La exnovia del príncipe Harry reveló su mayor preocupación al asistir a la boda real
Muy pocos invitarían a un ex a su boda, pero el príncipe Harry sorprendió a todos haciéndolo.
Cressida Bonas fue una de las pocas afortunadas que recibió una invitación para la Boda Real el 19 de mayo de 2018. Bonas, de 29 años, fue invitada por el Príncipe Harry, ya que ella tuvo un lugar muy especial en su vida, informó People.
La rubia salió con Harry, de 33 años, durante dos años después de que la Princesa Eugenie, hija de su tío, el Príncipe Andrés, se la presentara. La relación terminó en 2014, pero siguieron siendo amigos.
Bonas confesó que su mayor preocupación por asistir a la boda era tener que usar un sombrero. El protocolo exige que todas las invitadas usen sombreros, y Bonas se enfrentó a la desalentadora posibilidad de encontrar el sombrero adecuado para personalizar su atuendo.
"Opté por un número mínimo de plumas, y solo puedo esperar haber acertado", dijo. El príncipe Harry también invitó a otra exnovia, Chelsy Davy, con quien salió de 2004 a 2011.
Davy dijo que ella y Harry seguían en contacto, y que siempre serían buenos amigos.
El príncipe Guillermo también había invitado a sus exnovias a su boda: Rose Farquhar, Olivia Hunt, Arabella Musgrave, Isabella Anstruther-Gough-Calthorpe y Jecca Craig. Casualmente, Calthorp es la media hermana de Bonas.
Cressida Curzon Bonas era una de las favoritas para ser la próxima novia real en el momento en que estaba saliendo con el Príncipe Harry.
La actriz y modelo inglesa es la hija menor de Lady Mary-Gaye Curzon y el empresario Jeffrey Bonas. Ella es una nieta de Edward Curzon, 6° Earl Howe, y tenía todas las credenciales aristocráticas adecuadas.
En julio de 2016, el príncipe Harry fue presentado a la actriz estadounidense Meghan Markle por una amiga en común que los organizó en una cita a ciegas.
Una segunda cita siguió rápidamente a la primera, y solo unas semanas más tarde los dos fueron juntos a Botswana para una escapada romántica.
En 2017, la relación se hizo pública, y el Palacio de Kensington anunció el compromiso, y se fijó la fecha para la que sería la boda más mediática de la década.