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Una cueva en el bosque | Foto: Shutterstock
Una cueva en el bosque | Foto: Shutterstock

Niños encuentran una cueva de osos en el bosque: oyen una voz femenina dentro - Historia del día

Susana Nunez
21 mar 2023
07:00

Un chico visita en secreto un bosque con sus amigos después de que su padre le prohibiera ir allí. Al principio, estaban encantados de explorar aquel lugar desconocido y perdido, hasta que se toparon con una espeluznante guarida de osos en medio del bosque.

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Todas las noches, Saúl veía las noticias con su hijo de 12 años, Mike. Ellos vivían en una casa de una sola planta, donde Saúl creció y ahora trabajaba como abogado. El hombre amaba su trabajo y deseaba que su hijo siguiera sus pasos.

Era una típica tarde de invierno cuando Saúl y Mike se sentaron en el sofá a hablar de su día. El abogado cambiaba de canal de televisión mientras su hijo contaba cómo su mejor amigo, Jaime, había mentido a su profesor de inglés.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Jaime era un año mayor que Mike, pero Saúl sabía que tenía influencia sobre su hijo. Como padre, siempre lo escuchaba pacientemente, intentando ganarse su confianza, y al mismo tiempo le decía lo que estaba bien y lo que no sin prohibirle abiertamente muchas cosas.

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"Estoy seguro de que sabes que mentir a tu profesor no es lo mejor, Mike", dijo Saúl. "Lo que hizo Jaime suena divertido, pero no es moralmente correcto".

"Lo sé, papá", respondió Mike. "Sé que Jaime sólo se estaba divirtiendo. Su mentira era inofensiva".

Saúl asintió, palmeó la espalda de su hijo y volvió a cambiar de canal hasta que una imagen inusual en la pantalla llamó su atención.

"¡Dios mío!", exclamó y subió el volumen mientras Mike miraba a su padre con los ojos muy abiertos. El niño no tenía ni idea de por qué se preocupaba tanto.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Según la base de datos NamUs, cada año se declaran desaparecidas 600.000 personas", resonó en el salón la voz de una presentadora de noticias. "El Servicio Forestal de Estados Unidos está advirtiendo a los visitantes de los bosques nacionales que los osos se están acercando de forma alarmante a los humanos".

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"¿Osos?", exclamó Mike. Se le iluminaron los ojos cuando vio un vídeo de un oso pardo sentado entre arbustos. "¡Vaya! ¡Qué divertido!".

Alarmado, Saúl se volvió hacia Mike y le miró a los ojos. "¿No has oído lo que ha dicho la periodista?". Saúl señaló hacia la televisión. "No tiene nada de divertido que los osos se acerquen a los humanos, Mike. Esto es peligroso. Tenemos que tener cuidado".

"Pero papá…".

"Escúchame, Mike", Saúl puso suavemente los brazos sobre los hombros de su hijo. "No quiero que te metas en problemas, ¿de acuerdo? Sé lo tentador que es visitar el bosque, pero no deberías hacerlo. No vayas nunca al bosque, aunque tus amigos te digan la gran aventura que sería. No vale la pena arriesgar tu vida".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Mike podía sentir el miedo en la voz de su padre. Podía ver cómo sus ojos preocupados le decían que se pusiera a salvo. "No iré allí, papá. Te lo prometo". Rodeó su cuerpo con los brazos y apoyó la cabeza en su pecho.

Una semana después, Mike visitó la casa de Jaime para estudiar para su próximo examen de ciencias. Apenas estaban abriendo los libros cuando Sam, el hermano de 16 años de Jaime, entró en la habitación.

"¡Hola chicos!", dijo y se subió a la cama. "¿Están estudiando de verdad?".

"Sí, estábamos estudiando antes de que entraras sin permiso", contestó Jaime sarcásticamente.

"Bueno, tengo una idea", Sam cambió la mirada de su hermano a Mike. "Tengo el plan perfecto para una aventura. Una aventura en el bosque".

"¿Qué?", exclamó Mike. "¿Quieres llevarnos al bosque?".

"Ignóralo, Mike", dijo Jaime. "No está tramando nada bueno".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Sam cerró el libro de ciencias que yacía sobre la cama y les contó su plan a los chicos. Dijo que conocía el camino hacia el bosque, asegurándose de que no se perderían.

"¡Miren qué tiempo hace!". Sam desvió la mirada hacia la ventana. "Está nublado, y pide una aventura. Nadie estudia cuando hace tan buen tiempo fuera".

"Para, Sam", Jaime frunció el ceño. "No queremos ir".

En ese momento, Mike recordó la promesa que le había hecho a su padre. "No puedo romper mi promesa", pensó, pero se sintió tentado de ir a pasear por el bosque con los chicos.

"¡Vamos!", exclamó Mike mientras cambiaba su mirada de Jaime a Sam.

Como su amigo ya había aceptado, Jaime se unió al plan. Pero antes de que Mike pudiera ir, tenía que pedirle permiso a Saúl.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Hola, papá", dijo Mike por teléfono. "Jaime y yo hemos planeado ir al parque de atracciones con Sam. Quería preguntarte si puedo ir con él. Volveré antes de la hora de cenar, lo prometo".

"¿Y el examen de ciencias?", preguntó su padre, preocupado.

"Ya terminamos de estudiar, papá", mintió Mike. "Hemos cubierto todos los temas".

"De acuerdo", Saúl hizo una pausa. "Vuelve antes de la hora de cenar, ¿vale?".

"¡Gracias, papá!", exclamó Mike antes de colgar.

Pronto, los tres chicos se adentraron en el bosque, ignorantes de lo que les esperaba en ese lugar.

Sam utilizaba su teléfono para orientarse por el bosque. Todo iba bien hasta que empezó a llover y su móvil perdió la cobertura.

"¡Oh, no!", dijo Sam. "¡No! ¡No! ¡No!".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¿Qué pasa?", preguntó Mike. "¿Está todo bien?".

"Mi teléfono…". Sam levantó su teléfono en el aire, esperando que captara alguna señal. "No hay red. Y no puedo reconocer el camino de vuelta…". El pánico se traslucía en su voz.

"Pero dijiste que conocías la salida". Jaime miró a su hermano mientras se protegía los ojos con la mano de las gotas de lluvia. "¿Estás diciendo que estamos perdidos?".

Sam miró a su hermano, con los ojos desorbitados por el miedo. El miedo era lo último que Mike y Jaime querían experimentar en medio de un bosque desconocido, pero era lo que todos sentían en ese momento.

Los chicos siguieron caminando en otra dirección, esperando que les llevara fuera del bosque. Mientras tanto, Sam hacía todo lo posible para que su teléfono funcionara, sin suerte. Los chicos estaban atrapados en un lugar que no conocían.

Mientras intentaban encontrar la salida, Jaime señaló de repente hacia una cueva de osos. "¡Miren!", exclamó antes de que corrieran hacia ella.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¡Eh! ¡Más despacio! ¿Y si hay un oso dentro?", dijo Mike con voz temblorosa..

Las palabras de la reportera de noticias resonaron de repente en su mente, y se lo contó a Jaime y a Sam. "Debemos tener mucho cuidado aquí. El oso podría hacernos daño".

Como Sam ya se sentía culpable porque había sido idea suya visitar el bosque, se ofreció voluntario para acercarse a la cueva y ver si había un oso dentro. Sintiéndose asustado, caminó de puntillas hacia la cueva, intentando no hacer ruido.

Cuando llegó a la entrada, giró la cabeza y miró a los otros dos chicos. "¡Estoy bien!", susurró antes de volverse hacia la cueva. De repente, los tres oyeron una voz femenina desde el interior de la cueva. Las manos de Mike y Jaime se dirigieron hacia sus bocas, mientras que Sam se quedó paralizado.

"¿Quién está ahí?", preguntó la mujer.

Mike y Jaime corrieron hacia Sam y debatieron si debían entrar. Empapados en sudor, los tres chicos dieron unos pasos cortos dentro de la cueva y vieron a una anciana sentada.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¡Ayúdenos, por favor!", le suplicó Sam. "Nos hemos perdido y fuera está casi oscuro. Tenemos que volver a casa cuanto antes".

"Cálmense, puedo ayudarlos", dijo la mujer antes de levantarse lentamente. "Vamos. Síganme. Los llevaré de regreso por donde vinieron".

En ese momento, ninguno de los chicos intentó averiguar nada de la mujer. Aunque se sorprendieron al verla dentro de la osera abandonada, nadie se atrevió a preguntarle nada. La siguieron en silencio hasta que encontraron el camino de vuelta a casa.

Cuando Mike llegó a casa y se reunió con su padre en la mesa, se sintió culpable por no haber cumplido su promesa. "Papá, quiero confesarte algo", dijo mientras miraba su plato.

"¿De qué se trata?". Saúl miró a su hijo y mantuvo la cuchara en el plato. "¿Está todo bien?".

"He roto mi promesa, papá", dijo Mike mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas. "Me fui al bosque con Jaime y Sam. Lo siento mucho".

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Saúl sacudió la cabeza y puso la mano en el hombro de su hijo. "Tranquilízate, hijo. Cuéntame todo. ¿Estás bien? ¿Qué pasó ahí?".

Cuando Mike se dio cuenta de que su padre no estaba enfadado, le contó todo lo que había ocurrido en el bosque. "¡Conocimos a una anciana en una guarida de osos, papá! Ella nos ayudó a encontrar el camino de vuelta", dijo, mientras se secaba las lágrimas.

"¿Encontraron a una mujer dentro de una guarida de osos?". Saúl se sorprendió. "¿Qué hacía allí sola?".

Tras la conversación con su hijo, Saúl quiso saber más sobre la mujer. Al día siguiente, visitó el bosque y buscó la madriguera con Mike.

"¡Hola!", dijo Saúl cuando vio a la anciana sentada dentro.

Al principio, ella estaba sorprendida, pero enseguida reconoció a Mike y se dio cuenta de que había llevado allí a su padre. "¿Qué te trae por aquí?", le preguntó a Saúl.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Solo quería darle las gracias por haber salvado a mi hijo y a sus amigos", sonrió Saúl.

"No fue nada", respondió ella con una ligera sonrisa.

"Soy abogado. Me llamo Saúl", se sentó junto a la mujer. "Me preguntaba si necesitabas ayuda. Quiero decir, ¿por qué vives en una cueva?".

Cuando la mujer se enteró de la profesión de Saúl, se animó a contarle la historia de su vida. "Me llamo Amanda", dijo. "Mi marido y yo éramos excursionistas. Nos encantaba vagar por la naturaleza, ya fueran bosques, desiertos o montañas".

"¿Dónde está su marido?", preguntó Saúl con curiosidad.

"Vinimos hace unos meses, pero se perdió", respondió ella. "No tengo ni idea de dónde está ahora. Ni siquiera sé si está vivo. Intenté encontrarle, pero no pude".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Siento mucho oír eso", expresó Saúl mientras Mike escuchaba atentamente la historia de Amanda. "¿Por qué no pediste ayuda?".

"Estaba muy triste, hijo", respondió ella mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. "No tenía ni idea de qué hacer. Me quedé aquí, tratando por todos los medios de encontrarle. Lo busqué por todas partes, pero no pude localizarlo".

"Unos meses después, volví a casa y descubrí algo que nunca había imaginado que pudiera ocurrir", continuó. "Mi hijo había contratado a alguien para hacer documentos falsos y vendió mi propiedad en mi nombre".

"Argumentó que yo no podía ocuparme de mi propiedad porque estaba mentalmente incapacitada. Nunca esperé que actuara de forma tan egoísta. Traicionó mi confianza".

"Eso está muy mal", respondió Saúl. "Pero creo que podría ayudarte. Si realmente presentó documentos falsos, entonces puedo ayudarte a recuperar tu casa, Amanda".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¿Qué haría con mi casa ahora? Estoy acostumbrada a vivir aquí", Amanda desvió la mirada hacia la luz que entraba por la entrada de la cueva. "Como no tenía adónde ir, volví a esta cueva y la convertí en mi hogar. Sé cómo conseguir comida y he aprendido a mantenerme a salvo de los osos".

"Me alegro de que hayas aprendido a sobrevivir aquí, Amanda", dijo Saúl. "Pero igual quisiera ayudarte. Puedo llevarte de vuelta a la ciudad y recuperar tu casa".

"Muchas gracias, hijo", sonrió Amanda. "Pero estoy bien aquí. Quiero vivir aquí hasta el último día de mi vida".

Tras agradecer de nuevo a la mujer que guiara a Mike fuera del bosque, Saúl salió de la cueva con su hijo. Mientras caminaban hacia la salida, por un atajo que conocía, oyeron el gruñido de un oso.

"¡Oh, no!", susurró Saúl y tiró de su hijo detrás de él, protegiéndolo del oso. "No te muevas, Mike. Mantén la calma".

Aunque el oso no estaba demasiado cerca de ellos, Saúl seguía sintiendo miedo. Lo único que sabía era que tenía que mantener la calma porque había leído en alguna parte que los osos atacan a la gente que intenta escapar.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Unos segundos después, Saúl oyó a lo lejos el ruido de unas latas de metal y la voz del oso empezó a apagarse. Parecía que alguien intentaba ahuyentarlo y lo había conseguido.

Curioso, Saúl avanzó unos pasos y vio a un hombre que sostenía un palo con latas colgando. Parecía que había lidiado antes con osos, porque se había plantado ante el animal salvaje sin temer por su vida.

Una vez fuera de peligro, Saúl se acercó a él y le dio las gracias por salvarle la vida. "No tenía ni idea de que estuvieras aquí con tu hijo. Hace meses que no me tropiezo con ningún humano por este camino", respondió el hombre.

Cuando Saúl oyó al hombre decir "meses", cayó en la cuenta. Podría ser el marido perdido de Amanda. Inmediatamente, mencionó el nombre de la mujer y descubrió que sus sospechas eran ciertas. Efectivamente, era el esposo perdido de la anciana.

Saúl pasó los meses siguientes intentando enderezar la vida de la pareja. Consiguió recuperar la casa de Amanda y pronto la pareja empezó a trabajar como guías forestales. Sabían moverse por la espesura del bosque y no les asustaba enfrentarse a osos salvajes. Tenían las habilidades y la experiencia perfectas para guiar a otros.

Por su parte, Mike decidió que nunca más le mentiría a su padre ni faltaría a sus promesas. Desde aquel día, siempre compartiría todo con él y escucharía sus consejos.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Las buenas acciones vuelven a ti de formas inimaginables. Cuando Amanda se topó con tres niños que se habían perdido, no dudó en ayudarles. No sabía que su amable gesto pronto la ayudaría a reunirse con su marido.
  • Nunca pierdas la esperanza. Amanda había decidido vivir dentro de la osera abandonada después de que su hijo la traicionara y su esposo se perdiera en el bosque. Tan solo esperaba la muerte y un desconocido le devolvió el sentido a su vida.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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