Un trozo de un tampón casi mata a una mujer, causándole un shock tóxico
Una mujer ha revelado cómo fue su lucha por vivir, tras desarrollar un shock tóxico causado por un pequeño trozo del forro de un tampón.
Amanda Stanley, de 37 años y oriunda de North Shore, Massachusetts, se despertó con fiebre y síntomas de gripe tras una semana usando tampones.
La fotógrafa y madre de dos rápidamente hizo una cita para ver a un médico, quien tomó la decisión de ingresarla para realizarle análisis de sangre, ya que sospechaba de la enfermedad de Lyme.
Pruebas posteriores revelaron que Amanda estaba luchando contra una infección por estreptococo A, pero los médicos todavía estaban desconcertados por lo que lo había causado.
Pero cuando la paciente fue al baño y vio un fragmento de tampón en el papel higiénico, pensó que esa podía ser la razón detrás de sus síntomas.
Finalmente y gracias a su hallazgo, fue diagnosticada con el síndrome de shock tóxico, mismo que según los especialistas, pudo haber tenido un desenlace fatal tan solo 24 horas después, de no haber recibido atención médica.
Al explicar sus síntomas iníciales, Amanda reveló que sus problemas comenzaron a principios de este mes, cuando se despertó agotada y con fiebre.
En un post de Facebook, Stanley contó que despertó con el malestar por lo que llamó a su ginecólogo le explicó sus síntomas y concretó una cita para ser atendida.
Aproximadamente a las 2:00 p.m. Amanda llamó a su madre y le pidió que la llevara a la cita, ya que estaba demasiado enferma para conducir.
Al llegar a su cita, los médicos descubrieron que su temperatura era de 40° C, y allí fue cuando comenzó a asustarse.
Los análisis iníciales de sangre indicaron que mis glóbulos blancos estaban levemente bajos, comentó la mujer.
"Los médicos pensaron que tal vez estaba sufriendo de la enfermedad de Lyme, que es causada por una bacteria propagada por garrapatas, ya que es bastante común donde vivo".
Con una espera de 24 horas antes de que los resultados de la prueba inicial estuvieran listos y 48 horas más para obtener los resultados completos, Amanda recibió medicamentos para reducir su temperatura.
Pero cuando sus análisis de sangre revelaron que estaba luchando contra una infección por estreptococo A, los doctores se desconcertaron, reseña el Daily Mail.
Amanda explicó: “Estaban preocupados por lo que era y si había potencial para un brote. Me alegré de que supieran lo que era la bacteria, pero todavía no sabíamos cómo había terminado en mi torrente sanguíneo".
Pero, más tarde ese día, cuando Amanda descubrió que parte del tampón había quedado atrapado dentro de ella, el origen de su infección se hizo evidente.
"Fui al baño y cuando miré el papel higiénico en mi mano, me di cuenta de que había algo ahí. Cuando lo levanté, me percaté que era un poco de gasa. Noté que era una parte de un tampón”.
“Volví a mi cama, miré un tampón limpio en mi bolso y me di cuenta de que era el forro que mantenía unido el algodón. Debe haberse roto y atascado, y yo no tenía idea de cuánto tiempo había estado dentro de mí”.
Después de mostrarlo a sus médicos, Amanda fue diagnosticada con síndrome de shock tóxico, una condición causada por bacterias que entran al cuerpo y liberan toxinas dañinas, que pueden ser fatales.
Stanley expresó: “Me siento realmente afortunada. Tuve la suerte de llegar al hospital a tiempo. Mi médico dijo que si hubiese llegado 12 horas después, habría terminado en terapia intensiva y si hubiera esperado 24 horas, podría haber muerto”.
"También tuve la suerte de ver el tampón, lo que significó poder encontrar el origen de la infección y establecer el tratamiento”.
Con el diagnóstico correcto, Amanda pudo recibir antibióticos para detener la propagación de la infección y al día siguiente, fue dada de alta del hospital.
“Ahora sé que esto le puede pasar a cualquiera. Nunca pensé en la posibilidad de que todavía quedara un poquito de tampón allí. Tuve dos exámenes ginecológicos y nadie lo notó, porque era muy pequeño”, afirmó.
“Ahora quiero que otras personas conozcan los síntomas, porque cuanto antes recibas tratamiento, mejor. Aunque nunca volveré a usar tampones, no creo que valga la pena arriesgarse”, finalizó.