De modelo a primera dama de los Estados Unidos: La impresionante transformación de Melania Trump en fotos

Desde sus humildes comienzos en Eslovenia hasta adornar vallas publicitarias en Times Square, Melania Trump se labró un camino que pocos habrían imaginado. Explora su evolución a través de impresionantes fotos que captan su transformación a lo largo de los años.

La historia de Melania comenzó en Novo Mesto, Eslovenia, una pequeña ciudad de la antigua Yugoslavia. Nació el 26 de abril de 1970, hija de Viktor y Amalija Knavs, y creció en un hogar modesto.

Como Melanija Knavs, mostró un temprano interés por la moda y la creatividad, lo que la llevó a estudiar diseño. Sin embargo, sus aspiraciones se desviaron rápidamente hacia el modelaje, una carrera que la llevaría mucho más allá de las fronteras de su país natal.

Se labró una prometedora carrera como modelo en Europa, apareciendo en revistas y anuncios. Pero a pesar de su éxito, anhelaba un escenario mayor. En 1996, tomó una decisión que le cambió la vida: trasladarse a Nueva York para impulsar su carrera, un salto audaz que requeriría valor y resistencia.

Dejar Europa no fue fácil para Melania. En su autobiografía, reflexionó sobre la emotiva despedida con su familia: "La distancia entre Estados Unidos y Europa parecía inmensa, y a mi familia y a mí estas despedidas nos habían resultado especialmente difíciles".

Sentía una mezcla de euforia y temor, sabiendo que este viaje no se parecía a nada que hubiera experimentado antes. "Esto era América... ¡Nueva York! Un mundo totalmente distinto", detalla en su autobiografía.

El traslado era una apuesta arriesgada. A los 26 años, Melania ya era mayor que muchas aspirantes a modelo que intentaban abrirse paso en uno de los sectores más competitivos de Manhattan.

Su nuevo hogar, un pequeño piso compartido cerca de Gramercy Park, tenía poco más que un futón detrás de una pared de espuma de poliestireno. Pero la determinación de Melania era inquebrantable.

Nueva York en la década de 1990 era el epítome del glamour y el exceso, definido por supermodelos como Kate Moss y Naomi Campbell. Melania se labró una sólida carrera gracias a una combinación de trabajo duro y adaptabilidad.

Consiguió varias oportunidades de alto perfil, incluido uno de sus logros más notables en 1997: una campaña publicitaria de Camel Lights, en la que su imagen apareció en un cartel publicitario de Times Square, consolidando su presencia en la escena de la moda de la ciudad.

Melania también adoptó la cultura atrevida y provocativa de la época, posando desnuda con otra modelo para la revista masculina francesa Max.

Durante todo este periodo, su estilo fue llamativo y versátil, mezclando la sensual sofisticación de la moda europea con la extravagancia del mundo del modelaje neoyorquino.

Irene Marie, una representante que trabajó con ella, señaló: "Yo no diría que llegó a la altura de una supermodelo. No era la modelo más cara, pero era una modelo de alto nivel".

A finales de los noventa, Melania había pasado de ser una chica de pueblo en Eslovenia a una figura reconocida en la escena social y de la moda de Nueva York. Sin embargo, su ascenso en el mundo del modelaje fue sólo el principio de una historia vital que pronto daría un giro inesperado.

De conocer a Donald y convertirse en primera dama

En 1998, en una vibrante noche durante la Semana de la Moda de Nueva York, la vida de Melania dio un giro inesperado cuando se cruzó en su camino con Donald Trump.

Ambos se conocieron en el Kit Kat Club, un lugar repleto de editores, diseñadores y otras figuras destacadas. Melania recordó el momento en su autobiografía, describiendo el animado ambiente lleno de música, baile y animadas conversaciones.

Cuando Donald se acercó a su mesa, se presentó con confianza. Aunque Melania reconoció su nombre, admitió saber poco de él aparte de su reputación como hombre de negocios.

Aunque Donald iba acompañado de una cita, parecía cautivado por Melania. Cuando acabó pidiéndole su número, ella se mantuvo firme diciendo: "No te voy a dar mi número; dame el tuyo y te llamaré".

Su decisión de poner límites dejó una impresión duradera en Donald, y ambos empezaron a verse poco después. Su relación se profundizó con el tiempo, y Melania describió sus primeras interacciones con Donald como refrescantes.

A sus 28 años, la autenticidad, la ética laboral y las ganas de vivir de Donald le parecieron contagiosas e inspiradoras. A pesar de ser mayor que ella, la hizo sentirse a gusto. Melania recordaba con cariño su química: "Nuestra conexión parecía natural, como si nuestras almas se conocieran desde hacía mucho tiempo."

El 22 de enero de 2005, Melania y Donald consolidaron su vínculo en una fastuosa ceremonia nupcial en la Iglesia de Bethesda-by-the-Sea de Palm Beach, Florida. Un año después, la pareja dio la bienvenida a su hijo Barron, añadiendo un nuevo capítulo a su vida familiar.

Cuando Donald fue elegido presidente en 2016, la vida de Melania volvió a transformarse. Como primera dama, adoptó un vestuario que reflejaba su elevado papel, mezclando la elegancia atemporal con sus influencias de la moda europea.

Desde abrigos a medida hasta colores atrevidos y siluetas estructuradas, tomó decisiones deliberadas que equilibraban diplomacia y estilo personal. Además de la moda, su defensa como primera dama se centró en el bienestar de los niños.

En 2018, lanzó la iniciativa BE BEST, una campaña centrada en promover la amabilidad, la vida sana y el respeto. En 2024, la exitosa reelección de Donald Trump devolvió a Melania Trump al papel de primera dama.

Su regreso supuso una continuación de su presencia discreta pero impactante en la escena mundial. Su trayectoria, de joven modelo eslovena a figura destacada de la historia de Estados Unidos, ha sido extraordinaria, y se ha narrado maravillosamente a través de su sentido evolutivo del estilo.