exclamó Casey. "Es una cápsula del tiempo... es de mi bisabuelo".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¿Estás segura, mamá?", preguntó Peter.

"¡Sí! DG significa David George, mi bisabuelo", respondió Casey. "Estoy segura de que debió dejar esta caja para las generaciones posteriores. Y nosotros tuvimos la suerte de encontrarla".

"Pero mamá... necesitamos una llave para abrir esta caja", dijo el niño.

"¿Necesitamos una llave?", preguntó Casey y pensó dónde podría encontrar una.

Peter se levantó y pidió a su madre que le acompañara a su dormitorio. "Mamá, ¿te acuerdas del colgante que solías llevar? ¿El que tenía una llave antigua?", expresó el niño.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¡Sí!", exclamó Casey y buscó en su joyero para encontrar la llave.

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"¡Aquí está!", sostuvo la llave entre los dedos. "Tenías razón, Peter. Me la dio mi abuela, pero no tenía ni idea de para qué servía".

"Vamos, mamá", dijo Peter. "Vamos a abrir la caja".

Peter introdujo la llave por el ojo de la cerradura mientras Casey se ponía a su lado y miraba la caja con nerviosismo. Una vez que Peter giró la llave y levantó la tapa de la caja, encontraron un montón de papeles dentro de la cápsula del tiempo.

Casey tomó los papeles y empezó a leerlos. En la primera página había un escrito dirigido a quien encontrara la cápsula del tiempo. "Debes leer estos papeles detenidamente antes de decidir qué hacer con ellos", leyó Casey.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Esto parece interesante, mamá", dijo Peter. "Vamos a leerlo".

Una vez que Casey empezó a leer, comprendió que se trataba de una biografía que muy probablemente pertenecía a su bisabuelo. En la historia, el hombre decía que había vuelto de la guerra y quería escribir un libro sobre su experiencia. Allí se enamoró de una mujer y compartió su historia a través de sus escritos.

Además de la historia de amor, el hombre describió muchos incidentes ocurridos durante la guerra. Contó que había ayudado a muchos camaradas y narró todo lo relacionado con los campos del ejército con todo detalle, pero le prohibieron publicar el libro.

La razón no se mencionaba claramente en esos papeles, pero era evidente que personas importantes de aquella época querían impedir que se publicaran tantas verdades.

Fueran quienes fueran, se habían llevado todos los ejemplares de su libro y le habían prohibido compartir su historia. "Sin embargo, conseguí esconder un ejemplar para poder transmitirlo a mis futuras generaciones", leyó Casey.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Peter cogió el último ejemplar del libro y lo leyó en voz alta para que Casey también pudiera entenderlo. Una hora más tarde, Peter terminó de leer.

"¡Vaya! ¡Tu bisabuelo era un escritor tan hábil, mamá!", exclamó Peter.

"Sí, recuerdo algunas partes de esta historia", respondió Casey. "Mi abuela me las contaba cuando iba a su casa de pequeña. Era la mujer más dulce que he conocido".

"¿Qué harás ahora con este libro? ¿Harás algo por la historia de tu bisabuelo?",preguntó Peter con curiosidad.

"Sí. Lo haré", asintió Casey mientras se sentía agradecida por haber encontrado la cápsula del tiempo. Encontró un nuevo propósito después de leer el libro y los papeles que lo acompañaban.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Restauraré su libro y me aseguraré de que se publique".

Casey pasó semanas escribiendo la historia de su bisabuelo en su computadora. Los papeles que encontró en la cápsula del tiempo estaban a punto de perecer, pero aún podía leer el texto. “Gracias a Dios que he encontrado estos papeles justo a tiempo”, pensó.

Pronto terminó de escribir la historia de su bisabuelo en la computadora y la imprimió. "Ha sido muy divertido", dijo. Se dio cuenta de que le gustaba el proceso de escribir un libro y pensó que podría llevar más lejos su nuevo interés.

En la noche le contó a Peter sobre su reciente idea. "Creo que voy a escribir mi propio libro", le dijo. "Será una continuación de la historia de mi bisabuelo".

"¿En serio?". Peter se sorprendió, pero se alegró por su madre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Sí. Continuaré su historia y escribiré sobre la historia de mi familia, Peter", dijo Casey. "¡Estoy segura de que a la gente le va a encantar!".

A la semana siguiente, Casey se dirigió a una editorial con la versión impresa de la historia de su bisabuelo y les preguntó si publicarían el libro. Como las leyes del país habían cambiado con los años, ahora no tenían ningún problema en publicar la historia.

"Estoy muy contenta de que su libro pueda llegar por fin a los lectores", le dijo Casey al editor. "Estaría tan orgulloso de mí si estuviera aquí".

Esa misma noche, Casey pensó en lo que había sucedido durante los últimos meses. Se dio cuenta una vez más de que el loro se había colado en su balcón por una razón. Ayudó a Peter a hablar y más tarde los condujo hasta la cápsula del tiempo. Después, la lectura de los documentos y del libro ayudó a Casey a descubrir su pasión. Por fin encontró una pasión en su vida, además de ser una ama de casa.

Casey pasó los meses siguientes escribiendo un libro como continuación de la historia de su bisabuelo. Se pasaba días y noches tecleando su historia en el portátil, y era la primera vez que hacía algo con tanta pasión aparte de cuidar de Peter.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Para escribir sobre la historia de su familia, Casey tuvo que estudiar la vida de su bisabuelo. Unos meses más tarde, por fin había compilado la segunda parte del libro.

Cuando se lo enseñó a los editores, elogiaron su estilo y dijeron que sería un éxito entre los lectores.

"Creo que has hecho un gran trabajo", le dijo el editor a Casey. "Deberías haber empezado a escribir libros hace mucho tiempo, Casey. Eres una escritora increíble".

Tras años viviendo como ama de casa y cuidando de su hijo, Casey encontró por fin un propósito en la vida. Desarrolló un nuevo interés y se dedicó a ello.

Casey se sintió abrumada tras leer la respuesta que tuvo la publicación de su libro. Su libro pronto se convirtió en un éxito de ventas y los lectores querían que escribiera otra historia. La mujer empezó a trabajar en otro libro mientras Peter iba a la universidad. Ya no se sentía sola sin su hijo, ni echaba de menos cuidarlo. Había comenzado a disfrutar de su vida y se sentía encantada de poder dedicarse profesionalmente a su pasión.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre hay una razón detrás de todo: Había una razón por la que el loro se coló en el balcón de Casey y se convirtió en parte de su familia. No solo ayudó a Peter a hablar, sino que también condujo a Casey hasta la cápsula del tiempo enterrada bajo tierra. Si no hubiera sido por el loro, nunca habría descubierto su pasión por la escritura.
  • Nunca es tarde para encontrar un nuevo rumbo en la vida: Casey había pasado años como ama de casa, donde su única preocupación era su hijo. Peter era el centro de su mundo, y nunca había imaginado convertirse en escritora, pero el destino la sorprendió con la historia de su bisabuelo, animándola a publicar su propia historia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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