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Gritar a los niños puede tener graves consecuencias. Aquí hay 7 razones para dejar de hacerlo

Usar gritos para la crianza de nuestros hijos no nos llevará a nada como padres. A continuación, enumeramos y detallamos las causas de esta afirmación y de qué manera se debe reemplazar esta conducta.

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A todos nos ha sucedido que, por alguna razón, hemos perdido el control ante un mal comportamiento de nuestros hijos. Ante esto, la primera reacción es gritarles. Sin embargo, no es la mejor opción para criar buenos hijos; a continuación veremos por qué.

La cuestión es que somos humanos e imperfectos; producto de estas reacciones, muchas veces caemos en desequilibrios emocionales. Por ende, nos equivocamos y llegamos incluso a cometer errores como padres.

En algunos casos, se llega a consecuencias no deseadas por nadie. Es posible que los constantes gritos sean producto de una mala educación recibida por los mismos padres o, en algunos casos, porque esa fue la manera en que fueron criados.

Imagen tomada de: Pixabay

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¿Se puede criar buenos hijos con gritos?

La respuesta es no. Hay casos en los que los padres no tienen ningún tipo de reparo al gritar a sus hijos. Muchos lo hacen en sitios públicos, sin importarles las consecuencias que esto pueda ocasionar a los menores.

Es posible que los gritos de los padres hacia sus hijos se deban a un mal momento que hayan tenido en el día. O quizá, lamentablemente, porque es el sistema de crianza que implementan con sus hijos.

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A veces son heredados de nuestros padres, ya que fue su manera de educarnos. Ellos actuaron con mano dura contra los padres de hoy en su infancia y es algo que los marcó para el resto de sus vidas. Esta frustración, luego, se traslada a los pequeños.

Consecuencias sobre los niños reprimidos con gritos

Actualmente, los profesionales indican que no hace falta llegar al extremo de los gritos para ejercer autoridad sobre los hijos.

Pedagogos y psicólogos coinciden en que, para que un niño tenga un comportamiento adecuado, no es necesario humillar, ofenderlo, gritarle y mucho menos emplear violencia.

Estas son las consecuencias de gritarles a los pequeños:

Hace que ellos se acostumbren. Llegará un momento en que el habito no tendrá ningún efecto. Así, el padre pasará de la autoridad al dogmatismo.

Los constantes gritos conllevarán al niño a que pierda su autoestima. No se sentirá querido por sus padres; lo que se puede lograr con estos métodos anticuados es que se convierta en un rebelde y los desafíe permanentemente.

Fuente: Pixabay

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Generalmente, los hijos son el reflejo de sus padres. Una conducta agresiva tendrá un impacto sobre ellos y lo más seguro es que la adopten cuando crezcan.

El niño crecerá con un estrés de tal magnitud que se verá afectado en su desarrollo.

Razones para dejar de gritar a nuestros hijos

Tanta gritería convierte a nuestros hijos en sordos. Es decir, todo lo que queramos decirles o transmitirles usando gritos será inútil. Ellos estarán predispuestos y todo mensaje será automáticamente desechado.

Jamás te escucharán con atención y mucho menos tendrán ganas de aprender de tus consejos. Solo se logran mejoras con lecciones que sean interactivas para él.

Nosotros somos el ejemplo para nuestros hijos. Su comportamiento variará de acuerdo a nuestro proceder. Si le gritamos porque perdimos el control, le estamos enseñando a gestionar la ira y la rabia mediante agresividades.

Gritar a los hijos hará que ellos sientan miedo y, después, impotencia y rabia. Esto lo generamos quizá de manera inconsciente al buscar que, por medio de gritos, ellos obedezcan.

Esta es no es la forma correcta de educar. Sabemos que el respeto se gana respetando. La obediencia se gana con paciencia; los aprendizajes necesitan tiempo y esfuerzo.

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Recomendaciones

La recomendación lógica y veraz es que te detengas a pensar sobre tu costumbre de gritar. Para criar buenos hijos hay que cambiar la actitud y escoger otro camino; las experiencias te demostrarán cuál es el mejor método y el más efectivo para educar a nuestros hijos.

El consejo más saludable para criar buenos hijos es dejar de gritarles. Cuando estemos enfadados por algo sobre lo que ellos no tienen la culpa, tenemos que tener autocontrol. Debemos erradicar los gritos de nuestra forma de reaccionar.

Ejercer control para dejar de gritar no es tarea fácil. Dominar nuestras emociones; especialmente la ira y la rabia al notar desobediencia en nuestros hijos, será todo un reto.

Tenemos que aprender a frenarnos cuando estemos gritando. Es cuestión de analizarnos y aprender a controlarnos cuando comience un proceso de enojo.

Si nos lo proponemos, seguro que lo lograremos. Para criar buenos hijos es menester ejercer un buen dominio sobre nosotros mismos.

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