Desgarradora historia de padre que tuvo elegir entre hijo e hija enfermos
El padre, Antony, tuvo que escoger a cuál de sus hijos salvar cuando ambos necesitaban trasplantes de riñón.
Según reporta el diario británico Mirror, Antony Levin, un padre oriundo del Reino Unido, se enfrentó recientemente al peor dilema que puede tener un padre. Tuvo que decidir a cuál de sus dos hijos salvar, luego de que su hija Jade y su hijo Keegan ambos necesitaran trasplantes de riñón.
El gerente de hotel de 47 años de edad, oriundo de Reading, podía salvar una de sus vidas, pero no las dos. Jade colapsó por primera vez a los 3 años de edad, y una visita al hospital reveló que se trataba de una enfermedad de riñones degenerativa. Fue un terrible impacto, pero las cosas empeoraron poco después.
Imagen tomada de: Youtube/Facts Box
Un año más tarde, su hermano Keegan recibió el mismo diagnóstico. Se trata de una enfermedad genética y progresiva. Cada hijo es afectado con mayor severidad que los anteriores.
De sus hijos, Jesse, de 16, no tenía el desorden, mientras que Keegan, dos años menor, lo tenía pero no mostró síntomas hasta que Jade ya estaba enferma. Jade, la tercera, fue la más afectada y la que primero mostró síntomas. Los doctores dijeron que un cuarto hijo no sobreviviría.
"Si lo están pensando, no lo hagan", fue el consejo. Si la pareja hubiese contraído matrimonio con otras personas, sus hijos probablemente no tendría la enfermedad. Es la combinación de sus genes lo que creó la mutación genética. Jade y Keegan deben chequear sus niveles de creatinina desde pequeños.
Los riñones filtran impurezas. Normalmente, tenemos entre 0 y 30 puntos de toxinas en la sangre. Jade tenía 700 puntos. Los primeros años debió ser medicada y tener una estricta dieta. Al principio debía evitar muchas cosas que los niños aman, como los dulces y tortas.
Pero hacia el final ni siquiera podían hacer que comiera eso. Su cuerpo lo rechazaba.
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Para agosto de 2010, Jade se sometía a diálisis tres veces por semana. Tenía una vía en el pecho, no podía bañarse bien, nadar ni hacer actividades físicas. Siempre supieron que algún día necesitaría un trasplante, y esperaban ser compatibles. Pero 2 hijos necesitaban riñones, y sóllo 1 padre era compatible.
No sabía quién lo necesitaría primero. Pero al final fue Jade quien empeoró más rápido. "Estaba tan cansada, como un carro con gasolina mala", cuenta su padre. Vicky, la madre, luchaba para lidiar con todo. Pero cuando supieron que el padre era 100% compatible con Jade, comenzaron el proceso de cuatro meses.
"Cuando estaba casi listo, detectaron altos niveles de hepatitis en mi sangre de cuando viví en África", cuenta el hombre. Jade podría infectarse. Pero corrieron el riesgo. El 4 de enero, fueron a comer pizza antes de ser ingresados al hospital para la operación.
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Para mediodía del 6 de enero, Antony estaba en pabellón siendo operado. Es un proceso riesgoso, nunca se sabe si funcionará, y el recipiente necesitará drogas para no rechazar el órgano el resto de su vida. Pero el riñón de Antony comenzó a funcionar casi de inmediato, mientras Jade seguía siendo operada.
Sus niveles de creatinina pasaron de 700 a 200 en un día. A los pocos días descendieron a 50. Jade se despertó antes de Antony, quien tuvo una mala reacción a la anestesia y estuvo 12 horas inconsciente.
Vicky acompañó a Jade ese tiempo. 3 meses después, Jade ya iba a la escuela, y no ha dejado de hacerlo desde entonces. A 17 meses de los eventos, está llena de energía, como cualquier pequeña de 11 años. Debería ser un gran momento, pero es agridulce. Keegan ahora está empeorando, pronto necesitará diálisis.
Ya no juega al fútbol porque cada partido le toma 36 horas de descanso para recuperarse. Antony teme que Keegan se pregunte porqué escogió a Jade y no a él. "Ha sido muy duro para la familia", cuenta el padre. La familia espera un milagro, y que algún donante aparezca a tiempo para salvar a Keegan.