La madre dio a luz a un bebé muerto. Su historia impactó a millones de personas
Esta mujer de 33 años esperaba con ansias la llegada de su pequeño bebé. Sin embargo, su más grande ilusión se convirtió en tragedia.
El embarazo de Sarah Jade iba bien al principio pero conforme avanzaron las semanas, ella notó que algo no andaba bien en su vientre.
Según reportó Soy Carmín, el bebé falleció en el útero de la madre después de tener graves complicaciones que le impidieron el desarrollo normal de su cerebro.
Ocurrió en Melbourne, Australia, y ella junto a su esposo Tim decidieron inmortalizar el momento con unas fotografías tomadas entre el parto y el funeral del recién nacido.
La fotógrafa Lacey Barratt fue la encargada de tomar las desgarradoras imágenes.
Sarah, que tiene un hijo de tres años, Arthur, alega que las fotografías la han ayudado a sí misma y a Tim a curar, al tiempo que preservan la memoria de su hijo.
"Quería un nacimiento hermoso. Pero cuando supimos cuál sería el resultado, aún quería capturar esos momentos", dijo ella a Daily Mail.
Agregó que ese momento ha sido uno de los más complicados para la pareja, pues la pérdida de un hijo es uno de los dolores más grandes que una persona puede experimentar.
"Fue traumático. La peor parte fue que estaba pujando tanto y Aksel estaba a medio camino, pero luego volvió a meterse y tuve que pujar de nuevo".
Al momento de dar a luz, ella ya estaba consciente de que su bebé venía sin vida. Confesó que fue tan complicada la situación que llegó a pensar que prefería mantenerlo en su vientre.
"Simplemente rompí a llorar en ese momento. Era como si mi cuerpo quisiera empujar pero mi corazón quería mantenerlo dentro de mí", dijo.
Una vez que su bebé salió, ella no pudo contenerse y lo primero que hizo fue abrazarlo fuertemente a pesar de que el pequeño estaba muerto.
"Llegar a abrazarlo después de que él salió fue una sensación increíble. Realmente nos ayudó a todos poder verlo y abrazarlo. Solo quería sumergirme en esos momentos con Aksel y abrazarlo para siempre".
Sarah dijo que nunca había experimentado esa cantidad de emociones diferentes al mismo tiempo. "Pensé que iba a explotar", dijo.
Sus peores temores se confirmaron cuando a su hijo le diagnosticaron una anormalidad cerebral llamada polimicrogiria, cuando el pequeño estaba en el vientre.
Esta anormalidad era tan grave que no podría haber sobrevivido ni tener una calidad de vida fuera del útero.
A las 33 semanas, el corazón de Aksel dejó de latir y Sarah se puso de parto. Dio a luz a su hijo muerto a la mañana siguiente.
"Estábamos desconsolados. Fue absolutamente devastador. Era tan difícil tener este sueño de otro niño completamente arrancado", confesó.
A pesar de todo, la madre quería que el nacimiento de Aksel fuera especial y dijo estar agradecida de tener las fotografías para honrar los momentos preciosos con él.
"Nunca lamentaré que se hayan tomado estas fotografías. Es algo que podremos conservar para siempre", dijo Sarah.