Mujer echa a su marido por tener pocos ingresos, más tarde se entera de que murió dejándole 100.000 dólares - Historia del día

Catherine y su marido, Mike, tenían un matrimonio que empezó a deteriorarse por la pereza y la inmadurez de Mike. Catherine acaba abandonando a Mike, solo para descubrir tras su muerte que, después de todo, él había conseguido cambiar su forma de ser.

Catherine y Mike llevan siete años casados. Hace cuatro dieron a luz a su hijo, Andy. Catherine esperaba que el nacimiento de su hijo, Andy, supusiera un nuevo amanecer para ellos, especialmente para Mike.

Catherine pensaba que a su marido le faltaba madurez. Esperaba que con el nacimiento de su hijo se pusiera las pilas y mantuviera a su familia. Pero, por desgracia para Catherine, no fue así.

Mike seguía pasando noches enteras con sus amigos y volvía tarde a casa con su familia. Mike también carecía de ambición en lo que se refería a su trabajo, y esto apenaba a Catherine porque siempre habían compartido sus aspiraciones y sueños.

Catherine empezó a sentir como si en algún momento Mike se hubiera rendido o simplemente se sintiera demasiado cómodo. Si no estaba fuera con sus amigos toda la noche, estaba encorvado en el sofá.

Una mañana, después de varias confrontaciones previas sobre el comportamiento de Mike, Catherine pensó en intentarlo de nuevo.

"Mike, esto no es lo que nos prometimos cuando dijimos nuestros votos. Han pasado siete años y vivimos en el mismo apartamento. He intentado ser paciente, pero ahora estoy agotada. He rezado para que cambiaras. Pero está claro que no cambiarás" -dijo Catherine, derrotada.

"Mike, he intentado ser paciente contigo, pero me temo que ya no puedo hacerlo".

"Las cosas están un poco difíciles ahora, mi amor. Pero te prometo que mejorarán", aseguró Mike a Catherine, tratando de darle un abrazo.

"Eso es lo que llevas diciendo desde hace un par de años, Mike. Ya no lo sé" -dijo Catherine, zafándose de su abrazo.

Mike estaba acostumbrado a contarle a Catherine la misma historia y volver a su comportamiento normal. Quería cambiar de verdad, pero se había acomodado tanto a cómo eran las cosas que no sabía cómo ni por dónde empezar.

Aquel día, en el trabajo, decidió que por fin pasaría página y haría todo lo que estuviera en sus manos para mejorar las cosas para su familia. Mientras conducía a casa desde el trabajo, pensó en todos los hábitos que tenía que cambiar y en cómo sentaría a Catherine y le hablaría paso a paso de las áreas de mejora necesarias.

Por fin Mike estaba decidido y dispuesto a ponerse manos a la obra. Sin embargo, cuando volvió a casa y se encontró con un hogar vacío y una nota de Catherine, supo que era demasiado tarde. A Mike se le llenaron los ojos de lágrimas al leer la nota:

"Mike, he intentado ser paciente contigo, pero me temo que ya no puedo hacerlo. El ejemplo que das a nuestro hijo no es lo que yo quiero para él. Quería que lo criara el hombre fuerte, cariñoso y ambicioso con el que me casé. Por desgracia, tú ya no eres ese hombre. Y como él es el hombre al que elegí entregar mi corazón y mi confianza, yo ya no tengo cabida aquí, ni Andy tampoco. Lo siento".

Mike estaba absolutamente destrozado. Y por mucho que estuviera enfadado con Catherine por abandonarle y quitarle a su hijo, sabía que ella tenía razón.

La marcha de Catherine fue una llamada de atención muy necesaria para Mike. Y mientras él estaba sentado en el suelo llorando, leyendo la nota una y otra vez, Catherine y Andy ya estaban a medio camino de cruzar el país rumbo a casa de los padres de ella.

Pasó un año, y Catherine y Andy se instalaron de nuevo en la ciudad natal de ella, con sus padres. Catherine era ama de casa en su matrimonio, pero ahora tenía un trabajo.

Un día, Catherine recibió una llamada alarmante de Mary, la madre de Mike. Mary y Catherine hablaban a menudo. A veces Mary suplicaba a Catherine que arreglara las cosas con Mike, pero también compartían su propia relación y el amor que sentían la una por la otra.

"Hola, Catherine. Se trata de Mike", dijo Mary con una clara tristeza en la voz.

"Hola, Mary. Si vas a intentar convencerme de que arreglemos las cosas, creo que es una conversación que deberías tener con él. Lo sé..." Catherine empezó antes de que una desconsolada Mary interviniera.

"No, no es eso. Mike... Mike ya no está con nosotros, Catherine. Ha fallecido esta mañana", dijo Mary, esforzándose por reunir las palabras.

"¡No! No... Es decir, no puede... No puede haberse ido", dijo Catherine tartamudeando, con la voz quebrada por las lágrimas.

"Dejó algo para ti y para Andy. ¿Crees que podríamos vernos mañana?", preguntó Mary.

"Sí, claro. Lo que necesites", dijo Catherine.

Aquel día, Catherine y Andy condujeron en silencio hasta casa de Mary. Catherine le había dado la noticia a su hijo aquel día, y ambos tenían el corazón roto.

"Dijo que quería volver a ser el hombre del que te enamoraste. El hijo que yo crié para que fuera".

Tanto Catherine como Andy apenas durmieron la noche anterior. Catherine no dejaba de preguntarse qué les habría dejado Mike. Apenas tenía nada a su nombre cuando estaban juntos.

Mary, Catherine y Andy compartieron un momento tomando el té, hablando de sus tiempos con Mike. Cuando terminaron, Mary se refirió al asunto que los había reunido. Sacó un documento que mostraba a Catherine los cien mil dólares que Mike le había dejado.

"¿Cien mil dólares? ¿Pero cómo? Mike apenas tenía mil cuando estábamos juntos", preguntó Mary, perpleja.

"Sí, es cierto. Perderlos a los dos le pasó factura. Los primeros meses después de que se fueran, seguía con sus viejas costumbres, trasnochando con sus amigos y demás. Pero...". Mary hizo una pausa dramática, reflexionando sobre sus palabras o simplemente recordando a su hijo.

"¿Pero?", preguntó Catherine con curiosidad.

"Pero, entonces cambió. Empezó a trabajar cantidades absurdas de horas e incluso ascendió en poco tiempo. Esperaba construirles una casa de la que pudiera sentirse orgulloso y ganarse su perdón. Dijo que quería volver a ser el hombre del que te enamoraste. El hijo que yo crié para que fuera" -concluyó Mary con una chispa de esperanza en los ojos.

En ese momento, todos se sentaron a la mesa llorando mientras Mary lo explicaba todo. Catherine miró una foto de un Mike más joven y se le encogió el corazón.

"Realmente cambió, ¿verdad? Y yo no le daba ni la hora", confesó Catherine, llorando más fuerte a medida que la culpa empezaba a dominarla. Pero Mary cogió cariñosamente sus manos y las de Andy para consolarlos.

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"¡No! No te hagas eso, Catherine. Mi hijo cambió gracias a ti. Por ustedes dos. Hiciste que quisiera esforzarse por ser lo mejor de sí mismo. Y por eso debo darte las gracias, Catherine. Me devolviste a mi hijo. Pude ver al hombre que siempre había rezado que llegaría a ser. Gracias a ti y a Dios por ello", dijo Mary entre lágrimas.

"Gracias por tus amables palabras, Mary", dijo Catherine, sintiéndose más tranquila.

"No, gracias a ti. Aunque pagamos un precio muy alto por ello, estoy orgullosa del hombre que resultó ser mi hijo. Ahora, este dinero debería poder ayudarte en lo que necesites" -concluyó Mary.

Catherine seguía consternada por lo que Mary le había dicho. Cuando llegó a casa, estaba histérica. Se odiaba a sí misma y se culpaba de todo lo que había ocurrido.

Aquel día hizo un voto a Dios, diciendo que mantendría sus votos a su marido mientras viviera. Decidió que honraría su memoria manteniendo sus votos matrimoniales incluso después de su muerte. No tocó ni un céntimo del dinero, y todo se destinó a la educación y el futuro de Andy.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• A veces tenemos que ser pacientes con la gente. Catherine había renunciado a creer que Mike pudiera ser la persona que ella y Mary querían que fuera. Sin embargo, si hubiera sido un poco menos precipitada y más paciente con él, quizá habría podido pasar más tiempo con esa versión de Mike.
• A veces necesitamos que nos saquen de nuestra zona de confort para ver realmente nuestras capacidades. Aunque se puede argumentar que Catherine tomó una decisión precipitada, su decisión presionó a Mike y le obligó a salir de la zona de confort que le impedía ser su mejor yo.

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