A niña de 12 con la cara arrugada la llaman cruelmente "abuelita" - Años después luce "preciosa" tras operarse la cara

• A los 12 años, Zara Hartshorn fue confundida con una mujer de unos 40 años.
• Presumía que tenía una enfermedad llamada lipodistrofia que había heredado de su madre, pero era algo más grave.
• Tras una operación de cirugía plástica y años de sufrir acoso, aceptó su enfermedad y quiere ayudar a otras personas que la padecen a llevar una vida libre y normal.

A Zara Hartshorn, de Rotherham, ciudad de South Yorkshire, Inglaterra, la confundieron con una mujer de entre 40 y 50 años cuando tenía 12 años.

En ese tiempo, Zara pensaba que padecía de una rara enfermedad genética llamada lipodistrofia, en la que el cuerpo no produce ni mantiene tejido graso sano, lo que provoca arrugas prematuras. Había heredado la enfermedad de su madre, Tracey Gibson, a quien también confundieron de joven con una mujer en sus cuarenta.

Gibson es madre de siete hijos y tres de ellos padecen esta enfermedad genética; sin embargo, los síntomas de Zara son más graves.

La vida de madre e hija no ha sido fácil. Las han insultado, acosado y atormentado por su enfermedad.

¿Qué aspecto tenía Zara Hartshorn después de operarse?

La infancia de Zara fue difícil porque antes de llegar a la adolescencia ya la confundían con una mujer de mediana edad.

Confesó que otros niños la torturaban, le daban patadas y la llamaban "abuelita". Así que Hartshorn y Gibson acudieron a un experto en lipodistrofia del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas.

Pero madre e hija se encontraron con malas noticias. El médico descubrió que madre e hija padecían una enfermedad rara llamada Cutis Laxa. Aunque esa condición presenta los mismos síntomas que la lipodistrofia, tiene efectos más peligrosos para los pulmones, el corazón y las arterias.

Las noticias distaban mucho de ser lo que ellas esperaban, pero en aquel momento Zara tenía 16 años y le importaba más su aspecto que el deterioro de su salud. Otro médico estadounidense se acercó a la joven, y se ofreció a operarla gratuitamente.

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La operación funcionó de maravilla y Zara se sintió más segura de sí misma. Los resultados positivos de su operación también inspiraron a su madre a hacer lo mismo.

Tracey también se sometió a un lifting facial y de cuello y a inyecciones de Botox, y se sintió estupendamente después. Anteriormente, había intentado obtener ayuda de los Servicios Nacionales de Salud (NHS) de Inglaterra, pero se la negaron porque su cirugía se consideraba cosmética y no médica.

Sin embargo, ella no se sentía así, pues ya había sufrido enormes problemas de autoestima y había crecido con gente que también la llamaba "abuelita" y "mona". Y añadió: "Toda mi vida, y ahora cuando miro fotos antiguas, pienso que me parecía al dragón de Shrek".

Tras años de acoso, por fin se sintió empoderada. La madre de siete dijo: "Siento que ahora me río la última de todos los que me insultaban, y es un estímulo enorme".

Los internautas también se mostraron empáticos pero encantados con los resultados de la operación de Zara. La gente deseaba que el procedimiento trajera una sensación de normalidad a su vida.

Aunque igual parecía mayor de lo que es, los usuarios comentaron que tenía una piel suave y bonita, y que sus ojos azules resaltaban aún más con el lifting.

También se reconoció el mérito del cirujano plástico, ya que los usuarios de YouTube afirmaron que la intervención parecía natural y que no había reestructurado por completo el rostro de Zara. "Parecía una mujer joven y guapa, ¡y me alegro mucho de que la operación le haya salido bien!", continuaba el usuario.

El significativo cambio en el rostro de Zara y lo radiante que estaba por sus impresionantes resultados dejó emocionados a algunos espectadores.

La vida de Zara Hartshorn después de su cirugía plástica

Cuando Zara regresó de Estados Unidos después de la operación, su vida iba viento en popa. Tuvo una relación y quedó embarazada, pero desgraciadamente sufrió un aborto y rompió con su pareja.

Cuatro años después de su operación, la piel empezó a descolgarse de nuevo debido a su cutis laxa. Pero confesó que no había visitado al médico desde que le dieron ese nuevo diagnóstico.

Dijo que solo se preocupaba por su salud cuando pensaba en ello, pero que la mayor parte del tiempo lo dejaba en un segundo plano, lo cual, admitió, no era bueno.

Además, Zara volvía a sentirse insegura de su piel. "Se me ha caído la cara, sobre todo cuando sonrío y no me gusta. Es horrible; me hace sentir vieja", dijo.

Pero a pesar de que sentía como en un espiral descendente, quería disfrutar de la vida. Desde que perdió su relación, Zara tenía miedo de conocer gente nueva, pero quería vivir como una veinteañera normal.

La relación con su familia también se desvaneció por una disputa, así que a sus 20 años vivía con una de sus mejores amigas.

Con el tiempo, Zara se embarcó en su viaje de auto aceptación. Se armó de valor para ir al médico y tratar su cutis laxa. Se dio cuenta de que vivía en la negación y que tenía que cuidar más su salud, así que se hizo una revisión del corazón y por suerte le dijeron que parecía sano.

Para la joven también quedó claro que había nacido diferente y que no podía hacer nada, así que su camino a seguir era aceptar quién era y empoderar a otras personas que padecían la misma enfermedad.

"Me gustaría inspirar e intentar ayudar y tender la mano a quienes tienen miedo de dar la cara y admitir ante el mundo que padecen esta enfermedad", reiteró.

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Zara no culpa a nadie de su enfermedad. No quiere insistir en lo negativo, sino que ve su condición como parte de su propósito de ayudar a la gente.

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