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Maritza Rodríguez se despidió de la religión católica. Aquí está el motivo

La actriz colombiana decidió dejar atrás su pasado y catolicismo para adoptar la religión judía ortodoxa moderna y un nuevo nombre: Sarah Mintz.

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Durante la intensa promoción de la novela Silvana sin lana, Maritza Rodríguez, de 42 años, cerró los ojos y respiró profundamente un día de verano del 2016, informó People en Español.

Entonces la actriz se hizo una pregunta: “¿Qué es lo que estoy haciendo con mi vida?”. Luego abandonó el salón del lujoso hotel St. Regis de Houston, el cual se encontraba desbordado de periodistas y fotógrafos.

Maritza dijo que “sentí un rayo de luz diciendo: ¿Qué hacen tus hijos solos?". Desde ese día, la actriz colombiana decidió que su vida y la de su familia deberían de ser su prioridad.

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Debido a esto, decidió dejar atrás su pasado y catolicismo para adoptar la religión judía ortodoxa moderna y un nuevo nombre: Sarah Mintz. Su transformación fue un proceso que tomó varios años de estudio y aprendizaje.

Recientemente sus fans fueron testigos de dicha transformación. Aún tiene en vilo a su público, sus seguidores en las redes sociales e incluso a antiguos compañeros de trabajo.

La exmodelo manifestó lo siguiente al respecto:

“[Mucha gente piensa:] ‘Eso suena ridículo. ¡Qué tontería, la religión vuelve loca a la gente!’. Pero hay un concepto más profundo”.

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La colombiana tiene 23 telenovelas en su haber, como ‘La casa de al lado’ y ‘Marido en alquiler’, pero dijo adiós a dos décadas de trabajo frente a las cámaras y hoy es un ama de casa en el lujoso barrio de Polanco, en Ciudad de México.

Allí se dedica de lleno a su esposo Joshua Mintz, de 52 años, sus dos hijos Akiva y Yehuda Mintz de 4, y a Dios.

“Podría continuar actuando, pero me quiero ir a otro nivel”, dijo Mintz quien se cambió el nombre gracias a un llamado divino, y que ahora no puede ser tocada por ningún hombre que no sea su marido ni tampoco puede mostrar sus pies.

“Los hijos no son tuyos…son de Dios; yo soy un vehículo. El mundo necesita luz y si puedo traer unos hijos con una conciencia muy grande, voy a hacer partícipe del cambio”.

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